Ciclovía protege los bosques de Tlalpan

La Ciclovía Rural, que atraviesa el suelo de conservación de la alcaldía de Tlalpan, sirve para proteger el medioambiente, porque evita los cambios de uso de suelo y el personal que la atiende sigue con la reforestación de sus bosques, planteó Luis Fernando Reyes Torres, jefe de Unidad Departamental de esa ciclopista.

El Sol de México recorrió parte de ese camino para ciclistas y peatones, donde hay miradores para que puedan disfrutar de una vista de la Ciudad de México y escuchen el cantar de los pájaros.

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Esa ciclopista cumplirá el próximo año dos décadas desde que entró en servicio. La administración actual la remodeló en 2020 con una inversión de un millón 385 mil pesos aproximadamente.

La Ciclovía Rural es la única en su tipo que existe en la Ciudad de México y según lo expresado en una entrevista con el funcionario de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) no hay planes para construir otras en alcaldías con suelo de conservación, como Xochimilco, Tláhuac, Cuajimalpa y Magdalena Contreras.

El punto de partida es el Ejido de San Andrés Totoltepec y desde ahí el ciclista o el corredor disfruta de un paisaje lleno de bosques, recorren los cascos urbanos de los pueblos del Ajusco y tierras de cultivo hasta llegar a la última de las ocho estaciones, llamada La Cima.

La ciclovía la tendieron sobre lo que fue la vía del ferrocarril México-Cuernavaca, su afluencia es de siete mil personas en un día entre semana, pero los sábados y domingos llegan a pasear por ella hasta 14 mil personas.

“De que es turística, es turística, también es recreación, es también para hacer deporte y la ciclovía también sirve para interconectar a las comunidades, o sea, mucha gente la ocupa para ir a trabajar a algunos lados o entre los mismos pueblos y mucha gente la ocupa, para ir a recoger a sus hijos a la escuela, es más seguro para ellos caminar por la ciclovía”, explicó Reyes Torres.

Y es que a lo largo del camino hay ocho estaciones, entre ellas las que están en las comunidades de San Miguel y Santo Tomás Ajusco, Topilejo, los ejidos de San Andrés Totoltepec, Magdalena Petlacalco, Xicalco y Parres, también hay un lugar llamado el Sifón y llega a escasos seis kilómetros de los límites con el Estado de Morelos.

¿Qué tan segura es para los visitantes, porque la ciclovía atraviesa parajes solitarios?

"Hay gente trabajando, tenemos gente que se dedica a darle mantenimiento a la ciclovía, tenemos un total de 208 personas a lo largo de los 28.9 kilómetros, están distribuidos en tramos; claro, no podemos estar en todos los trechos y desafortunadamente, como en todo, tenemos incidentes, pero no es lo común".

Hay patrullajes ocasionales de policías capitalinos y la Guardia Nacional vigila en las zonas más altas, aquellas ubicadas en el Ejido Parres y la estación La Cima.

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Un verdadero tesoro

El personal de la Corenadr ofrece todas las facilidades a las personas que quieren recorrer el lugar, por ejemplo, la renta de las bicicletas por 30 pesos la hora, previo depósito de una identificación oficial.

Para promocionarla, el jefe de la unidad departamental de la ciclopista informó que hacen eventos, rodadas; las celebraciones más recientes fueron por el Día de la Madre, que le llamaron “la bicimami” y el Día del Padre, al que nombraron “el bicipapi” y el año pasado hicieron recorridos por el Día Internacional de la Bicicleta, el décimo octavo aniversario de la Ciclovía Rural y por supuesto por el Día de Muertos.

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La recomendación para los ciclistas que quieran rodar por todo el camino es tener buena condición física, porque el tramo conocido como El Sifón es de los más empinados y el trayecto de mayor complicación es el de las estaciones de los ejidos de Topilejo y Parres. “Estamos hablando de más altura sobre el nivel de mar, estamos hablando de más de tres mil metros y tanto”.

Otros de sus atractivos, y que están en uno de los primeros tramos, son una colección de rocas labradas con diferentes figuras de deidades aztecas, animales, hombres y mujeres.

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