Los miembros que tocan cada uno de los instrumentos que componen la Banda de Guerra de la Policía Auxiliar (PA) de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México pueden provocar que la piel se enchine y al mismo tiempo es motivo de orgullo, dignidad y amor para quienes la integran.
El sinónimo de compañerismo es lo primordial porque siempre deben tocar juntos, pero lo que hace la diferencia en cada uno es la entrega y lealtad de cada uno de los elementos de la PA.
Con “la disciplina se alcanza el éxito, sin la disciplina no hay nada”, expresó el fundador, primer oficial 500226 y comandante de esta agrupación, Jorge Ángel Chacotenco Barrajas.
Platicó que los integrantes realizan diariamente alrededor de tres horas de ensayo en cada instrumento para aprender de forma completa y demostró el nivel con el que cuentan en cada una de las ceremonias de entrega de patrullas en las 16 alcaldías.
A la banda se le puede observar en la entrega de los reconocimientos a los policías que pierden la vida en el cumplimiento de su deber y a los policías que se les reconoce el trabajo por actos relevantes contra la delincuencia.
Además, acuden a las escuelas primarias, secundarias, preparatorias, y a la entrega de doctorado honoris causa en el Instituto Americano de Líderes de Excelencia, Academia Mexicana de Derecho Internacional, así como en Palacio de Bellas Artes y en el Museo de la Ciudad.
Cada uno de los elementos que integran la banda de guerra atiende una invitación en el Instituto de Educación Superior, pues llegan y causan alta para policías, pero cuando tienen la noción de pertenecer a la banda y cuando hay la posibilidad se incorporan.
“Uno los enseña a que vayan teniendo ese amor a la camiseta, a la placa, al uniforme, y ellos mismos para ser dignos representativos de la corporación”, dijo, el comandante.
Así lo demostró el suboficial 500351, Yamileth Cortez, quien apenas tiene alrededor de ocho meses y reconoció que ha sido la mejor experiencia desde que entró, porque es una banda honorable, respetable con calidad y cantidad, “siempre damos lo mejor de nosotros, y es un orgullo pertenecer”.
“Desde que estaba chica me llamó mucho la atención estar en una banda de guerra y cuando entré a la policía tuve el gusto de conocer al comandante Chacoteco y abrió la invitación para todos mis compañeros de la generación 33/2019 y me animé a estar aquí”, recordó.
Indicó que lo primero que hizo fue hablar con honestidad y empezar de cero, pues no sabía tocar ningún instrumento de una banda de guerra, actualmente toca la caja que comúnmente se le conoce como tambor.