/ jueves 20 de octubre de 2022

Norma para incentivar proyectos de vivienda social en CDMX no es rentable, señalan expertos

El arquitecto Ángel Flores dice que no es funcional en la capital debido al alto costo del suelo

A pesar de que existen las condiciones de mercado para que un inversionista inmobiliario participe en la edificación y venta económica en la Ciudad de México, no es rentable participar en un proyecto de vivienda social en el marco de la norma 26.

La finalidad de la Norma 26 es principalmente el impulso de la vivienda de interés social y popular de una manera sustentable. Esta norma otorga a los constructores ciertos incentivos y ventajas para gestionar sus proyectos.

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El 2 de septiembre de 2021 se publicó la reforma a esta norma que sólo puede ser aplicada a desarrollos inmobiliarios generados por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de México y Servicios Metropolitanos (Servimet). Esto permite construir pisos extra de los permitidos y con ello ofrecer mejores viviendas a quienes desean vivir en la capital del país.

El arquitecto de la UNAM, Ángel Flores Ruiz, durante la ponencia “Viabilidad financiera de un proyecto inmobiliario en el marco del programa Norma 26” mencionó que esta norma no está siendo funcional en la capital debido al precio del suelo, pues es muy elevado y no es rentable realizar las construcciones.

Asimismo mencionó que este proyecto se pensó para hacerlo más accesible en precio a las familias pero debido a la elevación de su valor, las familias se van moviendo hacía las orillas de la ciudad, en donde es más accesible el precio.

“La economía de la Ciudad es el 16 por ciento del PIB nacional, es la entidad más competitiva, más alta para atraer, pero es una realidad que los sectores de la población quedan expulsados del sector, pues son marginados a las orillas debido a que allá es más accesible el costo”, menciona.

Añadió que la renta del suelo es cara, al permitir que se dupliquen los números de pisos no alcanza, pues haciendo 6 niveles se eleva el precio del departamento y ya no es una vivienda social.

“El uso de suelo con dos niveles más sube de cuatro mil a seis mil el valor; es decir, 150 mdp lo que equivale a una minusvalía 8 por ciento, por lo que el precio promedio de una vivienda nueva es de 4.8 mdp”, explicó.

“Sí es atractivo para un desarrollador inmobiliario participar en el proyecto de vivienda asequible, pero no mediante la norma 26”, concluyó.

El Sol de México, a principios de este año informó que el gobierno de la Ciudad de México incluyó en su lista de vivienda a bajo precio 86 proyectos registrados bajo la norma 26, que acelera la producción de vivienda digna y sustentable.

A pesar de que existen las condiciones de mercado para que un inversionista inmobiliario participe en la edificación y venta económica en la Ciudad de México, no es rentable participar en un proyecto de vivienda social en el marco de la norma 26.

La finalidad de la Norma 26 es principalmente el impulso de la vivienda de interés social y popular de una manera sustentable. Esta norma otorga a los constructores ciertos incentivos y ventajas para gestionar sus proyectos.

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El 2 de septiembre de 2021 se publicó la reforma a esta norma que sólo puede ser aplicada a desarrollos inmobiliarios generados por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de México y Servicios Metropolitanos (Servimet). Esto permite construir pisos extra de los permitidos y con ello ofrecer mejores viviendas a quienes desean vivir en la capital del país.

El arquitecto de la UNAM, Ángel Flores Ruiz, durante la ponencia “Viabilidad financiera de un proyecto inmobiliario en el marco del programa Norma 26” mencionó que esta norma no está siendo funcional en la capital debido al precio del suelo, pues es muy elevado y no es rentable realizar las construcciones.

Asimismo mencionó que este proyecto se pensó para hacerlo más accesible en precio a las familias pero debido a la elevación de su valor, las familias se van moviendo hacía las orillas de la ciudad, en donde es más accesible el precio.

“La economía de la Ciudad es el 16 por ciento del PIB nacional, es la entidad más competitiva, más alta para atraer, pero es una realidad que los sectores de la población quedan expulsados del sector, pues son marginados a las orillas debido a que allá es más accesible el costo”, menciona.

Añadió que la renta del suelo es cara, al permitir que se dupliquen los números de pisos no alcanza, pues haciendo 6 niveles se eleva el precio del departamento y ya no es una vivienda social.

“El uso de suelo con dos niveles más sube de cuatro mil a seis mil el valor; es decir, 150 mdp lo que equivale a una minusvalía 8 por ciento, por lo que el precio promedio de una vivienda nueva es de 4.8 mdp”, explicó.

“Sí es atractivo para un desarrollador inmobiliario participar en el proyecto de vivienda asequible, pero no mediante la norma 26”, concluyó.

El Sol de México, a principios de este año informó que el gobierno de la Ciudad de México incluyó en su lista de vivienda a bajo precio 86 proyectos registrados bajo la norma 26, que acelera la producción de vivienda digna y sustentable.