Pie de Nota | PIB, Peje y Pandemia

La línea de fondo es que la economía nacional, su capacidad para generar bienestar, no se está moviendo para adelante; no estamos mejor que ante

Erick Ramírez | El Sol de México

  · viernes 4 de febrero de 2022

Presidente Andrés Manuel López Obrador. Foto: Cuartoscuro

Como ha informado la OEM, al cierre del 2021, el país se encontró en "recesión técnica", que popularmente es el haber encadenado dos trimestres con decrecimiento en el Producto Interno Bruto.

Más allá de representar un escenario catastrófico por sí sola, el término de "recesión" es un intento por darle caracterización al estado de la economía a partir de la abstracción de una estadística.

La línea de fondo es que la economía nacional, su capacidad para generar bienestar, no se está moviendo para adelante; no estamos mejor que antes.

A esto se suma una inflación por arriba del 7% que ya se siente cuando uno va al mercado.

Estas malas noticias están enraizadas en buena parte en la cola larga de la pandemia, la cual para el final del 2021 aún tenía emproblemadas a la cadena nacional de suministro, la industria, al consumo y especialmente al sector de servicios.

Sin embargo, este contexto hostil para el desarrollo económico antecede al virus y ha sido una de las características de este sexenio.

Antes de que supiéramos del Covid-19 la economía había decrecido 0.1% en el primer año del presidente López Obrador en los controles, cuando ésta venía de una variación del 2.1% en 2018 al cierre del peñismo.

En su momento se adjudicó esa contracción a la incertidumbre y shock que acompañó la llegada de un presidente como el nuestro, arisco con el empresariado y dogmático en su acercamiento al desarrollo económico.

La presentación del proyecto económico sexenal no fue particularmente emocionante más allá de la propuesta de austeridad monástica como política pública y el programa de asistencialismo federal más grande de las últimas décadas.

Asimismo, la cancelación del aeropuerto en Texcoco y los proyectos de infraestructura de Dos Bocas y el Tren Maya tampoco concitaron suficiente confianza entre los señores del dinero como para darle tracción a la economía.

Aún así, el 2020, se suponía, iba a ser un año de reacomodo y crecimiento, pero el Covid no estaba en la ecuación.

Para los que nos dedicamos a darle lectura a la realidad, el poder disruptivo de la pandemia hace complicado comenzar a repartir juicios sobre la efectividad de este gobierno para hacer que México finalmente salga de la medianía.

No podemos saber a ciencia cierta cuál es el saldo económico adjudicable sólo a las decisiones de la 4T debido a que no se puede aislar el severo efecto que han tenido el encierro y el vivir a medias en 2020, 2021 y seguirán teniendo para el 2022.

A pesar de que la respuesta oficial frente a los efectos de la pandemia ha sido claramente insuficiente, sostengo que la herencia económica de ésta y el lopezobradorismo son ya indisolubles, no se puede separar una de la otra.

Le pasó a Calderón con el crack del 2009 y a Zedillo con el del 95. En el estudio balanceado de los tiempos en que les tocó mandar a ambos se les reconoce el haber sido capitanes del barco cuando las aguas andaban broncas más allá de ser arquitectos de sus crisis.

Por ejemplo, no se les otorga a presidentes como José López Portillo o Vicente Fox concesiones similares, quienes con su inacción o directa incompetencia dejaron ir por el retrete años de estabilidad macroeconómica.

Tan es real este fuero pandémico en la lectura del desempeño económico del lopezobradorismo que Morena figura como principal fuerza para ganar la mayoría de las gubernaturas en juego este año a pesar de la parálisis.

Los augurios para 2022 se antojan difíciles, de nuevo, por un contexto mundial adverso, especialmente con una inflación global descontrolada, oleadas de Covid-19 yendo y viniendo, y con Rusia y la OTAN al borde de la guerra.

Restan meses difíciles por delante, sin embargo, se antoja difícil que vayan a erosionar la potencia de esta presidencia.