/ domingo 27 de agosto de 2017

Porfirio Muñoz Ledo: Salté de la academia a la política

“Hay gentes que llegan al poder y no pasan a la Historia": Muñoz

Da a su discurso intenso brío.

Ímpetu que le lleva al extremo de arrebatarse la palabra. Así de avasallador. Enérgico, Porfirio Muñoz Ledo “yo salté de la academia a la política”, establece.

Es que México es un país  donde ocurre un enorme desperdicio de talento. Aquí hay gente muy lista en infinidad de ramas. ¡Y México no funciona! ¡Y los mexicanos exitosos están fuera. En el extranjero! No. No. Los mexicanos no fracasan. Sí fracasa el sistema político y económico del país.

¿Por qué, profesor Muñoz Ledo?, interroga el reportero.

“Porque la clase dirigente es enormemente corrupta. Y porque vivimos  una ‘transición fallida’”.

Y Porfirio Muñoz Ledo aireó:

“Pues cuando en 1987 Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y yo iniciamos nuestra lucha, queríamos un cambio de régimen político. Ir hacia la democracia. Pues el PRI ya estaba agotado. Y Miguel  de la Madrid estaba a punto de abrazar el

neoliberalismo.

“30 años ha. Resultado funesto. Creó la más grande desigualdad que existe en América Latina. Se privilegió al sector financiero  sobre los hacedores de la riqueza. Trabajadores y empresarios. Individuos y gremios productivos.

“Hoy tenemos un salario desplomado. Perdió 80 por ciento de su valor en esos 30 años. Bueno -y comenzó a sacudirlo una inminente carcajada- hasta Donald Trump pide que ya suban el salario. ‘Dumping humano”, lo llama’. ¡Trump tiene razón!”

PREMIOS DE ORATORIA

Tiene 84 años. Oficina en el Palacio del Ayuntamiento . En la Plaza de la Constitución. Ayudantes. Y paciente e infatigable secretaria. Comisión para la reforma política. Desde ahí coordinó al grupo de asesores externos -que dirigió el excelente Juan Ramón de la Fuente- que produjo “un proyecto muy novedoso” de Constitución de la Ciudad de México.

“¡Conseguimos un gran éxito!”, festeja Porfirio Muñoz Ledo.

“Se nos pronosticó rotundo fracaso. Y logramos el voto unánime. El jefe de gobierno, el doctor Mancera lo presentó. Fue también coordinador del grupo redactor. Ahí colaboré mucho con él...

“Aparecí por primera vez en la primera plana de un periódico en 1952 cuando gané el concurso de oratoria de El Universal y mis compañeros me pasearon en hombros”, entra y sale por los corredores de la Historia. El presente mexicano:

“Tenemos un Estado Fallido –sentencia-. Indicadores de ONU. El Programa de Desarrollo. El PNUD. Ahí se califica el Desarrollo Humano. México presenta todos los condiciones -o síntomas- de un Estado fallido...”

¿A qué atribuirlo, maestro Muñoz Ledo?, punza el entrevistador.

“A la ineficiencia de la autoridad. A la corrupción. A la pérdida del control del Estado  sobre el territorio. Pues nuestras Fuerzas Armadas lo patrullan y vigilan. A la desconfianza profunda de la población en los actores políticos. Diputados, senadores, partidos políticos, gobierno...

“Y el índice de aprobación al trabajo de Enrique Peña Nieto...¡Ba-jí-si-mo! Enredado en asuntos de espionaje. Lo de Pegasus. Cosa que ya debía resolverse.

“Es que -argumentó Muñoz Ledo- esto no es un gobierno. Aquí se oye a muchos . Se escucha a pocos. Y no se le hace caso a nadie.

“Es que esto no es un Estado. Lo que aquí hay es un red de intereses. El gobierno, este gobierno, protege y defiende redes de intereses nacionales y foráneas”.

 

PRINCIPIOS DE HULE, DE PLÁSTICO

“Yo soy hombre de izquierda, con visión honesta, inteligente y progresista hacia el cambio”- Muñoz Ledo sacudía la cabeza. Mudaban sus facciones. Imponía sus alegatos. No admitía interrupción. Juvenil, y madura, fogosidad lo animaban.

Como en julio de 1973. Cuando el PRI perdió ¡3! diputaciones federales. Villanueva Molina en los ferrocarrileros. El SNTE del profesor Jonguitud. Y la ceteemé. Joaquín Gamboa Pascoe derrotado en el Peñón de los Baños por un candidato panista.  Blanco Sánchez se apellidaba. Tres diputaciones federales perdidas. Con Jesús Reyes Heroles al frente del PRI. Catástrofe en el partidazo. ¿Postulaba pésimos candidatos? Y el joven secretario de Trabajo Porfirio Muñoz Ledo cuya abundante y -deliberadamente- desordenada cabellera, que arremetía contra los críticos del presidente Luis Echeverría Álvarez. Gladiador implacable. Cara llena. Enmarcada en aquellos días por espesas patillas. Hoy:

“Es que nos han disminuido; menguado. Escuche: Gran parte del orgullo de México residía en la postura digna y respetable de su política exterior. Era esta, valiente, arrojada. En la ONU México tenía peso y cancha. Pesaba. En el Grupo de los 77. 140 países lo reconocían.

“Sostenía una política exterior fincada en principios. Hoy -deploró Muñoz Ledo- hoy no. Hoy son de hule; de plástico.

“E indigna profundamente a nuestra población el gesto de nuestro gobierno hacia los Estados Unidos. ¡Qué actitud! Inspirada en el pánico. En el miedo. Con acuerdos en lo ‘obscurito’. Ya no se sabe de que hablan, ni que tratan  Trump y Peña Nieto. Se entienden en lo ‘obscurito’. ¡Uf!

“El gobierno mexicano tiene la obligación de escuchar a todos los que indaguen o sugieran sobre temas ligados a la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica. El de Estados Unidos consultó, escuchó, a productores de tomate, de maíz, de la industria automotriz. A mi me consta que Donald Trump participa intensamente. Actúa antes de formalizar .

“Aquí no sabemos, no tenemos ni idea, de lo que nuestro gobierno ha de plantear en este proceso. Tras veintitantos años de Teelecé es hora de que México dé la batalla por los migrantes. No podemos levantarnos de la mesa de negociaciones sin pelear por ese apartado”.

 

UNA METÁSTASIS CORROE AL PODER

Porfirio Muñoz Ledo instruye a auxiliares: “Que me esperen. Tengo que hablar con todos. Que esté...Y también...Ya no tardo...Digan que iré...”

Ataja el reportero:

Alude usted a la corrupción,

profesor...

“La corrupción se regó en el medio político. Peor en los partidos. Vivimos una suerte de metástasis de la corrupción. ¿Me permite? -planteó sonriente. Supe que estuvo usted, Reyes Razo en Cancerología. ¿Es verdad? Bien pues le diré que el PRI está tan grave que más vale llevarlo ya a Gayosso. Jejeje. ¿No se molesta, verdad?

¿Hay remedio, maestro Muñoz Ledo:

“Le urge a México un cambio fundamental de orientación político-económica y la reconstrucción del Estado Nacional. Además una Nueva Constitución para México. Desde hace ¡40 años lo demando!. En 1967 se habían hecho 180 reformas a la Constitución de 1917. Hoy ya suman ¡620! Muy joven advertí la necesidad de no manosearla más.

“Sí. Estudié derecho constitucional. Diplomado en París. Derecho constitucional y Ciencia Política. En la Sorbona. Tengo el diploma del doctorado. Con mi profesor Maurice

Duverger”.

¿Duverger, profesor Muñoz Ledo? Se dijo que le interesaba estudiar el fenómeno PRI. ¿Fue cierto?, sondeó el reportero.

“Le interesó sobremanera el tema. El Sistema Político Mexicano me atrajo como tesis. Hallé que no existía bibliografía. Y durante cuatro años di clases. Luis Javier Garrido -hijo del Rector de la UNAM, don Luis Garrido- la escribió . Di cátedra de Teoría del Estado. Quise, procuré, crear la de Sistema Político Mexicano. No existía. No me hicieron caso.

“Don Daniel Cosío Villegas tuvo la visión de crearla en El Colegio de México. Impartí clases en la Escuela Normal Superior. Quedaba en Ribera de San Cosme. Ahí conocí a Jesús Sotelo Inclán. Chucho, que hacía un programa de catedráticos en la XEW, instruía a futuros maestros de Educación Media y Superior sobre Historia Política de México. Yo lo sustituí. ‘Historia de las Instituciones Políticas de México’. Eduqué en el doctorado de ciencias políticas de la UNAM. ‘Transiciones democráticas y reforma del Estado’. Tuve intensa vida académica. Por ello afirmo: Pasé de la academia a la política”.

 

EL ARREPENTIMIENTO DE LÓPEZ PORTILLO

Porfirio Muñoz Ledo porfía:

“México necesita un cambio radical; de fondo. Vea: Yo soy de izquierda. Con visión honesta, inteligente y progresista hacia ese cambio. ¿Fe? No tengo. Amor por México sí.

“¿Le conté alguna vez lo que José López Portillo me dijo? ¿No? Escuche. El peor error de mi vida fue haberle pedido su renuncia a la Secretaría de Educación Pública.

“Y poco antes de morir él mismo me dijo: ‘No le he dicho toda la verdad, Porfirio. Mi peor error fue no haberlo hecho Presidente de la

República’”.

¿Le duele, lamenta no haber sido Presidente de México, profesor Muñoz Ledo?- encaró el reportero.

“¡No! -dijo con vaga sonrisa-. Hay gentes que llegan al poder y no pasan a la Historia. Y habemos otras que no llegamos al poder. Y estamos haciendo Historia”.

Sus ayudantes acudieron en su auxilio. Le ayudaron a enfundarse el saco. A localizar el salón donde lo esperaban. Su secretaria le recordaba compromisos.

 “Comerá en...Con...Por la tarde...

Porfirio Muñoz Ledo en su universo.

“Por favor, avíseme cuando publique esta entrevista”, pidió amable.

Da a su discurso intenso brío.

Ímpetu que le lleva al extremo de arrebatarse la palabra. Así de avasallador. Enérgico, Porfirio Muñoz Ledo “yo salté de la academia a la política”, establece.

Es que México es un país  donde ocurre un enorme desperdicio de talento. Aquí hay gente muy lista en infinidad de ramas. ¡Y México no funciona! ¡Y los mexicanos exitosos están fuera. En el extranjero! No. No. Los mexicanos no fracasan. Sí fracasa el sistema político y económico del país.

¿Por qué, profesor Muñoz Ledo?, interroga el reportero.

“Porque la clase dirigente es enormemente corrupta. Y porque vivimos  una ‘transición fallida’”.

Y Porfirio Muñoz Ledo aireó:

“Pues cuando en 1987 Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y yo iniciamos nuestra lucha, queríamos un cambio de régimen político. Ir hacia la democracia. Pues el PRI ya estaba agotado. Y Miguel  de la Madrid estaba a punto de abrazar el

neoliberalismo.

“30 años ha. Resultado funesto. Creó la más grande desigualdad que existe en América Latina. Se privilegió al sector financiero  sobre los hacedores de la riqueza. Trabajadores y empresarios. Individuos y gremios productivos.

“Hoy tenemos un salario desplomado. Perdió 80 por ciento de su valor en esos 30 años. Bueno -y comenzó a sacudirlo una inminente carcajada- hasta Donald Trump pide que ya suban el salario. ‘Dumping humano”, lo llama’. ¡Trump tiene razón!”

PREMIOS DE ORATORIA

Tiene 84 años. Oficina en el Palacio del Ayuntamiento . En la Plaza de la Constitución. Ayudantes. Y paciente e infatigable secretaria. Comisión para la reforma política. Desde ahí coordinó al grupo de asesores externos -que dirigió el excelente Juan Ramón de la Fuente- que produjo “un proyecto muy novedoso” de Constitución de la Ciudad de México.

“¡Conseguimos un gran éxito!”, festeja Porfirio Muñoz Ledo.

“Se nos pronosticó rotundo fracaso. Y logramos el voto unánime. El jefe de gobierno, el doctor Mancera lo presentó. Fue también coordinador del grupo redactor. Ahí colaboré mucho con él...

“Aparecí por primera vez en la primera plana de un periódico en 1952 cuando gané el concurso de oratoria de El Universal y mis compañeros me pasearon en hombros”, entra y sale por los corredores de la Historia. El presente mexicano:

“Tenemos un Estado Fallido –sentencia-. Indicadores de ONU. El Programa de Desarrollo. El PNUD. Ahí se califica el Desarrollo Humano. México presenta todos los condiciones -o síntomas- de un Estado fallido...”

¿A qué atribuirlo, maestro Muñoz Ledo?, punza el entrevistador.

“A la ineficiencia de la autoridad. A la corrupción. A la pérdida del control del Estado  sobre el territorio. Pues nuestras Fuerzas Armadas lo patrullan y vigilan. A la desconfianza profunda de la población en los actores políticos. Diputados, senadores, partidos políticos, gobierno...

“Y el índice de aprobación al trabajo de Enrique Peña Nieto...¡Ba-jí-si-mo! Enredado en asuntos de espionaje. Lo de Pegasus. Cosa que ya debía resolverse.

“Es que -argumentó Muñoz Ledo- esto no es un gobierno. Aquí se oye a muchos . Se escucha a pocos. Y no se le hace caso a nadie.

“Es que esto no es un Estado. Lo que aquí hay es un red de intereses. El gobierno, este gobierno, protege y defiende redes de intereses nacionales y foráneas”.

 

PRINCIPIOS DE HULE, DE PLÁSTICO

“Yo soy hombre de izquierda, con visión honesta, inteligente y progresista hacia el cambio”- Muñoz Ledo sacudía la cabeza. Mudaban sus facciones. Imponía sus alegatos. No admitía interrupción. Juvenil, y madura, fogosidad lo animaban.

Como en julio de 1973. Cuando el PRI perdió ¡3! diputaciones federales. Villanueva Molina en los ferrocarrileros. El SNTE del profesor Jonguitud. Y la ceteemé. Joaquín Gamboa Pascoe derrotado en el Peñón de los Baños por un candidato panista.  Blanco Sánchez se apellidaba. Tres diputaciones federales perdidas. Con Jesús Reyes Heroles al frente del PRI. Catástrofe en el partidazo. ¿Postulaba pésimos candidatos? Y el joven secretario de Trabajo Porfirio Muñoz Ledo cuya abundante y -deliberadamente- desordenada cabellera, que arremetía contra los críticos del presidente Luis Echeverría Álvarez. Gladiador implacable. Cara llena. Enmarcada en aquellos días por espesas patillas. Hoy:

“Es que nos han disminuido; menguado. Escuche: Gran parte del orgullo de México residía en la postura digna y respetable de su política exterior. Era esta, valiente, arrojada. En la ONU México tenía peso y cancha. Pesaba. En el Grupo de los 77. 140 países lo reconocían.

“Sostenía una política exterior fincada en principios. Hoy -deploró Muñoz Ledo- hoy no. Hoy son de hule; de plástico.

“E indigna profundamente a nuestra población el gesto de nuestro gobierno hacia los Estados Unidos. ¡Qué actitud! Inspirada en el pánico. En el miedo. Con acuerdos en lo ‘obscurito’. Ya no se sabe de que hablan, ni que tratan  Trump y Peña Nieto. Se entienden en lo ‘obscurito’. ¡Uf!

“El gobierno mexicano tiene la obligación de escuchar a todos los que indaguen o sugieran sobre temas ligados a la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica. El de Estados Unidos consultó, escuchó, a productores de tomate, de maíz, de la industria automotriz. A mi me consta que Donald Trump participa intensamente. Actúa antes de formalizar .

“Aquí no sabemos, no tenemos ni idea, de lo que nuestro gobierno ha de plantear en este proceso. Tras veintitantos años de Teelecé es hora de que México dé la batalla por los migrantes. No podemos levantarnos de la mesa de negociaciones sin pelear por ese apartado”.

 

UNA METÁSTASIS CORROE AL PODER

Porfirio Muñoz Ledo instruye a auxiliares: “Que me esperen. Tengo que hablar con todos. Que esté...Y también...Ya no tardo...Digan que iré...”

Ataja el reportero:

Alude usted a la corrupción,

profesor...

“La corrupción se regó en el medio político. Peor en los partidos. Vivimos una suerte de metástasis de la corrupción. ¿Me permite? -planteó sonriente. Supe que estuvo usted, Reyes Razo en Cancerología. ¿Es verdad? Bien pues le diré que el PRI está tan grave que más vale llevarlo ya a Gayosso. Jejeje. ¿No se molesta, verdad?

¿Hay remedio, maestro Muñoz Ledo:

“Le urge a México un cambio fundamental de orientación político-económica y la reconstrucción del Estado Nacional. Además una Nueva Constitución para México. Desde hace ¡40 años lo demando!. En 1967 se habían hecho 180 reformas a la Constitución de 1917. Hoy ya suman ¡620! Muy joven advertí la necesidad de no manosearla más.

“Sí. Estudié derecho constitucional. Diplomado en París. Derecho constitucional y Ciencia Política. En la Sorbona. Tengo el diploma del doctorado. Con mi profesor Maurice

Duverger”.

¿Duverger, profesor Muñoz Ledo? Se dijo que le interesaba estudiar el fenómeno PRI. ¿Fue cierto?, sondeó el reportero.

“Le interesó sobremanera el tema. El Sistema Político Mexicano me atrajo como tesis. Hallé que no existía bibliografía. Y durante cuatro años di clases. Luis Javier Garrido -hijo del Rector de la UNAM, don Luis Garrido- la escribió . Di cátedra de Teoría del Estado. Quise, procuré, crear la de Sistema Político Mexicano. No existía. No me hicieron caso.

“Don Daniel Cosío Villegas tuvo la visión de crearla en El Colegio de México. Impartí clases en la Escuela Normal Superior. Quedaba en Ribera de San Cosme. Ahí conocí a Jesús Sotelo Inclán. Chucho, que hacía un programa de catedráticos en la XEW, instruía a futuros maestros de Educación Media y Superior sobre Historia Política de México. Yo lo sustituí. ‘Historia de las Instituciones Políticas de México’. Eduqué en el doctorado de ciencias políticas de la UNAM. ‘Transiciones democráticas y reforma del Estado’. Tuve intensa vida académica. Por ello afirmo: Pasé de la academia a la política”.

 

EL ARREPENTIMIENTO DE LÓPEZ PORTILLO

Porfirio Muñoz Ledo porfía:

“México necesita un cambio radical; de fondo. Vea: Yo soy de izquierda. Con visión honesta, inteligente y progresista hacia ese cambio. ¿Fe? No tengo. Amor por México sí.

“¿Le conté alguna vez lo que José López Portillo me dijo? ¿No? Escuche. El peor error de mi vida fue haberle pedido su renuncia a la Secretaría de Educación Pública.

“Y poco antes de morir él mismo me dijo: ‘No le he dicho toda la verdad, Porfirio. Mi peor error fue no haberlo hecho Presidente de la

República’”.

¿Le duele, lamenta no haber sido Presidente de México, profesor Muñoz Ledo?- encaró el reportero.

“¡No! -dijo con vaga sonrisa-. Hay gentes que llegan al poder y no pasan a la Historia. Y habemos otras que no llegamos al poder. Y estamos haciendo Historia”.

Sus ayudantes acudieron en su auxilio. Le ayudaron a enfundarse el saco. A localizar el salón donde lo esperaban. Su secretaria le recordaba compromisos.

 “Comerá en...Con...Por la tarde...

Porfirio Muñoz Ledo en su universo.

“Por favor, avíseme cuando publique esta entrevista”, pidió amable.

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