PARÍS, Francia. En un escenario parecido a un pantano infestado de cocodrilos, la primera ministra británica Theresa May debe revelar hoy su “Plan B” para el Brexit, mientras que un numeroso grupo de diputados intensifica una conspiración para arrebatarle el control de las negociaciones con la idea de bloquear un “no deal” que provocaría una salida desordenada de la Unión Europea (UE).
La jefa de gobierno permaneció ayer en su residencia ultimando el texto que presentará a la Cámara de los Comunes y por la tarde mantuvo una conferencia telefónica con los miembros de su gabinete. A 24 horas del discurso, nadie conocía el contenido de las propuestas, que serán debatidas hoy mismo, pero recién serán votadas el martes 29, es decir exactamente dos meses antes de la fecha prevista para la salida británica de la UE (Brexit).
Durante el fin de semana, May exploró la posibilidad de firmar un tratado con la República de Irlanda para sortear la controvertida salvaguarda o "garantía" pensada para evitar una frontera física entre las dos Irlandas. Pero la iniciativa fue al parecer rechazada por Dublín.
Esa negativa dejó a la primera ministra sin ninguna alternativa ni margen de maniobra para ofrecer a los parlamentarios.
Un numeroso grupo de diputados de todos los partidos anunció que antes del mensaje de la primera ministra presentará una enmienda proponiendo la suspensión de las reglas normales del Parlamento a fin de arrebatarle a Theresa May el control de las negociaciones del Brexit. El objetivo de esa corriente, piloteada por el conservador Nick Boles y la laborista Yvett Cooper, consiste en evitar que el desorden institucional que existe actualmente termine provocando un “no deal”, es decir una salida desordenada de la UE -equivalente a un salto al vacío- con imprevisibles consecuencias tanto para Gran Bretaña como para el resto de Europa.
Un segundo grupo, liderado por el diputado pro-europeo Dominic Grieve, está dispuesto incluso a pedir la suspensión del Artículo 50 del Tratado de Lisboa. Esa cláusula, activada por Londres el 29 de marzo de 2017 cuando notificó a Bruselas su intención de abandonar la UE, puede ser suspendida en cualquier momento para parar el Brexit. Esa situación facilitaría la segunda convocatoria de un segundo referéndum y eventualmente el llamado a nuevas elecciones generales.
Numerosos dirigentes, incluyendo el exprimer ministro laborista Tony Blair, están convencidos de que la única forma posible de salir del pantano en que se encuentran las negociaciones de Brexit es, precisamente, a través de una nueva consulta al país.
La diputada conservadora pro-europea Anna Soubry negó la existencia de una "conspiración" en la Cámara de los Comunes, y el diputado laborista Hilary Benn declaró que los diputados están tratando de resolver "el caos" creado por May.
Downing Street (sede del gobierno) definió la actividad de los llamados “conspiradores” como algo "extremadamente preocupante".
En un esfuerzo por obtener el apoyo de los partidarios del Brexit a su nuevo texto, May estaría dispuesta a anunciar que renunciará en mayo en lugar de esperar a 2022, como prometió en Navidad.
Por si algo faltaba, el principal promotor del Brexit en 2016, Nigel Farage, respaldará la creación de un nuevo partido pro-Brexit si May no cumple con la promesa de abandonar la UE el 29 de marzo.