BRUSELAS. Los periodistas han sido históricamente objetivo de los talibanes, que durante su régimen persiguieron a la prensa libre y cualquier mensaje contrario a la “sharia” o ley islámica. Pese a las promesas de los insurgentes sobre derechos y libertades, medios de comunicación y organizaciones han denunciado abusos en estos últimos días.
Uno de los casos más graves de los que se tiene constancia ocurrió el jueves, cuando milicianos talibán registraron varias viviendas en busca de un periodista de la cadena Deutsche Welle (DW) que trabaja ahora en Alemania. Mataron a tiros a uno de sus familiares e hirieron de gravedad a otro, informó el director general del canal, Peter Limbourg.
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Para Limbourg, este suceso “increíblemente trágico” ilustra “el grave peligro” que corren los informadores sobre el terreno. “Está claro que los talibán ya están llevando a cabo operaciones organizadas de búsqueda de periodistas, tanto en Kabul como en las provincias”, advirtió, en un mensaje en el que ha proclamado que “el tiempo se acaba”.
Organizaciones en defensa de los derechos de los periodistas se pronunciaron ayer para expresar su preocupación por las posibles represalias del Talibán.
El subdirector de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Jeremy Dear, dijo que es un momento “increíblemente complicado”, pues “muchos temen por sus vidas”, y estimó en “cientos” los periodistas que se han ido o están intentando salir de Afganistán, mientras que quienes se quedan lo hacen sometidos a “amenazas” o “graves restricciones”.
“Pese a la propaganda de que no habría venganza por parte de los talibán, hay informaciones de búsquedas puerta por puerta”, advirtió. La FIP informó que ha recibido “cientos de solicitudes de ayuda” de reporteros desde Afganistán, que se han trasladado de una provincia a otra para escapar de las amenazas.
La federación tiene constancia de situaciones en las que las mujeres ya no pueden ejercer el periodismo y citó el caso de una familia amenazada por los insurgentes. La única forma que tenían de librarse era que su hija, periodista, se casase con un comandante talibán de la zona.
El pasado martes, los propietarios del Washington Post, New York Times y Wall Street Journal enviaron una carta al presidente Joe Biden pidiendo ayuda para los periodistas afganos que trabajaron para medios estadounidenses.
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