PARÍS. Unos 380 millones de habitantes de los 28 países miembros de la Unión Europea acudirán a las urnas, entre el jueves 23 y el domingo 26 de mayo, para elegir a los 751 diputados del Parlamento Europeo que durante los próximos cinco años deberán motivar a una población que perdió confianza en los políticos y parece cada vez más tentada por el populismo.
Gran Bretaña elegirá, acaso por última vez, los 73 representantes que le corresponden en función de su población. Pero deberán retirarse de Estrasburgo si su país concreta finalmente su salida de la UE (Brexit), ahora prevista para octubre próximo. Una parte de esos escaños serán distribuidos en forma proporcional entre los 27 países restantes, de tal modo que la cantidad de diputados para el período 2019-2024 quedará reducido a 705 en lugar de los 751 actuales.
Alemania, el país más poblado del continente con 82.8 millones de habitantes, enviará 96 diputados al Parlamento, seguido de Francia (74), Italia (73) y España (53), mientras que Malta, con una población de 475 mil personas, tendrá sólo seis escaños.
Por la influencia que ejercen el Brexit y los movimientos euroescépticos de extrema derecha, esta elección se transformó en una confrontación entre dos modelos de sociedad claramente definidos: liberalismo contra populismo o -presentado de otra forma- democracia contra autoritarismo.
Gracias al impulso que recibieron esos movimientos en Alemania, Italia, Francia y España, los populistas podrían aumentar su caudal en relación al periodo anterior. Actualmente, la extrema derecha ejerce el poder o está presente en las coaliciones de gobierno de Polonia, Hungría, Holanda y Austria. En Francia, el partido Reunificación Nacional (RN) de Marine Le Pen podría ocupar la primera posición delante de La República en Marcha de Emmanuel Macron.
La mayor sorpresa puede provenir de Gran Bretaña, donde el nuevo Partido del Brexit, fundado hace tres meses por Nigel Farage -uno de los artífices de la salida británica de la UE- puede derrotar a laboristas y conservadores.
Los partidos populistas esperan obtener, en total, entre 180 y 250 escaños. Esa fuerza no les alcanzará para formar una minoría de bloqueo capaz de ralentizar el proceso legislativo e impedir la toma de decisiones, pero pueden convertirse en una importante “fuerza de perturbación”.
La campaña resultó por momentos perturbada por la injerencia de potencias extranjeras. En las últimas semanas, el ex consejero político del presidente de EU, Donald Trump, Steve Bannon, desplegó una intensa actividad en Francia y Gran Bretaña para ayudar a Nigel Farage y Marine Le Pen. Esos esfuerzos coinciden con la estrategia de Trump de debilitar la UE para evitar que se convierta al término en un peligroso adversario de Estados Unidoso, peor aun, un aliado de China en la guerra comercial.