El Episcopado Mexicano exhortó a las autoridades civiles areconsiderar seriamente la medida del aumento a la gasolina, yaque afecta a nuestro País, especialmente a los más pobres. Serequiere ser sensibles a las necesidades cotidianas de la gente, yser conscientes de las consecuencias de esta medidagubernamental.
Los saludo a todos Ustedes con la certeza de la presencia delSalvador, que está entre nosotros. Les deseo que en su persona,familia, trabajo y responsabilidades puedan crecer con laSabiduría del Señor de la Historia, que es Verbo Eterno, Palabraque humaniza, dignifica y fecunda.
Los hemos convocado a este encuentro fraterno de inicio de año,con el fin de seguir dialogando sobre los grandes desafíos de estetiempo. Los cristianos vivimos en el Acontecimiento de NuestroSeñor Jesús, que camina en la historia con nosotros, abriéndonossiempre horizontes de verdad, justicia, caridad y paz.
Somos sensibles ante el momento actual que aqueja a nuestrasociedad. Ante ello, queremos expresar lo siguiente: comoConferencia del Episcopado Mexicano hacemos un llamado a todos losactores de la sociedad (gobierno, empresas, sociedad civil,partidos políticos, iglesias e instituciones académicas, entreotros), a recorrer el camino de la paz, la justicia y lasolidaridad, resolviendo de manera inteligente y creativa losgrandes retos que se nos presentan. La disposición para construirla paz y el bien común entre nosotros, es la mejor forma defortalecer nuestra unidad.
Ante la disposición del aumento al precio de los combustibles,exhortamos a las autoridades civiles a reconsiderar seriamente-dado el contexto nacional y las variables internacionales-, estamedida que afecta a todo nuestro País, especialmente a los máspobres. Se requiere ser sensibles a las necesidades cotidianas dela gente, y ser conscientes de las consecuencias de esta medidagubernamental.
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Hacemos un llamado a la autoridad, especialmente al PoderEjecutivo y Legislativo, a mirar desde abajo y no solamente desdearriba. No es correcto imponer leyes sin tomar en cuenta larealidad y el sentir que vive la gente, sobre todo los másdesamparados.
Exhortamos también a los ciudadanos para que su descontentomanifiesto, y su malestar, comprensible, se encaucen a través demedios pacíficos, creativos y respetuosos de la ley. Nunca laviolencia, el vandalismo, el saqueo o la afectación a las vías decomunicación serán el camino.
Es urgente construir lazos solidarios verdaderos que promuevanel diálogo, la confianza y la certidumbre entre nosotros. Evitemosla confrontación estéril y la anarquía, pues estas conductas noresuelven los grandes problemas del País, sino que dividen aúnmás a la Nación.
La violencia genera violencia, destrucción. No expongamos, niatentemos contra la integridad de ninguna persona, ni la pazsocial. Seamos sensibles con quienes están siendo doblementeafectados: los que no pueden llegar a sus trabajos, hospitales,escuelas, o no pueden abrir sus comercios, o están siendosaqueados.
Llamamos a todos los miembros de la Iglesia Católica, asolidarizarnos especialmente con los más afectados. Hacemos ecodel reciente Mensaje del Papa Francisco, el pasado 1º de enero,sobre la Jornada Mundial de la Paz, que en su numeral 6, dice:“Puede suceder que las diferencias generen choques:afrontémoslas de forma constructiva y no violenta, de manera quelas tensiones y los opuestos puedan alcanzar una unidad plumiformeque engendra nueva vida conservando las virtualidades valiosas delas polaridades en pugna”, ya que la unidad es superior alconflicto (Cfr. Evangelii Gaudium, No. 228).
Entérate:
Nuestros desafíos actuales, debemos verlos como unaoportunidad, una ocasión, para asumir la responsabilidad que cadauno de nosotros tenemos en los espacios sociales que habitamos ycompartimos, dejando atrás la indiferencia, el egoísmo y lainsensibilidad de unos con otros, causa del lastre de lacorrupción, la impunidad, el abuso y la avaricia. La gran historiade nuestro Pueblo nos demuestra que en los momentos duros ydifíciles hemos sido capaces de trazar caminos de virtud ysolidaridad. El desarrollo humano integral, para todos, es eldesafío de gobernantes y gobernados.
“Señor, haznos un instrumento de tu paz”. Oremos y vivamosesta plegaria de San Francisco de Asís. Sabiendo que la paz es donde Dios y tarea de los hombres, acogido en el misterio de la vidaen relación con los otros seres humanos y con la creación.
Dejémonos mirar por la ternura de SantaMaría de Guadalupe, Reina de la Paz, que nos reconcilia siempresembrando esperanza, generosidad y fraternidad.