/ domingo 13 de agosto de 2017

Siempre que cambia el PRI cambia México

En México, el PRI es el único partido que tiene referencia social, política y económica por encima de otros, es sencillo, sigue siendo el partido más importante del país y mantiene a pesar de los cambios y sus propios errores, una base social y una militancia leal y real en todo el territorio nacional.

El PRI ha sido criticado sin ser suficientemente estudiado. En época reciente y a raíz de las elecciones de 1988, fue el primer partido en iniciar una transformación interna resultado de conflictos y de un proceso electoral difícil y sumamente cuestionado, el ascenso de los tecnócratas cambió sin duda el rostro del partido; pero de igual forma, incorporó al partido a mexicanos de excelencia, funcionarios especialistas en el funcionamiento de la administración pública con una visión distinta a la del México del desarrollo estabilizador.

Este cambio drástico, fue ejemplarmente llevado por Luis Donaldo Colosio cuyo liderazgo y la aceptación del gobierno del presidente Salinas, forjaron nuevos liderazgos locales y territoriales que posicionaron al PRI. Surgió una nueva configuración de alianzas entre los grupos del partido que le valieron ganar la elección intermedia de 1991. La crisis de fin de sexenio y los asesinatos políticos de 1994, pusieron una dura prueba al PRI en la elección de un candidato sustituto, tanto los impedimentos constitucionales como los Estatutos, pero por encima de todo; la unidad del partido.

El doctor Zedillo quien definitivamente cumplía tanto lo legal como su abierta militancia, carecía de una carrera de partido en la lucha legislativa o en las dirigencias o los sectores. Sin embargo, logró obtener una votación histórica, la más alta para un candidato a la Presidencia de la República, una vez más el partido supo responder y cambiar para ganar las elecciones.

Nuevamente en las corrientes internas del partido, resurgió el diferendo entre políticos tradicionales y tecnócratas y la pugna por asegurar un candidato con trayectoria en las estructuras del partido y al menos un cargo de elección popular, siendo la XVIII Asamblea de la que surgirían los candados y la sana lejanía del Presidente de la República: el resultado, el desgaste interno en las bases y en algunos estados donde la fuerza opositora crecía hasta la elección donde se perdió la mayoría y el gobierno del Distrito Federal en 1997.

El PRI fue consecuente y se convirtió en el primer partido en abrir la elección de su candidato a la sociedad en 1999.

El resultado, perder en dos períodos la Presidencia. Se habló entonces de la muerte del PRI, que nuevamente se transformó con la idea de mover a México. Por eso ahora los cambios estatutarios son sólo un instrumento para continuar en una secuencia de modernización que ningún otro partido tiene.

LA XXII Asamblea, ha sido resultado de un partido en constante modernización. Somos la primera fuerza política y no podemos cerrar la puerta a opciones que convenzan a la militancia y a la sociedad, la clave es la unidad del PRI en las 32 entidades de la República en torno al proyecto y a quien resulte candidato.

Nuestros críticos, intentarán desprestigiar el trabajo impecable de nuestra Asamblea, sobre todo porque han apostado a nuestra división, les preocupa un PRI fuerte y los resultados que entregará el gobierno de EPN. La oposición se sigue achicando ante los actos democráticos de un partido vivo, estructurado y bien organizado listo a consolidarse para ganar en 2018.

Al tiempo.

Exlegislador.

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx

En México, el PRI es el único partido que tiene referencia social, política y económica por encima de otros, es sencillo, sigue siendo el partido más importante del país y mantiene a pesar de los cambios y sus propios errores, una base social y una militancia leal y real en todo el territorio nacional.

El PRI ha sido criticado sin ser suficientemente estudiado. En época reciente y a raíz de las elecciones de 1988, fue el primer partido en iniciar una transformación interna resultado de conflictos y de un proceso electoral difícil y sumamente cuestionado, el ascenso de los tecnócratas cambió sin duda el rostro del partido; pero de igual forma, incorporó al partido a mexicanos de excelencia, funcionarios especialistas en el funcionamiento de la administración pública con una visión distinta a la del México del desarrollo estabilizador.

Este cambio drástico, fue ejemplarmente llevado por Luis Donaldo Colosio cuyo liderazgo y la aceptación del gobierno del presidente Salinas, forjaron nuevos liderazgos locales y territoriales que posicionaron al PRI. Surgió una nueva configuración de alianzas entre los grupos del partido que le valieron ganar la elección intermedia de 1991. La crisis de fin de sexenio y los asesinatos políticos de 1994, pusieron una dura prueba al PRI en la elección de un candidato sustituto, tanto los impedimentos constitucionales como los Estatutos, pero por encima de todo; la unidad del partido.

El doctor Zedillo quien definitivamente cumplía tanto lo legal como su abierta militancia, carecía de una carrera de partido en la lucha legislativa o en las dirigencias o los sectores. Sin embargo, logró obtener una votación histórica, la más alta para un candidato a la Presidencia de la República, una vez más el partido supo responder y cambiar para ganar las elecciones.

Nuevamente en las corrientes internas del partido, resurgió el diferendo entre políticos tradicionales y tecnócratas y la pugna por asegurar un candidato con trayectoria en las estructuras del partido y al menos un cargo de elección popular, siendo la XVIII Asamblea de la que surgirían los candados y la sana lejanía del Presidente de la República: el resultado, el desgaste interno en las bases y en algunos estados donde la fuerza opositora crecía hasta la elección donde se perdió la mayoría y el gobierno del Distrito Federal en 1997.

El PRI fue consecuente y se convirtió en el primer partido en abrir la elección de su candidato a la sociedad en 1999.

El resultado, perder en dos períodos la Presidencia. Se habló entonces de la muerte del PRI, que nuevamente se transformó con la idea de mover a México. Por eso ahora los cambios estatutarios son sólo un instrumento para continuar en una secuencia de modernización que ningún otro partido tiene.

LA XXII Asamblea, ha sido resultado de un partido en constante modernización. Somos la primera fuerza política y no podemos cerrar la puerta a opciones que convenzan a la militancia y a la sociedad, la clave es la unidad del PRI en las 32 entidades de la República en torno al proyecto y a quien resulte candidato.

Nuestros críticos, intentarán desprestigiar el trabajo impecable de nuestra Asamblea, sobre todo porque han apostado a nuestra división, les preocupa un PRI fuerte y los resultados que entregará el gobierno de EPN. La oposición se sigue achicando ante los actos democráticos de un partido vivo, estructurado y bien organizado listo a consolidarse para ganar en 2018.

Al tiempo.

Exlegislador.

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx