/ miércoles 10 de enero de 2018

Acuerdos con visión de futuro

El proceso electoral en marcha es un ejercicio democrático muy importante en la historia del país. Su dimensión nos debe llevar a asumir que ante todo, ésta México, por lo que las propuestas deben estar orientadas a privilegiar los intereses de la Nación.

Bajo esa premisa, el marco externo debe ser tomado en cuenta pues la incertidumbre que conlleva este 2018 obliga a blindar a la economía, la política y la sociedad de todo evento que afecte nuestra estabilidad. Por ejemplo, la situación en Asia que aún con lo positivo de la economía de China y del impacto de su crecimiento en todo el mundo y con Rusia y el fortalecimiento de su presencia internacional, no han evitado que la tensión generada por Corea del Norte en su confrontación con el gobierno de Estados Unidos y de paso con Japón y Corea del Sur, siga creando incertidumbre. Asimismo, día a día se publican opiniones y advertencias de supuesta injerencia extranjera en los procesos electorales del continente americano.

En Europa, lo que se observa es un proceso en el que Francia y Alemania pueden retomar el hilo del futuro de la Unión Europea, sin embrago, su futuro no está exento de riesgos e incertidumbre dado el caso de España y el clima separatista en Barcelona, el proceso del Brexit, que si bien se ha suavizado, es inevitable que tenga costos económicos inmediatos y, también, el término de los apoyos a la economía de Grecia, país que fue emblemático en la profundidad de la crisis de 2008 y sus causas.

En Estados Unidos se agudiza la confrontación interna;  el equipo que llevó a la presidencia a Donald Trump, viene teniendo problemas, los temas centrales de la administración siguen siendo los mismos, teniendo como eje iniciativas que afectan directamente a la economía mexicana y a los migrantes mexicanos. El muro, la reforma fiscal, la tendencia a elevar la tasa de interés y la renegociación del TLCAN generan inquietud en los mercados y afectan el tipo de cambio.

Este entorno nos debe conllevar hacia la civilidad política y electoral, establecer acuerdos que trasciendan lo electoral para  definir objetivos fundamentales para nuestro desarrollo.

El objetivo esencial continúa siendo la promoción del desarrollo, el crecimiento de la economía con generación de empleos, mejores salarios y una mejor distribución del ingreso. Alrededor de esto se pueden lograr acuerdos y compartir propuestas. El saldo de la globalización ha sido desigual en todo el mundo y así como hoy el tema de la distribución del ingreso se ha vuelto a poner sobre la mesa, México debe fortalecer su compromiso con lo social y redoblar esfuerzos para reducir la desigualdad y seguir abatiendo la pobreza.

En los últimos años se tomaron decisiones que han llevado a sentar las bases para una nueva etapa de desarrollo del país. Ahora lo que se requiere es mantener un comportamiento positivo de la economía, para que este llegue a cada hogar, que cada familia vea en su nivel de vida mejores condiciones de bienestar. Esto es lo que sigue en la agenda del país: el fortalecimiento de la política social y de sus principales instrumentos. Proteger y convertir la estabilidad en un instrumento de distribución de la riqueza  y generación de oportunidades de desarrollo individual, familiar y social.

Directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

El proceso electoral en marcha es un ejercicio democrático muy importante en la historia del país. Su dimensión nos debe llevar a asumir que ante todo, ésta México, por lo que las propuestas deben estar orientadas a privilegiar los intereses de la Nación.

Bajo esa premisa, el marco externo debe ser tomado en cuenta pues la incertidumbre que conlleva este 2018 obliga a blindar a la economía, la política y la sociedad de todo evento que afecte nuestra estabilidad. Por ejemplo, la situación en Asia que aún con lo positivo de la economía de China y del impacto de su crecimiento en todo el mundo y con Rusia y el fortalecimiento de su presencia internacional, no han evitado que la tensión generada por Corea del Norte en su confrontación con el gobierno de Estados Unidos y de paso con Japón y Corea del Sur, siga creando incertidumbre. Asimismo, día a día se publican opiniones y advertencias de supuesta injerencia extranjera en los procesos electorales del continente americano.

En Europa, lo que se observa es un proceso en el que Francia y Alemania pueden retomar el hilo del futuro de la Unión Europea, sin embrago, su futuro no está exento de riesgos e incertidumbre dado el caso de España y el clima separatista en Barcelona, el proceso del Brexit, que si bien se ha suavizado, es inevitable que tenga costos económicos inmediatos y, también, el término de los apoyos a la economía de Grecia, país que fue emblemático en la profundidad de la crisis de 2008 y sus causas.

En Estados Unidos se agudiza la confrontación interna;  el equipo que llevó a la presidencia a Donald Trump, viene teniendo problemas, los temas centrales de la administración siguen siendo los mismos, teniendo como eje iniciativas que afectan directamente a la economía mexicana y a los migrantes mexicanos. El muro, la reforma fiscal, la tendencia a elevar la tasa de interés y la renegociación del TLCAN generan inquietud en los mercados y afectan el tipo de cambio.

Este entorno nos debe conllevar hacia la civilidad política y electoral, establecer acuerdos que trasciendan lo electoral para  definir objetivos fundamentales para nuestro desarrollo.

El objetivo esencial continúa siendo la promoción del desarrollo, el crecimiento de la economía con generación de empleos, mejores salarios y una mejor distribución del ingreso. Alrededor de esto se pueden lograr acuerdos y compartir propuestas. El saldo de la globalización ha sido desigual en todo el mundo y así como hoy el tema de la distribución del ingreso se ha vuelto a poner sobre la mesa, México debe fortalecer su compromiso con lo social y redoblar esfuerzos para reducir la desigualdad y seguir abatiendo la pobreza.

En los últimos años se tomaron decisiones que han llevado a sentar las bases para una nueva etapa de desarrollo del país. Ahora lo que se requiere es mantener un comportamiento positivo de la economía, para que este llegue a cada hogar, que cada familia vea en su nivel de vida mejores condiciones de bienestar. Esto es lo que sigue en la agenda del país: el fortalecimiento de la política social y de sus principales instrumentos. Proteger y convertir la estabilidad en un instrumento de distribución de la riqueza  y generación de oportunidades de desarrollo individual, familiar y social.

Directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas