“Emisarios del pasado, riquillos reaccionarios del grupo Anti-México”, llamó Luis Echeverría Álvarez en 1975 a banqueros y empresarios.
“Ya nos saquearon, México no se ha acabado, no nos volverá a saquear”, les advirtió el Presidente José López Portillo en 1982, y nacionalizó los bancos privados que operaba en el país.
Miguel de la Madrid Hurtado, instruido por Carlos Salinas de Gortari - quien lo tripulaba-, les abrió nuevamente la puerta a los banqueros, poniendo a la venta del gran público inversionistas el 34 por ciento de algunas instituciones financieras a través de los llamados “Caps”, certificados de aportación patrimonial, de los que ya nadie se acuerda.
“Fórmense muchachos que vamos a repartir los bancos”, dicen que dijo Carlos Salinas de Gortari a los “casabolseros”, y les cumplió vendiéndoles 18 bancos propiedad del gobierno a precios de ganga.
Ernesto Zedillo les aventó el salvavidas del Fobaproa; muchos bancos sobrevivieron, otros se murieron.
“Me han tratado muy bien, con respeto y considero que han sido correspondidos; les he tratado con respeto y he cumplido los compromisos que hice al inicio de mi gobierno”, les agradeció Andrés Manuel López Obrador a los banqueros el viernes pasado, quienes no sólo le aplaudieron, sino que reconocieron que su relación con el gobierno de la 4T había sido increíble.
Más increíbles son las utilidades que han registrados los bancos en la administración de la 4T: El año pasado “se echaron a la bolsa” 273 mil millones de pesos; en 2022 más de 236 mil millones; un año antes 182 mil; en 2020 102 mil millones de pesos y en 2019, ascendieron a 163 mil millones. Y si terminan el 2024 con la misma tendencia del año pasado, van a rebasar 1 billón de pesos de utilidades en los seis años de Andrés Manuel López Obrador. ¿Y en qué se han beneficiado los pobres Apá?
Lo humillante es que esas cuantiosas utilidades es que no necesariamente se las ganaron los bancos “con el sudor de su frente”, sino esquilmando a los ahorradores e inversionistas con las tasas de interés de usura que cobran en todo tipo de créditos, principalmente los de consumo, donde rebasa en algunos casos el 100% anual, ante la mirada complaciente del gobierno.
Así está la cosa pues.
Después de reconocer que hizo el ridículo en el primer debate, “se apendejó”, dicen algunos integrantes del “cuarto de guerra perdida”. La candidata Xóchitl Gálvez decidió. “poner oídos sordos” a las recomendaciones de su equipazo para el segundo asalto de la contienda, que se llevará a cabo el próximo domingo, pues descubrió que son una bola de inútiles, dicen que les dijo.
Relató que, en el primer asalto, sus “asesores balines” le decían: pégale abajo, no, mejor arriba; dale un gancho al hígado, tírale golpes a la cara… eran tantos los que intervenían que terminó confundida, apendejada, insiste otros. Confesó también que hasta le cambiaron el modo de andar y de vestir. A mí el traje sastre no me queda, ni los zapatos de marca; yo soy de huipil, calzón de manta y huaraches de suela de llanta, quiso decir.
Pero el próximo domingo todo va a ser diferente; vamos a ver a una Xóchitl diferente, única, auténtica, inigualable. Si la nueva imagen no le da resultado, mejor que se despida de la contienda, sugieren os expertos.