/ martes 12 de octubre de 2021

Agenda México-EU: las nuevas reglas

La indisoluble relación entre México y Estados Unidos es quizá el vínculo más complejo que nuestro país mantiene con el exterior; por ello, a pesar de los bandazos presidenciales en ambos lados de la frontera, siempre hay una agenda común de seguridad, economía y migración.

Desde septiembre, ambos países retomaron las reuniones, empezando por el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) en Washington, centrado en la reactivación económica bilateral post-pandemia y la inversión en el sureste y en Centroamérica. Vale recordar que el DEAN se suspendió durante toda la presidencia de Donald Trump.

El sello Biden-Harris en las declaraciones se hizo notar, pues los funcionarios estadounidenses fueron enfáticos en mencionar que desean construir en lugar de amenazar, rompiendo con la línea de su antecesor, quien buscó la imposición de aranceles y la exigencia de construir un muro.

Sin embargo, independientemente de la retórica, hubo asuntos de fondo que se quedaron igual durante el DEAN, como las reglas de origen aplicables a vehículos ensamblados en México, que podrían otorgar un trato arancelario preferencial en el marco del TMEC. Mientras que los temas relacionados con las causas económicas de la migración sí fueron uno de los pilares de la sesión de principios de septiembre.

El segundo bloque de reuniones de alto nivel, ahora enfocado en atender temas de seguridad, inició el viernes 8 de octubre y, al cierre de este texto, debe seguir en marcha mediante reuniones a puerta cerrada entre funcionarios de ambos países. El objetivo ha sido tratar de retomar otro tema que la administración Trump metió a la congeladora y cuyo antecedente es la Iniciativa Mérida, con el fin de cerrar ese capítulo de cooperación y abrir uno nuevo.

Será muy interesante saber bajo qué términos trabajaran ambos países, ya que este problema no ha hecho más que recrudecerse en estos años. Hoy tenemos un escenario muy diferente al de 2008, cuando se firmó la Iniciativa Mérida: tenemos de fondo la denuncia de México a EEUU por tráfico de armas, la participación de la Guardia Nacional en las labores de seguridad fronteriza, una “estrategia de seguridad” basada en “abrazos, no balazos” y una Unidad de Inteligencia Financiera que ha decidido ir tras el dinero sucio y bloquear cuentas.

Ahora bien, no hay que perder de vista que EEUU ya retomó su liderazgo global y, de hecho, ha replanteado con claridad sus prioridades geopolíticas, así que nada de lo que se acuerde con México éste fin de semana estará fuera de una estrategia más grande donde la contención de la influencia china en México y América Latina, estará incluida aunque no sea de forma evidente. En otras palabras, la agenda que EEUU está retomando con México no está aislada de sus demás prioridades globales.

Mientras que para México, la estrategia de contención de seguridad no tiene un alcance regional más allá de Centroamérica, pero claro que tiene sus propios objetivos, especialmente la disminución del tráfico de armas, la reducción de asesinatos, la asistencia jurídica y las extradiciones. Pero sobre todo, busca que la cooperación sea en términos tan asimétricos, de acuerdo con lo que el Secretario de Relaciones Exteriores ha declarado.

El interés general estará en los resultados de esta reunión, pues es prioritario para la ciudadanía en general y los sectores productivos, atender la crisis de inseguridad que México viene arrastrando desde hace casi 15 años y que viene a sumarse al complejo contexto económico de la reactivación económica.

La indisoluble relación entre México y Estados Unidos es quizá el vínculo más complejo que nuestro país mantiene con el exterior; por ello, a pesar de los bandazos presidenciales en ambos lados de la frontera, siempre hay una agenda común de seguridad, economía y migración.

Desde septiembre, ambos países retomaron las reuniones, empezando por el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) en Washington, centrado en la reactivación económica bilateral post-pandemia y la inversión en el sureste y en Centroamérica. Vale recordar que el DEAN se suspendió durante toda la presidencia de Donald Trump.

El sello Biden-Harris en las declaraciones se hizo notar, pues los funcionarios estadounidenses fueron enfáticos en mencionar que desean construir en lugar de amenazar, rompiendo con la línea de su antecesor, quien buscó la imposición de aranceles y la exigencia de construir un muro.

Sin embargo, independientemente de la retórica, hubo asuntos de fondo que se quedaron igual durante el DEAN, como las reglas de origen aplicables a vehículos ensamblados en México, que podrían otorgar un trato arancelario preferencial en el marco del TMEC. Mientras que los temas relacionados con las causas económicas de la migración sí fueron uno de los pilares de la sesión de principios de septiembre.

El segundo bloque de reuniones de alto nivel, ahora enfocado en atender temas de seguridad, inició el viernes 8 de octubre y, al cierre de este texto, debe seguir en marcha mediante reuniones a puerta cerrada entre funcionarios de ambos países. El objetivo ha sido tratar de retomar otro tema que la administración Trump metió a la congeladora y cuyo antecedente es la Iniciativa Mérida, con el fin de cerrar ese capítulo de cooperación y abrir uno nuevo.

Será muy interesante saber bajo qué términos trabajaran ambos países, ya que este problema no ha hecho más que recrudecerse en estos años. Hoy tenemos un escenario muy diferente al de 2008, cuando se firmó la Iniciativa Mérida: tenemos de fondo la denuncia de México a EEUU por tráfico de armas, la participación de la Guardia Nacional en las labores de seguridad fronteriza, una “estrategia de seguridad” basada en “abrazos, no balazos” y una Unidad de Inteligencia Financiera que ha decidido ir tras el dinero sucio y bloquear cuentas.

Ahora bien, no hay que perder de vista que EEUU ya retomó su liderazgo global y, de hecho, ha replanteado con claridad sus prioridades geopolíticas, así que nada de lo que se acuerde con México éste fin de semana estará fuera de una estrategia más grande donde la contención de la influencia china en México y América Latina, estará incluida aunque no sea de forma evidente. En otras palabras, la agenda que EEUU está retomando con México no está aislada de sus demás prioridades globales.

Mientras que para México, la estrategia de contención de seguridad no tiene un alcance regional más allá de Centroamérica, pero claro que tiene sus propios objetivos, especialmente la disminución del tráfico de armas, la reducción de asesinatos, la asistencia jurídica y las extradiciones. Pero sobre todo, busca que la cooperación sea en términos tan asimétricos, de acuerdo con lo que el Secretario de Relaciones Exteriores ha declarado.

El interés general estará en los resultados de esta reunión, pues es prioritario para la ciudadanía en general y los sectores productivos, atender la crisis de inseguridad que México viene arrastrando desde hace casi 15 años y que viene a sumarse al complejo contexto económico de la reactivación económica.