/ domingo 5 de marzo de 2023

Arte y Academia | Murales: complemento perfecto en la enseñanza infantil: profesores

¡Bravo! Porque el muralismo de los llamados “Tres Grandes”, Orozco, Rivera y Siqueiros, continúa funcionando. Porque niños, provenientes de primarias de gobierno, entre los 7 y 13 años, mostraron verdadero interés y agrado hacia la exhibición de contenidos integrados a uno de los primeros recintos artísticos y culturales que les tocó investigar y disfrutar: “El Museo-Mural Diego Rivera”, situado, como sabemos, dentro del extremo izquierdo del cuadrante de nuestra Alameda Central y, cercanamente, también, al Hemiciclo de Juárez.

Y donde los estudiantes citados iniciaron, mediante el apoyo explicativo de sus profesores, su encuentro pictórico, con cuerpos, rostros, vestimentas y expresiones gestuales totalmente distintas, la importancia de una imagenología histórica, no sólo muy clara para los escolares, sino incluso interesante, necesaria, y muy verdadera; y con la cual el pintor y autor de las mismas, Diego Rivera, describió, a manera de insustituible y efectiva crónica visual, a base de colores, rostros, telas, pinceles, cinceles y demás, los hechos informativos más significativos de las luchas políticas, sociales y culturales, tanto en calidades como en las maneras de aplicarlas circunstancialmente por gobiernos, ejércitos y ciudadanía organizada.

“Arte-Mural, establecido decididamente y sin mayores preámbulos en nuestro Territorio, y para siempre, fundamental en la enseñanza”, opinaron profesores de planteles primarios, conceptuando, propósitos, enfocados a obtener, ordenamientos más favorables, y, que todos los mexicanos, hemos experimentado tanto en el ayer, como en el hoy y el siempre, y, que, sin temor a equivocarnos, serán aplicados en un futuro muy cercano, poniendo en marcha, búsquedas relacionadas con desarrollos y puntos de vista, políticos, culturales, económicos, artísticos, sociológicos, y, en el caso de nuestros jóvenes y niños, enfocados, a la escolaridad, la economía, el empleo, vivienda y diplomacia.

La obra de Rivera, ha sido visualizada por analistas, con enfoques altamente positivos, tanto en las aplicaciones nacionales como en las internacionales. Entre ellos, los relacionados con personajes que, con legítimo orgullo, nuestra historia ubicó como fundamentales, dentro de solidarias políticas, sociológicas, culturales, educativas y hasta económicas, que fueron desarrollándose. Y, que por consiguiente, aquel muralista había logrado capturar, a manera de cortas crónicas visuales, las que estaban siendo aprovechadas por ellos, desde las primeras áreas, y dentro, además, de gratos, prácticos, aportantes y disciplinarios recursos, ciento por ciento formativos.

Así, tanto la chiquillería, como sus profesores y la libre asistencia de público, se percataron que el muralismo, efectivamente continúa vivo, y que al transformar los espacios grises en foros provistos de imágenes que la historia, las crónicas y en suma, las artes plásticas, nos entregan unificadas, dando paso, no solamente a una información perfecta, sino, especialmente transformada en claridad expresiva, sintética, conceptual y humanística, para capturar el aprendizaje de un estudiantado innegablemente urgido, en adueñarse a la mayor brevedad de todos los aconteceres que los han precedido.

Se les explicó, por ejemplo, que a cien años de su surgimiento; el muralismo mexicano, continúa vivo y en constante transformación. Asimismo, mediante una importante y muy reconocida charla, procedente de prestigiados artistas, como Gustavo Chávez Pavón (Guchepe); y Miktlan Kouatl, durante la conferencia Muralismo en resistencia, realizada la noche del viernes en el Museo Mural Diego Rivera, como parte de las actividades por el 35 aniversario, Chávez Pavón, quien ha pintado murales en Chiapas, Toluca, Palestina, Argentina y otros lugares, dijo, que a pesar de que en las escuelas de arte ya no se enseña casi el muralismo, porque se ha convertido en algo escondido y prohibido, lo cierto es que existen muchas comunidades que lo siguen fomentando.

Luego de recordar los inicios del muralismo mexicano, en tiempos de José Vasconcelos, el muralista señaló que México es uno de los países con una de las culturas más diversas de todo el planeta. Con la creación de la SEP en 1921 se fomentó el arte público.

Indicó asimismo, que desde el principio, el muralismo tomó partido por las causas sociales, sobre todo por los sectores más desprotegidos, como los pueblos originarios. “Diego Rivera pintó en los principales muros de México a las personas que nadie quiere ver: los indígenas. No sólo, desde el punto de vista estético, sino en su verdadero entorno”.

Acompañado de varias decenas de personas, Guchepe comentó que el muralismo de hace 100 años sí fue subversivo, porque mostraba la auténtica cara del pueblo. Antes, los museos no podían ser vistos por la gente común y corriente, al grado de que parecían mausoleos, lugares cerrados a las ideas, la rabia, el dolor, la pobreza, esa necesidad de expresar lo qué sucede en este país y exigir justicia. Dijo que el muralismo actual sigue esos mismos principios. Nosotros, por ejemplo, hemos aprendido a desacralizar el arte, tratamos de romper con el concepto del artista burgués y que es tocado por un dios y que se convierte en parte de las élites económicas y gobernantes.

Afirmó que él, al igual que muchos artistas, hemos aprendido a pintar los claroscuros del pueblo y lo hemos hecho con la gente que se organiza, es decir con los campesinos, los indígenas, los maestros, los alumnos, los colonos y las personas encerradas injustamente en las prisiones.

Añadió: “Yo no pinto solo, vengo a pintar con la gente de mi alrededor; es una idea utópica, pero a lo mejor es posible hacerlo, que es transformar los espacios grises y represivos de este país en espacios más coloridos y humanos.

“La gente que todos los días se levanta a las 5 de la mañana para ir a trabajar también puede ser artista, porque todos tenemos la sensibilidad y la posibilidad de seguir desarrollándonos. El arte es algo humano y muy necesario. El arte, la música, la danza o la poesía son otro lenguaje y otro idioma del alma”. Sosteniendo que el muralismo, sigue vivo porque lo seguimos haciendo entre todos, concluyó en su ponencia Gustavo Chávez Pavón (Guchepe).

Miktlan Kouatl habló, también, lo concerniente a su propio proceso artístico y cultural como creador de murales y, de su acercamiento con el público. “Soy, comentó, un muralista caótico y ecléctico, influido por los tlacuilos que me han cambiado mis expectativas artísticas, en los últimos 20 años. Transformas al mundo y a ti mismo”. Aseguró.

Además, reconoció que la gente es la que lo ha incitado a crear murales en comunidades apartadas de la cultura. Me invitan a comer, a su casa y me aconsejan lo que debería estar en mis murales y esto es algo que agradezco, porque me ofrece otra alternativa”, explicó el artista mexicano. Por lo pronto y agradeciendo tales opiniones, nos despedimos con un beso.

¡Bravo! Porque el muralismo de los llamados “Tres Grandes”, Orozco, Rivera y Siqueiros, continúa funcionando. Porque niños, provenientes de primarias de gobierno, entre los 7 y 13 años, mostraron verdadero interés y agrado hacia la exhibición de contenidos integrados a uno de los primeros recintos artísticos y culturales que les tocó investigar y disfrutar: “El Museo-Mural Diego Rivera”, situado, como sabemos, dentro del extremo izquierdo del cuadrante de nuestra Alameda Central y, cercanamente, también, al Hemiciclo de Juárez.

Y donde los estudiantes citados iniciaron, mediante el apoyo explicativo de sus profesores, su encuentro pictórico, con cuerpos, rostros, vestimentas y expresiones gestuales totalmente distintas, la importancia de una imagenología histórica, no sólo muy clara para los escolares, sino incluso interesante, necesaria, y muy verdadera; y con la cual el pintor y autor de las mismas, Diego Rivera, describió, a manera de insustituible y efectiva crónica visual, a base de colores, rostros, telas, pinceles, cinceles y demás, los hechos informativos más significativos de las luchas políticas, sociales y culturales, tanto en calidades como en las maneras de aplicarlas circunstancialmente por gobiernos, ejércitos y ciudadanía organizada.

“Arte-Mural, establecido decididamente y sin mayores preámbulos en nuestro Territorio, y para siempre, fundamental en la enseñanza”, opinaron profesores de planteles primarios, conceptuando, propósitos, enfocados a obtener, ordenamientos más favorables, y, que todos los mexicanos, hemos experimentado tanto en el ayer, como en el hoy y el siempre, y, que, sin temor a equivocarnos, serán aplicados en un futuro muy cercano, poniendo en marcha, búsquedas relacionadas con desarrollos y puntos de vista, políticos, culturales, económicos, artísticos, sociológicos, y, en el caso de nuestros jóvenes y niños, enfocados, a la escolaridad, la economía, el empleo, vivienda y diplomacia.

La obra de Rivera, ha sido visualizada por analistas, con enfoques altamente positivos, tanto en las aplicaciones nacionales como en las internacionales. Entre ellos, los relacionados con personajes que, con legítimo orgullo, nuestra historia ubicó como fundamentales, dentro de solidarias políticas, sociológicas, culturales, educativas y hasta económicas, que fueron desarrollándose. Y, que por consiguiente, aquel muralista había logrado capturar, a manera de cortas crónicas visuales, las que estaban siendo aprovechadas por ellos, desde las primeras áreas, y dentro, además, de gratos, prácticos, aportantes y disciplinarios recursos, ciento por ciento formativos.

Así, tanto la chiquillería, como sus profesores y la libre asistencia de público, se percataron que el muralismo, efectivamente continúa vivo, y que al transformar los espacios grises en foros provistos de imágenes que la historia, las crónicas y en suma, las artes plásticas, nos entregan unificadas, dando paso, no solamente a una información perfecta, sino, especialmente transformada en claridad expresiva, sintética, conceptual y humanística, para capturar el aprendizaje de un estudiantado innegablemente urgido, en adueñarse a la mayor brevedad de todos los aconteceres que los han precedido.

Se les explicó, por ejemplo, que a cien años de su surgimiento; el muralismo mexicano, continúa vivo y en constante transformación. Asimismo, mediante una importante y muy reconocida charla, procedente de prestigiados artistas, como Gustavo Chávez Pavón (Guchepe); y Miktlan Kouatl, durante la conferencia Muralismo en resistencia, realizada la noche del viernes en el Museo Mural Diego Rivera, como parte de las actividades por el 35 aniversario, Chávez Pavón, quien ha pintado murales en Chiapas, Toluca, Palestina, Argentina y otros lugares, dijo, que a pesar de que en las escuelas de arte ya no se enseña casi el muralismo, porque se ha convertido en algo escondido y prohibido, lo cierto es que existen muchas comunidades que lo siguen fomentando.

Luego de recordar los inicios del muralismo mexicano, en tiempos de José Vasconcelos, el muralista señaló que México es uno de los países con una de las culturas más diversas de todo el planeta. Con la creación de la SEP en 1921 se fomentó el arte público.

Indicó asimismo, que desde el principio, el muralismo tomó partido por las causas sociales, sobre todo por los sectores más desprotegidos, como los pueblos originarios. “Diego Rivera pintó en los principales muros de México a las personas que nadie quiere ver: los indígenas. No sólo, desde el punto de vista estético, sino en su verdadero entorno”.

Acompañado de varias decenas de personas, Guchepe comentó que el muralismo de hace 100 años sí fue subversivo, porque mostraba la auténtica cara del pueblo. Antes, los museos no podían ser vistos por la gente común y corriente, al grado de que parecían mausoleos, lugares cerrados a las ideas, la rabia, el dolor, la pobreza, esa necesidad de expresar lo qué sucede en este país y exigir justicia. Dijo que el muralismo actual sigue esos mismos principios. Nosotros, por ejemplo, hemos aprendido a desacralizar el arte, tratamos de romper con el concepto del artista burgués y que es tocado por un dios y que se convierte en parte de las élites económicas y gobernantes.

Afirmó que él, al igual que muchos artistas, hemos aprendido a pintar los claroscuros del pueblo y lo hemos hecho con la gente que se organiza, es decir con los campesinos, los indígenas, los maestros, los alumnos, los colonos y las personas encerradas injustamente en las prisiones.

Añadió: “Yo no pinto solo, vengo a pintar con la gente de mi alrededor; es una idea utópica, pero a lo mejor es posible hacerlo, que es transformar los espacios grises y represivos de este país en espacios más coloridos y humanos.

“La gente que todos los días se levanta a las 5 de la mañana para ir a trabajar también puede ser artista, porque todos tenemos la sensibilidad y la posibilidad de seguir desarrollándonos. El arte es algo humano y muy necesario. El arte, la música, la danza o la poesía son otro lenguaje y otro idioma del alma”. Sosteniendo que el muralismo, sigue vivo porque lo seguimos haciendo entre todos, concluyó en su ponencia Gustavo Chávez Pavón (Guchepe).

Miktlan Kouatl habló, también, lo concerniente a su propio proceso artístico y cultural como creador de murales y, de su acercamiento con el público. “Soy, comentó, un muralista caótico y ecléctico, influido por los tlacuilos que me han cambiado mis expectativas artísticas, en los últimos 20 años. Transformas al mundo y a ti mismo”. Aseguró.

Además, reconoció que la gente es la que lo ha incitado a crear murales en comunidades apartadas de la cultura. Me invitan a comer, a su casa y me aconsejan lo que debería estar en mis murales y esto es algo que agradezco, porque me ofrece otra alternativa”, explicó el artista mexicano. Por lo pronto y agradeciendo tales opiniones, nos despedimos con un beso.