/ sábado 13 de abril de 2024

Atención con las formas de la desinformación electoral

En México, como en muchos otros lugares del mundo, las redes sociodigitales y las plataformas se han ido convirtiendo en fuentes cada vez más utilizadas para estar al tanto de información y noticias. De acuerdo con datos de Statista, en 2023 en México 63% de la población mayor de 18 años las utilizaba como fuente de noticias. Al mismo tiempo, otros estudios, como el más reciente Reporte de Noticias Digitales del Instituto Reuters (2023) nos advierten que la mayor parte de las personas que consumen noticias en línea en América Latina (62%) están preocupadas por distinguir la información verdadera de la falsa en estas redes y plataformas.

Para el caso de nuestro país, la situación se vuelve más preocupante si consideramos que, por lo general, los picos de desinformación tienden a aumentar en contextos electorales, como el que ahora vivimos. Más aún, es posible pensar que aquí hay además condiciones propicias para este tipo de información falsa. Con base en el reporte específico para México del estudio citado de Reuters, la confianza general en las noticias ha caído de 49% en 2017 a 36% en 2023 y, peor aún, que tan sólo 41% confía en las noticias que se consumen personalmente. ¿Qué hacer ante este panorama informativo?

Recordemos que la desinformación se refiere a toda aquella información falsa que ha sido creada y difundida con la intención de engañar, manipular o causar algún daño. Cuando la desinformación se presenta en contextos electorales, su objetivo es afectar la legitimidad y la confianza en los procesos y en los resultados de la votación. Además, muchas veces no sólo no la detectamos, sino que la podemos llegar a compartir debido a que normalmente busca apelar a nuestras emociones y a una respuesta natural que tenemos los seres humanos llamado “sesgo de confirmación”. Este sesgo hace que, de entrada, aceptemos como válida toda aquella información que confirma lo que ya creemos (incluyendo nuestros miedos y nuestros prejuicios) y rechacemos todo aquello que pueda ponerlo en duda.

Por esta razón, debemos hacer un esfuerzo mayor para detectar la desinformación. Aquí hay algunas de las formas más frecuentes en que se puede presentar la desinformación:

Contenido fabricado: cuando toda la información de la nota ha sido inventada. Por ejemplo, si nos llega un contenido que afirma que la “tinta del Instituto Nacional Electoral para marcar las boletas a la hora de votar se puede borrar”. Esto es totalmente fabricado, pues para marcar las boletas no se usa tinta, sino un crayón indeleble. Este tipo de información es lo que coloquialmente llamamos “fake news”.

Contenido impostor: cuando se pretende hacer pasar a una fuente confiable como la difusora de un contenido falso. Por ejemplo, si hallamos un contenido que utiliza los logos o colores del INE para correr un rumor que ningún medio de comunicación importante trae como noticia.

Falso contexto: cuando el contenido es auténtico, pero en realidad sucedió en otro lugar o en otro tiempo. Por ejemplo, si nos encontramos o nos envían las ya famosas fotos de urnas quemándose en días previos o durante la jornada electoral. Aquí de nuevo, antes de alarmarse, hay que verificar con el sitio oficial del INE (ine.mx) y los principales medios de nuestra mayor confianza.

Contenido manipulado: cuando a un texto, imagen, video o audio verídico se le editan partes para quitarle o añadirle contenidos que distorsionen su sentido original. Por ejemplo, si nos llegan imágenes o videos mostrando algunas supuestas credenciales electorales que no se marcaron de personas que ya votaron. Aquí cabe recordar que, al pasar a votar en la casilla, cada persona entrega su credencial electoral para verificar que esté en el Padrón electoral y su credencial se marca en el espacio correspondiente al tipo de elección que se celebra con los últimos dos dígitos del año (el próximo 2 de junio, se marcará con el número “24”).

Por tanto, en este proceso electoral, es muy importante estar alertas y no caer en la tentación de compartir la información que nos llegue sin antes hacer una breve pausa para preguntarnos si acaso pudiera no ser del todo verídica. En esta época de redes y plataformas digitales, es también nuestra responsabilidad como usuarios contribuir a un mejor ambiente digital.

En México, como en muchos otros lugares del mundo, las redes sociodigitales y las plataformas se han ido convirtiendo en fuentes cada vez más utilizadas para estar al tanto de información y noticias. De acuerdo con datos de Statista, en 2023 en México 63% de la población mayor de 18 años las utilizaba como fuente de noticias. Al mismo tiempo, otros estudios, como el más reciente Reporte de Noticias Digitales del Instituto Reuters (2023) nos advierten que la mayor parte de las personas que consumen noticias en línea en América Latina (62%) están preocupadas por distinguir la información verdadera de la falsa en estas redes y plataformas.

Para el caso de nuestro país, la situación se vuelve más preocupante si consideramos que, por lo general, los picos de desinformación tienden a aumentar en contextos electorales, como el que ahora vivimos. Más aún, es posible pensar que aquí hay además condiciones propicias para este tipo de información falsa. Con base en el reporte específico para México del estudio citado de Reuters, la confianza general en las noticias ha caído de 49% en 2017 a 36% en 2023 y, peor aún, que tan sólo 41% confía en las noticias que se consumen personalmente. ¿Qué hacer ante este panorama informativo?

Recordemos que la desinformación se refiere a toda aquella información falsa que ha sido creada y difundida con la intención de engañar, manipular o causar algún daño. Cuando la desinformación se presenta en contextos electorales, su objetivo es afectar la legitimidad y la confianza en los procesos y en los resultados de la votación. Además, muchas veces no sólo no la detectamos, sino que la podemos llegar a compartir debido a que normalmente busca apelar a nuestras emociones y a una respuesta natural que tenemos los seres humanos llamado “sesgo de confirmación”. Este sesgo hace que, de entrada, aceptemos como válida toda aquella información que confirma lo que ya creemos (incluyendo nuestros miedos y nuestros prejuicios) y rechacemos todo aquello que pueda ponerlo en duda.

Por esta razón, debemos hacer un esfuerzo mayor para detectar la desinformación. Aquí hay algunas de las formas más frecuentes en que se puede presentar la desinformación:

Contenido fabricado: cuando toda la información de la nota ha sido inventada. Por ejemplo, si nos llega un contenido que afirma que la “tinta del Instituto Nacional Electoral para marcar las boletas a la hora de votar se puede borrar”. Esto es totalmente fabricado, pues para marcar las boletas no se usa tinta, sino un crayón indeleble. Este tipo de información es lo que coloquialmente llamamos “fake news”.

Contenido impostor: cuando se pretende hacer pasar a una fuente confiable como la difusora de un contenido falso. Por ejemplo, si hallamos un contenido que utiliza los logos o colores del INE para correr un rumor que ningún medio de comunicación importante trae como noticia.

Falso contexto: cuando el contenido es auténtico, pero en realidad sucedió en otro lugar o en otro tiempo. Por ejemplo, si nos encontramos o nos envían las ya famosas fotos de urnas quemándose en días previos o durante la jornada electoral. Aquí de nuevo, antes de alarmarse, hay que verificar con el sitio oficial del INE (ine.mx) y los principales medios de nuestra mayor confianza.

Contenido manipulado: cuando a un texto, imagen, video o audio verídico se le editan partes para quitarle o añadirle contenidos que distorsionen su sentido original. Por ejemplo, si nos llegan imágenes o videos mostrando algunas supuestas credenciales electorales que no se marcaron de personas que ya votaron. Aquí cabe recordar que, al pasar a votar en la casilla, cada persona entrega su credencial electoral para verificar que esté en el Padrón electoral y su credencial se marca en el espacio correspondiente al tipo de elección que se celebra con los últimos dos dígitos del año (el próximo 2 de junio, se marcará con el número “24”).

Por tanto, en este proceso electoral, es muy importante estar alertas y no caer en la tentación de compartir la información que nos llegue sin antes hacer una breve pausa para preguntarnos si acaso pudiera no ser del todo verídica. En esta época de redes y plataformas digitales, es también nuestra responsabilidad como usuarios contribuir a un mejor ambiente digital.