/ martes 20 de febrero de 2018

Avances de la reforma energética y de la mejora regulatoria

México avanza con sus Reformas Estructurales en un contexto donde la realidad económica e institucional es dinámica, más aún, en el contexto de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde el país se enfrenta a una negociación -que entre otras cosas- busca modernizar las operaciones de comercio, el sistema de aduanas y el clima de negocios en general.

Para los socios de América del Norte, el clima de negocios en México tiene muchas oportunidades de mejora, sobre todo, en la complejidad de los trámites, la opacidad del proceso de toma de decisiones, la poca vinculación y transparencia de los comités asesores y consultivos de las autoridades, así como la falta de mecanismos sancionadores cuando alguno de los Estados miembros del tratado, incurren en prácticas regulatorias ineficientes, inequitativas y poco confiables con impacto negativo en el comercio.

La mejora regulatoria o desregulación, es una función permanente de una economía que se debe mantener competitiva y mejorando su desempeño. Por ello, resalta la mejora de México en el ranking de Banco Mundial sobre clima de negocios, donde la calificación del país mejora marginalmente respecto al año pasado, posicionándose en el lugar 59 entre 190 economías que se miden a nivel mundial. El reporte analiza 10 indicadores que miden el número de procedimientos, tiempos, costos y calidad de regulaciones federales y locales que impactan el ambiente de negocios y en especial para las PYMES.

México mejoró su calificación en: apertura de empresas, obtención de permisos de construcción y obtención de electricidad. Se presentó un retroceso en registro público de la propiedad, pago de impuestos y resolución de insolvencia. Se mantuvieron sin cambio: obtención de crédito, protección a inversionistas minoritarios, comercio transfronterizo y cumplimiento de contratos.

La economía número uno en el ranking fue Nueva Zelandia, seguida de Singapur, Dinamarca, Corea del Sur y Hong Kong. México se mantiene la mejor posición en América Latina, superando a Chile (55), Perú (58), Colombia (59), Costa Rica (61), Argentina (117) y Brasil (125).

Por otro lado, el desempeño de la economía mexicana se perfila favorable con el despliegue de la Reforma Energética con un potencial contractual de los proyectos en marcha en exploración y extracción de hidrocarburos, gasoductos y centrales eléctricas, los cuales suman 175 mil MDD. Esta situación cambia radicalmente la fisionomía del país que venía de un monopolio energético a un mercado más abierto y en formación, con nuevos jugadores que suman más de 70 empresas, donde 33 son mexicanas. Con la reforma energética se logró, además del cambio constitucional, la promulgación de 21 leyes secundarias y 364 disposiciones, lineamientos y normas oficiales que articulan un nuevo marco regulatorio, nuevos agencias gubernamentales para su control y, sobre todo, el desarrollo de mercados de energía.

No son pocas las voces que mencionan el potencial del país, pero también sus grandes restricciones en estos mercados en formación. Por un lado, la violencia y la intervención del crimen organizado en el robo de combustibles que afecta sensiblemente el desempeño de PEMEX ante un boquete financiero que se acerca a los 15 mil millones de pesos. Por otro lado, las empresas nuevas del sector se enfrentarán, a su vez, con la trampa regulatoria que implica el costo de implantación y aprendizaje de las nuevas autoridades, así como el escrutinio de los diferentes mercados y consumidores, cuya expectativa no es que suban los energéticos, sino que se estabilicen a la baja.

Sin embargo, un avance de este calado no puede darse sin contratiempos y situaciones que exigirán, lo que se ha llamado la “reforma de las reformas” con base en la experiencia regulatoria y en el perfeccionamiento de los mercados. En este sentido, para muchas empresas existe un nudo regulatorio en áreas como la ambiental, la social y la logística que demoran significativamente los procesos de inversión. Por otro lado, ya se empieza a notar la inexperiencia de las autoridades que instrumentan el nuevo marco regulatorio y que tienen el reto de emparejar su desfase para estar listos, no sólo colocando contratos en las Rondas, sino facilitando la inversión generadora de empelos. También encontramos la complejidad técnica de las operaciones y la falta de personal calificado para la exploración y producción de hidrocarburos, el desarrollo de ductos y empresas de soporte especializadas.

Por ello, es de la mayor relevancia la constitución del Sistema Nacional de Mejora Regulatoria, el cual deberá ser autónomo y construir un andamiaje institucional y legal, que sincronice los tres órdenes de gobierno, articule y normalice las plataformas digitales de servicios públicos, realice el monitoreo y evaluación de costo beneficio de regulaciones y trámites, así como ejercer acción administrativa e inhabilitación de trámites y servicios fuera de norma y utilizar ventanillas únicas facilitadoras en municipios y cámaras industriales.

México avanza con sus Reformas Estructurales en un contexto donde la realidad económica e institucional es dinámica, más aún, en el contexto de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, donde el país se enfrenta a una negociación -que entre otras cosas- busca modernizar las operaciones de comercio, el sistema de aduanas y el clima de negocios en general.

Para los socios de América del Norte, el clima de negocios en México tiene muchas oportunidades de mejora, sobre todo, en la complejidad de los trámites, la opacidad del proceso de toma de decisiones, la poca vinculación y transparencia de los comités asesores y consultivos de las autoridades, así como la falta de mecanismos sancionadores cuando alguno de los Estados miembros del tratado, incurren en prácticas regulatorias ineficientes, inequitativas y poco confiables con impacto negativo en el comercio.

La mejora regulatoria o desregulación, es una función permanente de una economía que se debe mantener competitiva y mejorando su desempeño. Por ello, resalta la mejora de México en el ranking de Banco Mundial sobre clima de negocios, donde la calificación del país mejora marginalmente respecto al año pasado, posicionándose en el lugar 59 entre 190 economías que se miden a nivel mundial. El reporte analiza 10 indicadores que miden el número de procedimientos, tiempos, costos y calidad de regulaciones federales y locales que impactan el ambiente de negocios y en especial para las PYMES.

México mejoró su calificación en: apertura de empresas, obtención de permisos de construcción y obtención de electricidad. Se presentó un retroceso en registro público de la propiedad, pago de impuestos y resolución de insolvencia. Se mantuvieron sin cambio: obtención de crédito, protección a inversionistas minoritarios, comercio transfronterizo y cumplimiento de contratos.

La economía número uno en el ranking fue Nueva Zelandia, seguida de Singapur, Dinamarca, Corea del Sur y Hong Kong. México se mantiene la mejor posición en América Latina, superando a Chile (55), Perú (58), Colombia (59), Costa Rica (61), Argentina (117) y Brasil (125).

Por otro lado, el desempeño de la economía mexicana se perfila favorable con el despliegue de la Reforma Energética con un potencial contractual de los proyectos en marcha en exploración y extracción de hidrocarburos, gasoductos y centrales eléctricas, los cuales suman 175 mil MDD. Esta situación cambia radicalmente la fisionomía del país que venía de un monopolio energético a un mercado más abierto y en formación, con nuevos jugadores que suman más de 70 empresas, donde 33 son mexicanas. Con la reforma energética se logró, además del cambio constitucional, la promulgación de 21 leyes secundarias y 364 disposiciones, lineamientos y normas oficiales que articulan un nuevo marco regulatorio, nuevos agencias gubernamentales para su control y, sobre todo, el desarrollo de mercados de energía.

No son pocas las voces que mencionan el potencial del país, pero también sus grandes restricciones en estos mercados en formación. Por un lado, la violencia y la intervención del crimen organizado en el robo de combustibles que afecta sensiblemente el desempeño de PEMEX ante un boquete financiero que se acerca a los 15 mil millones de pesos. Por otro lado, las empresas nuevas del sector se enfrentarán, a su vez, con la trampa regulatoria que implica el costo de implantación y aprendizaje de las nuevas autoridades, así como el escrutinio de los diferentes mercados y consumidores, cuya expectativa no es que suban los energéticos, sino que se estabilicen a la baja.

Sin embargo, un avance de este calado no puede darse sin contratiempos y situaciones que exigirán, lo que se ha llamado la “reforma de las reformas” con base en la experiencia regulatoria y en el perfeccionamiento de los mercados. En este sentido, para muchas empresas existe un nudo regulatorio en áreas como la ambiental, la social y la logística que demoran significativamente los procesos de inversión. Por otro lado, ya se empieza a notar la inexperiencia de las autoridades que instrumentan el nuevo marco regulatorio y que tienen el reto de emparejar su desfase para estar listos, no sólo colocando contratos en las Rondas, sino facilitando la inversión generadora de empelos. También encontramos la complejidad técnica de las operaciones y la falta de personal calificado para la exploración y producción de hidrocarburos, el desarrollo de ductos y empresas de soporte especializadas.

Por ello, es de la mayor relevancia la constitución del Sistema Nacional de Mejora Regulatoria, el cual deberá ser autónomo y construir un andamiaje institucional y legal, que sincronice los tres órdenes de gobierno, articule y normalice las plataformas digitales de servicios públicos, realice el monitoreo y evaluación de costo beneficio de regulaciones y trámites, así como ejercer acción administrativa e inhabilitación de trámites y servicios fuera de norma y utilizar ventanillas únicas facilitadoras en municipios y cámaras industriales.