/ miércoles 29 de julio de 2020

Bazar de la cultura | Un encuentro con Ennio Morricone

La película de vaqueros más famosa de toda la historia no es La diligencia (EUA, 1939), de John Ford, ni Los siete magníficos (EUA, 1960), de John Sturges, ni El Dorado (EUA, 1966), de Howard Hawks, sino El bueno, el malo y el feo (Italia, 1966), de Sergio Leone. El tema musical más célebre del oeste pertenece precisamente a esta cinta, creación de Ennio Morricone.

En el espectáculo del viejo oeste que se presenta en Durango, la música es de Morricone: Por un puñado de dólares. Y de veras que aquella melodía crea un ambiente perfecto para la acción.

A través de sus partituras, Leone fue un genuino coautor de varias de las mejores películas de la segunda mitad del siglo XX: Sacco y Vanzetti (Italia, 1971), de Giuliano Montalvo; Érase una vez en América (Italia-EUA, 1984) y Los héroes de Mesa Verde (Italia, 1972), ambas de Leone; Los Intocables (EUA, 1989), de Brian de Palma, entre muchas otras.

Tuvimos la oportunidad de participar en la conferencia de prensa previa a la presentación de Morricone en el Auditorio Nacional, con el apoyo de Raquel del Castillo para las fotografías.

Le preguntamos al maestro por Los héroes de Mesa Verde, sin duda una de las cintas más lúcidas y vigorosas sobre la Revolución Mexicana.

Morricone contestó que Leone y él estaban muy interesados en el movimiento social mexicano, aunque éste no se estudia en forma profunda en Italia. El compositor aseguró que su intención era rodar la película en México, pero no fue posible, así que el trabajo se cumplió en el Viejo Mundo; incluso así Los héroes de Mesa Verde consigue recrear la aridez chihuahuense donde villistas y federales combatían por el futuro.

La película se aleja de los esquemas predominantes en la industria mexicana: como hombres de izquierda, Leone y Morricone plantean a la revolución como una lucha de clases, no sólo como un combate entre la democracia y la usurpación. La oligarquía se jacta de su clasismo racista; el régimen de Huerta se plantea como un precursor de las dictaduras militares, que a comienzos de los 70 se extendían por el continente.

Villa nunca aparece, pero todos hablan de él y sus acciones condicionan el cauce de los acontecimientos; esa solución le confiere al Centauro las dimensiones de la leyenda. Al mismo tiempo desmantela la versión oficial sobre el movimiento, que trató durante generaciones de borrar al villismo de la memoria colectiva.

La música de Morricone va de la ironía a la acción trepidante y de ésta a la melancolía más honda; en varias secuencias se suprime el sonido, así la partitura de Morricone crea la atmósfera poética del cine mundo.

Morricone supo expresar en Los Intocables tanto la arrogante opulencia de Al Capone como la amistad viril de sus variopintos antagonistas, Ness y sus muchachos.

Leone fue uno de los grandes.

La película de vaqueros más famosa de toda la historia no es La diligencia (EUA, 1939), de John Ford, ni Los siete magníficos (EUA, 1960), de John Sturges, ni El Dorado (EUA, 1966), de Howard Hawks, sino El bueno, el malo y el feo (Italia, 1966), de Sergio Leone. El tema musical más célebre del oeste pertenece precisamente a esta cinta, creación de Ennio Morricone.

En el espectáculo del viejo oeste que se presenta en Durango, la música es de Morricone: Por un puñado de dólares. Y de veras que aquella melodía crea un ambiente perfecto para la acción.

A través de sus partituras, Leone fue un genuino coautor de varias de las mejores películas de la segunda mitad del siglo XX: Sacco y Vanzetti (Italia, 1971), de Giuliano Montalvo; Érase una vez en América (Italia-EUA, 1984) y Los héroes de Mesa Verde (Italia, 1972), ambas de Leone; Los Intocables (EUA, 1989), de Brian de Palma, entre muchas otras.

Tuvimos la oportunidad de participar en la conferencia de prensa previa a la presentación de Morricone en el Auditorio Nacional, con el apoyo de Raquel del Castillo para las fotografías.

Le preguntamos al maestro por Los héroes de Mesa Verde, sin duda una de las cintas más lúcidas y vigorosas sobre la Revolución Mexicana.

Morricone contestó que Leone y él estaban muy interesados en el movimiento social mexicano, aunque éste no se estudia en forma profunda en Italia. El compositor aseguró que su intención era rodar la película en México, pero no fue posible, así que el trabajo se cumplió en el Viejo Mundo; incluso así Los héroes de Mesa Verde consigue recrear la aridez chihuahuense donde villistas y federales combatían por el futuro.

La película se aleja de los esquemas predominantes en la industria mexicana: como hombres de izquierda, Leone y Morricone plantean a la revolución como una lucha de clases, no sólo como un combate entre la democracia y la usurpación. La oligarquía se jacta de su clasismo racista; el régimen de Huerta se plantea como un precursor de las dictaduras militares, que a comienzos de los 70 se extendían por el continente.

Villa nunca aparece, pero todos hablan de él y sus acciones condicionan el cauce de los acontecimientos; esa solución le confiere al Centauro las dimensiones de la leyenda. Al mismo tiempo desmantela la versión oficial sobre el movimiento, que trató durante generaciones de borrar al villismo de la memoria colectiva.

La música de Morricone va de la ironía a la acción trepidante y de ésta a la melancolía más honda; en varias secuencias se suprime el sonido, así la partitura de Morricone crea la atmósfera poética del cine mundo.

Morricone supo expresar en Los Intocables tanto la arrogante opulencia de Al Capone como la amistad viril de sus variopintos antagonistas, Ness y sus muchachos.

Leone fue uno de los grandes.

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