/ jueves 4 de noviembre de 2021

Cable Diplomático | Demócratas en problemas

El martes 2 de noviembre se llevaron a cabo elecciones en la Unión Americana, específicamente en ciertos estados clave, como es Virginia y New Jersey. El resumen de ello es lo siguiente: los demócratas están en graves aprietos. Vamos por partes. El año pasado, precisamente por estas fechas, se llevó a cabo la elección presidencial en la que Joe Biden ganó la presidencia de los Estados Unidos frente a Donald Trump; como es sabido por todos, enfrentó un panorama político complejo en términos postelectorales pero acabó tomando posesión al final de cuentas.

Después de casi un año de estar en el poder y gobernar a la nación, el Presidente está en problemas. ¿Qué sucedió el martes durante las elecciones? Muchos medios estadunidenses lo describen como una “pesadilla” para los demócratas, y la razón de lo anterior es el resultado en diversos lugares que sirven como termómetro de la temperatura política de la nación. En Virginia triunfó el candidato republicano Glenn Youngkin frente al ex Gobernador demócrata Terry McAuliffe. Recordemos que Virginia siempre ha sido un “swing state” (es decir, un estado que a veces es demócrata y a veces republicano) pero desde los últimos años, había estado del lado lado azul (demócrata) y tan solo el año pasado, Biden ganó por amplio margen de ventaja en la elección presidencial.

Otro caso similar es el de New Jersey, donde la carrera electoral, al día siguiente de los comicios estaba demasiado cerrada para declarar un ganador (al momento de escribir esta columna, la cosa seguía igual). Pero este debió ser un triunfo de los demócratas sin problema alguno.

¿Qué está sucediendo entonces en los Estados Unidos? La respuesta es simple: el panorama político ya cambió nuevamente y los demócratas se encuentran en aprietos. Si bien hemos dicho en estos artículos recientemente que la popularidad del Presidente Biden se ha estancado debido a los graves problemas que han sucedido durante su mandato (migración, Afganistán, infraestructura, vacunas), lo anterior ha demostrado que la materialización práctica de este descontento se está trasladando a las urnas, causando una disminución del apoyo al gobierno demócrata. Los propios miembros del Partido Demócrata se encuentran divididos; muchos no consideran que Biden podría volver a ganarle a Donald Trump (si así fuera la elección del 2024). Por su parte, el ala radical de dicho partido que tiende a la izquierda (con miembros como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortes) es catalogada por muchos como extrema y por ende, tiende a generar aversión entre los votantes más moderados.

Dicho todo lo anterior, creo que es momento de que el Partido Demócrata se reagrupe. Dado el escenario electoral actual, es probable que el año que viene pierdan el control del Senado (y si se descuidan, de la Cámara de Representantes) y ello marcará la tendencia para el 2024 y la sucesión en la Casa Blanca. En términos prácticos, de suceder esto, el gobierno de Biden tiene poco margen de maniobra para avanzar su agenda antes que los bloqueos de la oposición se vuelvan más y más complicados. Veremos que ruta de acción toman en las siguientes semanas.

El martes 2 de noviembre se llevaron a cabo elecciones en la Unión Americana, específicamente en ciertos estados clave, como es Virginia y New Jersey. El resumen de ello es lo siguiente: los demócratas están en graves aprietos. Vamos por partes. El año pasado, precisamente por estas fechas, se llevó a cabo la elección presidencial en la que Joe Biden ganó la presidencia de los Estados Unidos frente a Donald Trump; como es sabido por todos, enfrentó un panorama político complejo en términos postelectorales pero acabó tomando posesión al final de cuentas.

Después de casi un año de estar en el poder y gobernar a la nación, el Presidente está en problemas. ¿Qué sucedió el martes durante las elecciones? Muchos medios estadunidenses lo describen como una “pesadilla” para los demócratas, y la razón de lo anterior es el resultado en diversos lugares que sirven como termómetro de la temperatura política de la nación. En Virginia triunfó el candidato republicano Glenn Youngkin frente al ex Gobernador demócrata Terry McAuliffe. Recordemos que Virginia siempre ha sido un “swing state” (es decir, un estado que a veces es demócrata y a veces republicano) pero desde los últimos años, había estado del lado lado azul (demócrata) y tan solo el año pasado, Biden ganó por amplio margen de ventaja en la elección presidencial.

Otro caso similar es el de New Jersey, donde la carrera electoral, al día siguiente de los comicios estaba demasiado cerrada para declarar un ganador (al momento de escribir esta columna, la cosa seguía igual). Pero este debió ser un triunfo de los demócratas sin problema alguno.

¿Qué está sucediendo entonces en los Estados Unidos? La respuesta es simple: el panorama político ya cambió nuevamente y los demócratas se encuentran en aprietos. Si bien hemos dicho en estos artículos recientemente que la popularidad del Presidente Biden se ha estancado debido a los graves problemas que han sucedido durante su mandato (migración, Afganistán, infraestructura, vacunas), lo anterior ha demostrado que la materialización práctica de este descontento se está trasladando a las urnas, causando una disminución del apoyo al gobierno demócrata. Los propios miembros del Partido Demócrata se encuentran divididos; muchos no consideran que Biden podría volver a ganarle a Donald Trump (si así fuera la elección del 2024). Por su parte, el ala radical de dicho partido que tiende a la izquierda (con miembros como Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortes) es catalogada por muchos como extrema y por ende, tiende a generar aversión entre los votantes más moderados.

Dicho todo lo anterior, creo que es momento de que el Partido Demócrata se reagrupe. Dado el escenario electoral actual, es probable que el año que viene pierdan el control del Senado (y si se descuidan, de la Cámara de Representantes) y ello marcará la tendencia para el 2024 y la sucesión en la Casa Blanca. En términos prácticos, de suceder esto, el gobierno de Biden tiene poco margen de maniobra para avanzar su agenda antes que los bloqueos de la oposición se vuelvan más y más complicados. Veremos que ruta de acción toman en las siguientes semanas.