/ jueves 6 de diciembre de 2018

Cambio, compromiso y hacienda pública

Inicia la nueva administración pública federal anunciada como un cambio de régimen, es decir, como un cambio radical en el quehacer público y más aún como un cambio de Estado. Los compromisos son muchos, sin entrar en detalles ni ser exhaustivos con el tema del Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, por lo menos 17 propuestas sintetizan un programa de gobierno que pretende alcanzar -en tres años o menosuna serie de objetivos de todo tipo, en un marco de sostenimiento de equilibrios macro financieros fundamentales para evitar reacciones negativas de los mercados internacionales.

En esta idea, partiendo del compromiso 32o que señala que “No aumentarán los impuestos más allá de la inflación y no se crearán nuevos impuestos. Tampoco aumentaremos la deuda pública. No gastaremos más de lo que ingrese a la hacienda pública”, se observa que el principal reto será obtener o liberar de manera sostenida los recursos financieros que se requieren para otorgar becas educativas a estudiantes de primaria y secundaria de familias de escasos recursos económicos, para los estudiantes de los colegios de Bachilleres, escuelas técnicas, vocacionales y preparatorias públicas (¿federales y estatales?), para 300 mil jóvenes en pobreza que estudian en alguna universidad, para la apertura de 100 universidades públicas (seis se ubicarán en el Estado de Vercruz), para garantizar el derecho a la salud a través de brindar atención médica y medicamentos gratuitos, para aumentar la pensión a los adultos mayores en todo el país, para otorgar un apoyo similar al de los adultos mayores a un millón de personas discapacitadas pobres y para promover e impulsar la contratación de 2´300,000 jóvenes desempleados, etc.

Todo esto implica una labor de justicia social y concreción de derechos de la población con los que no se puede estar en desacuerdo, sin embargo, todo ello exige de un soporte institucional y de recursos financieros que se requiere asegurar se cuenta con ellos.

La apuesta está hecha esperamos que el ganador sea el país con más desarrollo, más igualdad y menos pobreza.

Senadora de la República

Inicia la nueva administración pública federal anunciada como un cambio de régimen, es decir, como un cambio radical en el quehacer público y más aún como un cambio de Estado. Los compromisos son muchos, sin entrar en detalles ni ser exhaustivos con el tema del Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía, por lo menos 17 propuestas sintetizan un programa de gobierno que pretende alcanzar -en tres años o menosuna serie de objetivos de todo tipo, en un marco de sostenimiento de equilibrios macro financieros fundamentales para evitar reacciones negativas de los mercados internacionales.

En esta idea, partiendo del compromiso 32o que señala que “No aumentarán los impuestos más allá de la inflación y no se crearán nuevos impuestos. Tampoco aumentaremos la deuda pública. No gastaremos más de lo que ingrese a la hacienda pública”, se observa que el principal reto será obtener o liberar de manera sostenida los recursos financieros que se requieren para otorgar becas educativas a estudiantes de primaria y secundaria de familias de escasos recursos económicos, para los estudiantes de los colegios de Bachilleres, escuelas técnicas, vocacionales y preparatorias públicas (¿federales y estatales?), para 300 mil jóvenes en pobreza que estudian en alguna universidad, para la apertura de 100 universidades públicas (seis se ubicarán en el Estado de Vercruz), para garantizar el derecho a la salud a través de brindar atención médica y medicamentos gratuitos, para aumentar la pensión a los adultos mayores en todo el país, para otorgar un apoyo similar al de los adultos mayores a un millón de personas discapacitadas pobres y para promover e impulsar la contratación de 2´300,000 jóvenes desempleados, etc.

Todo esto implica una labor de justicia social y concreción de derechos de la población con los que no se puede estar en desacuerdo, sin embargo, todo ello exige de un soporte institucional y de recursos financieros que se requiere asegurar se cuenta con ellos.

La apuesta está hecha esperamos que el ganador sea el país con más desarrollo, más igualdad y menos pobreza.

Senadora de la República