/ jueves 17 de enero de 2019

Desabastecimiento

En estos días los ciudadanos han estado enfrentando dificultades para poder adquirir gasolinas y diésel. Los habitantes del centro del país, sobre todo, tienen que andar “a la caza” de la gasolinera que cuente con combustible y, en la mayoría de los casos, una vez descubierta, esperar el turno para su atención varias horas.

Es importante reconocer el esfuerzo por combatir el robo de combustible y por desintegrar a la mafia que desde dentro de la empresa lo ha propiciado y se ha beneficiado, pero aún no se sabe de detenidos, salvo tres funcionarios de la empresa.

Lo que resulta inadmisible es que el gobierno de la República al más alto nivel esté tratando de engañar a la gente con la idea de que no hay un problema de desabastecimiento de gasolina cuando en realidad sí lo hay. En varias entidades federativas la mitad de los establecimientos está cerrado, cuando se abre es solamente por unas horas, no porque haya compras de pánico. ¿En dónde pondría usted 50 o 100 litros de gasolina, “por si se acaba”? Puede haber errores y necesidades de ajuste pero no mentir a la ciudadanía abusando de su buena fe.

Una decisión importante que incluso puede ser un parteaguas no tomó en cuenta los efectos sobre las familias y empresas, sobre el impacto económico (sea en precios, en el comercio o la producción de bienes y servicios), ni ha garantizado claridad ni la transparencia en la información, lo que suma al desconcierto de la población. Al director de la empresa solo se le escuchó una vez en la conferencia de prensa de Palacio Nacional. A esto se suma otra información sobre el futuro de la empresa que como antecedente tiene declaraciones en el sentido de que Pemex dejará de exportar, lo que despertó dudas sobre su capacidad de pago en dólares de su deuda. Esta circunstancia trató de ser superada con una gira a Estados Unidos para tratar de calmar la inquietud de los acreedores de Pemex pero la información que se desprendió de la visita es que solamente se fueron a sembrar más dudas.

Así, al problema de desabastecimiento interno se vino a sumar la desconfianza externa agravando la percepción de lo que hoy es Pemex y el camino propuesto para sacar adelante a la empresa más importante de México.

Senadora de la República

En estos días los ciudadanos han estado enfrentando dificultades para poder adquirir gasolinas y diésel. Los habitantes del centro del país, sobre todo, tienen que andar “a la caza” de la gasolinera que cuente con combustible y, en la mayoría de los casos, una vez descubierta, esperar el turno para su atención varias horas.

Es importante reconocer el esfuerzo por combatir el robo de combustible y por desintegrar a la mafia que desde dentro de la empresa lo ha propiciado y se ha beneficiado, pero aún no se sabe de detenidos, salvo tres funcionarios de la empresa.

Lo que resulta inadmisible es que el gobierno de la República al más alto nivel esté tratando de engañar a la gente con la idea de que no hay un problema de desabastecimiento de gasolina cuando en realidad sí lo hay. En varias entidades federativas la mitad de los establecimientos está cerrado, cuando se abre es solamente por unas horas, no porque haya compras de pánico. ¿En dónde pondría usted 50 o 100 litros de gasolina, “por si se acaba”? Puede haber errores y necesidades de ajuste pero no mentir a la ciudadanía abusando de su buena fe.

Una decisión importante que incluso puede ser un parteaguas no tomó en cuenta los efectos sobre las familias y empresas, sobre el impacto económico (sea en precios, en el comercio o la producción de bienes y servicios), ni ha garantizado claridad ni la transparencia en la información, lo que suma al desconcierto de la población. Al director de la empresa solo se le escuchó una vez en la conferencia de prensa de Palacio Nacional. A esto se suma otra información sobre el futuro de la empresa que como antecedente tiene declaraciones en el sentido de que Pemex dejará de exportar, lo que despertó dudas sobre su capacidad de pago en dólares de su deuda. Esta circunstancia trató de ser superada con una gira a Estados Unidos para tratar de calmar la inquietud de los acreedores de Pemex pero la información que se desprendió de la visita es que solamente se fueron a sembrar más dudas.

Así, al problema de desabastecimiento interno se vino a sumar la desconfianza externa agravando la percepción de lo que hoy es Pemex y el camino propuesto para sacar adelante a la empresa más importante de México.

Senadora de la República