/ viernes 22 de septiembre de 2017

El fatídico 19 de septiembre

Con 32 años y cinco horas de diferencia, el mismo día 19 de septiembre sucedió la segunda tragedia que sacudió la Ciudad de México.

Del temblor de 1985 se maneja una cifra de entre10 y 20 mil personas que murieron a causa del siniestro y se registraron 250 edificios colapsados, en esta nueva desdicha van 286 muertos reconocidos y por lo que sabemos, venturosamente pocos desaparecidos.

32 años es una enorme distancia, respecto de la tecnología y evidentemente también de la ingeniería civil con la que ahora las construcciones son mucho más sólidas y seguras.

Fue un gran gesto de AT&T, Telcel y Movistar, abrir gratuitamente, llamadas, mensajes de texto y datos por 3 días. Las redes de comunicaciones ahora se convirtieron en una enorme ventaja para enfrentar el siniestro.

El temblor del 1985 nos mostró la solidaridad, fuerza y capacidad de respuesta de la sociedad civil que en aquel entonces rebasó la organización del gobierno.

Ahora venturosamente fue diferente el gobierno, en sus tres niveles recuperó y condujo la acción inmediata, coordinando la espléndida participación y solidaridad encabezada, sobre todo por la fuerza de la juventud que está moviendo escombros como pudiera estar moviendo a México, tenemos un bono demográfico que nos está demostrando de lo que es capaz, pero no los vemos ni los oímos.

No obstante que la tragedia ha sido menor y aún no existe una cifra oficial, son miles de viviendas afectadas, edificios y escuelas de la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Chiapas, Oaxaca y Estado de México.

Un programa de autoconstrucción vinculado a recursos de empleo temporal y dotación de materiales, desarrollado por los propios damnificados, resultará mucho menos costoso que si lo hacen cualquiera de los tres niveles de gobierno.

El programa de autoconstrucción con empleo temporal indudablemente generaría un círculo virtuoso que les permitiría a cientos de miles de familias no solo reconstruir su casa sino hacerse de un recurso adicional para su propio beneficio.

Los partidos y el INE ya decidieron donar una cantidad, los ciudadanos insisten en el 50% de las prerrogativas que son de casi cinco mil millones de pesos.

Si sumamos estos recursos, más otros que deberían aportar los diputados federales y locales, así como los senadores y el propio Poder Judicial entre otros, a las aportaciones privadas que empresarios, deportistas, artistas y muchos otros están haciendo. mismos que mezclados a los cinco pesos que la fundación Carlos Slim aportará, estaríamos juntando una muy buena cantidad de recursos para iniciar la reconstrucción desde la organización de los propios

damnificados.

Es un esquema muy similar al modelo de Solidaridad que se implementó en el sexenio del Presidente Salinas. Está sobradamente demostrado que un peso gastado desde la participación y la organización ciudadana rinde 3 veces más que si se gasta desde la costosa burocracia gubernamental.

Otra acción de respuesta rápida, a la tragedia tanto de los temblores como de los huracanes, debería ser pensada desde un Presupuesto Base Cero para el

2018.

Este significa como lo dice su creador Peter A. Pyhrr “en primer lugar, es un proceso de carácter administrativo, después, un proceso de planeación, y en tercer lugar un proceso presupuestario”, para darle prioridad a la reconstrucción y simultáneamente hacerle justicia a esos 9.5 millones de mexicanos que todavía sobreviven en la pobreza extrema.

 

*Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

Correo: pedro_deleonm@hotmail.com

@Pdeleonm

www.pedrodeleon.mx

Con 32 años y cinco horas de diferencia, el mismo día 19 de septiembre sucedió la segunda tragedia que sacudió la Ciudad de México.

Del temblor de 1985 se maneja una cifra de entre10 y 20 mil personas que murieron a causa del siniestro y se registraron 250 edificios colapsados, en esta nueva desdicha van 286 muertos reconocidos y por lo que sabemos, venturosamente pocos desaparecidos.

32 años es una enorme distancia, respecto de la tecnología y evidentemente también de la ingeniería civil con la que ahora las construcciones son mucho más sólidas y seguras.

Fue un gran gesto de AT&T, Telcel y Movistar, abrir gratuitamente, llamadas, mensajes de texto y datos por 3 días. Las redes de comunicaciones ahora se convirtieron en una enorme ventaja para enfrentar el siniestro.

El temblor del 1985 nos mostró la solidaridad, fuerza y capacidad de respuesta de la sociedad civil que en aquel entonces rebasó la organización del gobierno.

Ahora venturosamente fue diferente el gobierno, en sus tres niveles recuperó y condujo la acción inmediata, coordinando la espléndida participación y solidaridad encabezada, sobre todo por la fuerza de la juventud que está moviendo escombros como pudiera estar moviendo a México, tenemos un bono demográfico que nos está demostrando de lo que es capaz, pero no los vemos ni los oímos.

No obstante que la tragedia ha sido menor y aún no existe una cifra oficial, son miles de viviendas afectadas, edificios y escuelas de la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Chiapas, Oaxaca y Estado de México.

Un programa de autoconstrucción vinculado a recursos de empleo temporal y dotación de materiales, desarrollado por los propios damnificados, resultará mucho menos costoso que si lo hacen cualquiera de los tres niveles de gobierno.

El programa de autoconstrucción con empleo temporal indudablemente generaría un círculo virtuoso que les permitiría a cientos de miles de familias no solo reconstruir su casa sino hacerse de un recurso adicional para su propio beneficio.

Los partidos y el INE ya decidieron donar una cantidad, los ciudadanos insisten en el 50% de las prerrogativas que son de casi cinco mil millones de pesos.

Si sumamos estos recursos, más otros que deberían aportar los diputados federales y locales, así como los senadores y el propio Poder Judicial entre otros, a las aportaciones privadas que empresarios, deportistas, artistas y muchos otros están haciendo. mismos que mezclados a los cinco pesos que la fundación Carlos Slim aportará, estaríamos juntando una muy buena cantidad de recursos para iniciar la reconstrucción desde la organización de los propios

damnificados.

Es un esquema muy similar al modelo de Solidaridad que se implementó en el sexenio del Presidente Salinas. Está sobradamente demostrado que un peso gastado desde la participación y la organización ciudadana rinde 3 veces más que si se gasta desde la costosa burocracia gubernamental.

Otra acción de respuesta rápida, a la tragedia tanto de los temblores como de los huracanes, debería ser pensada desde un Presupuesto Base Cero para el

2018.

Este significa como lo dice su creador Peter A. Pyhrr “en primer lugar, es un proceso de carácter administrativo, después, un proceso de planeación, y en tercer lugar un proceso presupuestario”, para darle prioridad a la reconstrucción y simultáneamente hacerle justicia a esos 9.5 millones de mexicanos que todavía sobreviven en la pobreza extrema.

 

*Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

Correo: pedro_deleonm@hotmail.com

@Pdeleonm

www.pedrodeleon.mx