/ viernes 15 de noviembre de 2019

Escaparate

¿Arruguitas?

Lamentablemente es imposible parar el paso del tiempo. Todos los seres humanos envejecemos y con los años nuestra anatomía se transforma y las arrugas o manchas tienden a intensificarse.

En una sociedad en donde la imagen es valiosa, cada vez son más las personas que recurren a los avances del mundo de la ciencia para mejorar su aspecto físico, en otras palabras “rejuvenecer”.

Uno de los mayores descubrimientos de los últimos tiempos es la aplicación de la toxina botulínica (su nombre genérico); una proteína purificada que tiene la habilidad de favorecer la relajación muscular y bloquear su trabajo excesivo. La toxina botulínica es una neurotóxica derivada de la bacteria clostridium botulinum. Su uso en la medicina estética mejora de modo temporal y eficaz la apariencia de las líneas faciales de expresión, previene la aparición de nuevas y origina una expresión relajada. Se suministra en dosis muy pequeñas para el tratamiento de las líneas verticales del entrecejo provocadas por fruncir y en la zona de alredor de los ojos (las famosas “patas de gallo”). En ocasiones también puede aplicarse alrededor de la boca o el mentón.

El empleo de toxina botulínica no sólo exige calidad sino una técnica perfecta. Para alcanzar un efecto eficaz y seguro es primordial que sea efectuado por un médico especialista, con un título en mano (que lo avale como experto), con el equipo apropiado, que se tome el tiempo para analizar las características del rostro y las asimetrías, y que lo realice en un consultorio médico y/o una clínica debidamente autorizada.

Algunos lectores me han preguntado sobre este procedimiento no quirúrgico, así que para conocer un poco más sobre el tema, platique con los fundadores de Grupo Alay, un concepto nuevo de clínica de medicina estética en México conformado por tres médicos cirujanos con una especialidad en medicina estética y rejuvenecimiento: Dr. Alejandro Alba (egresado de la UNAM), Dra. Zaide Díaz Barroso (egresada de la Universidad Westhill), y el Dr. Christian González (egresado de la UNAM). Cabe mencionar que los tres profesionales de la salud forman parte del selecto grupo de médicos acreditados por la farmacéutica Allergan para la aplicación de toxina botulínica.

“Su efecto no es inmediato. Quince días después de la aplicación hay que hacer un retoque para equilibrar asimetrías”, me explica el Dr. Alejandro Alba, mientras me muestra una imagen del antes y el después de un paciente que tenía arrugas muy marcadas en el entrecejo.

“El resultado final puede apreciarse a la segunda o tercer semana. Es un tratamiento noble con riesgos mínimos. Quizá el paciente pueda percibir un dolor ligero de cabeza o pequeños hematomas en su piel. No obstante, cada persona reacciona de forma diferente, por lo que es muy valioso una evaluación médica previa”, me comenta la Dra. Díaz Barroso, para después agregar: “Su efecto no es eterno, tiene una duración aproximadamente de 5 a 6 meses. Después de la aplicación es muy importante tener cuidados básicos como: no colocar la cabeza boca abajo, no hacer actividad física, no tocar la zona y utilizar protector solar”.

¿Se pueden realizar algún otro método de rejuvenecimiento después la aplicación de toxina botulínica?: “Se deben evitar tratamientos con calor, como luz pulsada o microdermoabrasión. Recomendamos a nuestros pacientes no exponer su piel a los rayos uv sin protección solar”.

Un poco de historia

El uso del Botox (nombre comercial patentado por la farmacéutica Allergan), con fines estéticos surgió por casualidad. Fue descubierto en 1985, sin embargo, no fue sino hasta el 2000 que comenzó a usarse como tratamiento estético. Su aplicación sigue creciendo y actualmente esta fórmula milagrosa se emplea en otros procesos clínicos, por ejemplo, para tratar el estrabismo y el blefaroespasmo. Asimismo, como terapia contra los síntomas de la migraña crónica y la hiperhidrosis axilar (sudoración excesiva). Pese a que existen algunos mitos sobre sus consecuencias, su aplicación no debe asustarte. Si lo realiza un doctor acreditado puede resultar una experiencia satisfactoria.

¿Arruguitas?

Lamentablemente es imposible parar el paso del tiempo. Todos los seres humanos envejecemos y con los años nuestra anatomía se transforma y las arrugas o manchas tienden a intensificarse.

En una sociedad en donde la imagen es valiosa, cada vez son más las personas que recurren a los avances del mundo de la ciencia para mejorar su aspecto físico, en otras palabras “rejuvenecer”.

Uno de los mayores descubrimientos de los últimos tiempos es la aplicación de la toxina botulínica (su nombre genérico); una proteína purificada que tiene la habilidad de favorecer la relajación muscular y bloquear su trabajo excesivo. La toxina botulínica es una neurotóxica derivada de la bacteria clostridium botulinum. Su uso en la medicina estética mejora de modo temporal y eficaz la apariencia de las líneas faciales de expresión, previene la aparición de nuevas y origina una expresión relajada. Se suministra en dosis muy pequeñas para el tratamiento de las líneas verticales del entrecejo provocadas por fruncir y en la zona de alredor de los ojos (las famosas “patas de gallo”). En ocasiones también puede aplicarse alrededor de la boca o el mentón.

El empleo de toxina botulínica no sólo exige calidad sino una técnica perfecta. Para alcanzar un efecto eficaz y seguro es primordial que sea efectuado por un médico especialista, con un título en mano (que lo avale como experto), con el equipo apropiado, que se tome el tiempo para analizar las características del rostro y las asimetrías, y que lo realice en un consultorio médico y/o una clínica debidamente autorizada.

Algunos lectores me han preguntado sobre este procedimiento no quirúrgico, así que para conocer un poco más sobre el tema, platique con los fundadores de Grupo Alay, un concepto nuevo de clínica de medicina estética en México conformado por tres médicos cirujanos con una especialidad en medicina estética y rejuvenecimiento: Dr. Alejandro Alba (egresado de la UNAM), Dra. Zaide Díaz Barroso (egresada de la Universidad Westhill), y el Dr. Christian González (egresado de la UNAM). Cabe mencionar que los tres profesionales de la salud forman parte del selecto grupo de médicos acreditados por la farmacéutica Allergan para la aplicación de toxina botulínica.

“Su efecto no es inmediato. Quince días después de la aplicación hay que hacer un retoque para equilibrar asimetrías”, me explica el Dr. Alejandro Alba, mientras me muestra una imagen del antes y el después de un paciente que tenía arrugas muy marcadas en el entrecejo.

“El resultado final puede apreciarse a la segunda o tercer semana. Es un tratamiento noble con riesgos mínimos. Quizá el paciente pueda percibir un dolor ligero de cabeza o pequeños hematomas en su piel. No obstante, cada persona reacciona de forma diferente, por lo que es muy valioso una evaluación médica previa”, me comenta la Dra. Díaz Barroso, para después agregar: “Su efecto no es eterno, tiene una duración aproximadamente de 5 a 6 meses. Después de la aplicación es muy importante tener cuidados básicos como: no colocar la cabeza boca abajo, no hacer actividad física, no tocar la zona y utilizar protector solar”.

¿Se pueden realizar algún otro método de rejuvenecimiento después la aplicación de toxina botulínica?: “Se deben evitar tratamientos con calor, como luz pulsada o microdermoabrasión. Recomendamos a nuestros pacientes no exponer su piel a los rayos uv sin protección solar”.

Un poco de historia

El uso del Botox (nombre comercial patentado por la farmacéutica Allergan), con fines estéticos surgió por casualidad. Fue descubierto en 1985, sin embargo, no fue sino hasta el 2000 que comenzó a usarse como tratamiento estético. Su aplicación sigue creciendo y actualmente esta fórmula milagrosa se emplea en otros procesos clínicos, por ejemplo, para tratar el estrabismo y el blefaroespasmo. Asimismo, como terapia contra los síntomas de la migraña crónica y la hiperhidrosis axilar (sudoración excesiva). Pese a que existen algunos mitos sobre sus consecuencias, su aplicación no debe asustarte. Si lo realiza un doctor acreditado puede resultar una experiencia satisfactoria.