/ jueves 1 de marzo de 2018

Estados Unidos exporta violencia

Recurrir a las cifras es uno de los primeros y más importantes pasos a dar, para conocer de las implicaciones y gravedad de un problema, siendo la violencia un fenómeno que si no se cuantifica adecuadamente, bien pudiera no comprenderse en toda su amplitud, algo en lo que no sólo se ve implicado México, sino Estados Unidos y en alguna medida Centroamérica, en un mundo en el que gradualmente va dejando de haber casos aislados.

Una de las primeras combinaciones de cifras que hay que tener en cuenta, es la relacionada al número de habitantes. Cabe señalar que Estados Unidos, con sus más de 320 millones, tiene aproximadamente el 4.5 por ciento de la población del planeta. Eso bien puede ser un mero dato al margen, pero deja de serlo cuando se conoce que, en esos 320 millones de personas, se concentra algo más del 50 por ciento de las armas personales del planeta.

¿Qué implica lo mencionado?, que mientras algo más de 320 millones de personas que viven en Estados Unidos concentran, la mitad del armamento personal que existe a nivel mundial, el otro tanto de armamento se divide en alrededor de 7,100 millones de habitantes que viven en el resto del mundo.

Está claro que para los fabricantes de armamento estadounidenses, agrupados en la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés), la venta local de armas de fuego es un negocio de multimillonarias dimensiones, pero por nada es algo con lo que se conformen y claro, el principal objetivo de negocios que tienen fuera de sus límites, se encuentra en nuestro país, con el que comparten una frontera de más de tres mil kilómetros, a la que se le suma una fuerte presencia del crimen organizado con grandes flujos de efectivo, procedentes principalmente del narcotráfico, lo que se traduce en multimillonarios intercambios bilaterales, mismos que se incrementan con la facilidad con que se pueden conseguir los principales objetos a negociar, las drogas y las armas.

Es importante recordar que en Estados Unidos es más fácil comprar armas de fuego que van desde cualquier pistola calibre 22, hasta auténticas armas de asalto como los rifles AR-15, que una botella de whisky, eso en el caso de que el comprador sea menor de 21 años y además considerando que la adquisición sea hecha en el mercado legal, ya que, en el mercado negro, la facilidad es aún mayor.

En nuestro vecino del norte, se puede adquirir un arma de alto poder, simplemente acreditando que se tienen más de 21 años, sin que haya necesidad de demostrar que se cuenta con la salud mental necesaria. En contraste, comprar medicamentos requiere forzosamente de la receta de un médico, además de acreditar la identidad de quien requiere las pastillas, inyecciones o similares.

En cuanto al mercado de las drogas ilícitas, ni qué decir, la oferta es por demás amplia y las pueden comprar desde niños que estudian la Escuela Primaria, hasta adultos mayores, no existen restricciones, al tiempo que constantemente se están obteniendo mayores ganancias de embarques cada vez más reducidos. Baste señalar que con tan sólo 4 kilos de cocaína se pueden conseguir el mismo dinero que antiguamente se lograba con un camión cargado con una tonelada de mariguana.

Se trata, como decía desde el principio, de cifras que cada vez resultan cada vez más apabullantes, números que nos ilustran sobre el porqué crecen fenómenos como la violencia armada que cada vez se presenta más preocupante de ambos lados de la frontera.

Ante ello queda una ardua tarea a ambos lados de la frontera y esa es ¿cómo reducir negocios crecientes o cómo al menos, hacer que su presencia no se traduzca en una creciente violencia?, una gran tarea para las generaciones presentes y muy probablemente para las futuras.

Senadora del PRI

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

Recurrir a las cifras es uno de los primeros y más importantes pasos a dar, para conocer de las implicaciones y gravedad de un problema, siendo la violencia un fenómeno que si no se cuantifica adecuadamente, bien pudiera no comprenderse en toda su amplitud, algo en lo que no sólo se ve implicado México, sino Estados Unidos y en alguna medida Centroamérica, en un mundo en el que gradualmente va dejando de haber casos aislados.

Una de las primeras combinaciones de cifras que hay que tener en cuenta, es la relacionada al número de habitantes. Cabe señalar que Estados Unidos, con sus más de 320 millones, tiene aproximadamente el 4.5 por ciento de la población del planeta. Eso bien puede ser un mero dato al margen, pero deja de serlo cuando se conoce que, en esos 320 millones de personas, se concentra algo más del 50 por ciento de las armas personales del planeta.

¿Qué implica lo mencionado?, que mientras algo más de 320 millones de personas que viven en Estados Unidos concentran, la mitad del armamento personal que existe a nivel mundial, el otro tanto de armamento se divide en alrededor de 7,100 millones de habitantes que viven en el resto del mundo.

Está claro que para los fabricantes de armamento estadounidenses, agrupados en la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés), la venta local de armas de fuego es un negocio de multimillonarias dimensiones, pero por nada es algo con lo que se conformen y claro, el principal objetivo de negocios que tienen fuera de sus límites, se encuentra en nuestro país, con el que comparten una frontera de más de tres mil kilómetros, a la que se le suma una fuerte presencia del crimen organizado con grandes flujos de efectivo, procedentes principalmente del narcotráfico, lo que se traduce en multimillonarios intercambios bilaterales, mismos que se incrementan con la facilidad con que se pueden conseguir los principales objetos a negociar, las drogas y las armas.

Es importante recordar que en Estados Unidos es más fácil comprar armas de fuego que van desde cualquier pistola calibre 22, hasta auténticas armas de asalto como los rifles AR-15, que una botella de whisky, eso en el caso de que el comprador sea menor de 21 años y además considerando que la adquisición sea hecha en el mercado legal, ya que, en el mercado negro, la facilidad es aún mayor.

En nuestro vecino del norte, se puede adquirir un arma de alto poder, simplemente acreditando que se tienen más de 21 años, sin que haya necesidad de demostrar que se cuenta con la salud mental necesaria. En contraste, comprar medicamentos requiere forzosamente de la receta de un médico, además de acreditar la identidad de quien requiere las pastillas, inyecciones o similares.

En cuanto al mercado de las drogas ilícitas, ni qué decir, la oferta es por demás amplia y las pueden comprar desde niños que estudian la Escuela Primaria, hasta adultos mayores, no existen restricciones, al tiempo que constantemente se están obteniendo mayores ganancias de embarques cada vez más reducidos. Baste señalar que con tan sólo 4 kilos de cocaína se pueden conseguir el mismo dinero que antiguamente se lograba con un camión cargado con una tonelada de mariguana.

Se trata, como decía desde el principio, de cifras que cada vez resultan cada vez más apabullantes, números que nos ilustran sobre el porqué crecen fenómenos como la violencia armada que cada vez se presenta más preocupante de ambos lados de la frontera.

Ante ello queda una ardua tarea a ambos lados de la frontera y esa es ¿cómo reducir negocios crecientes o cómo al menos, hacer que su presencia no se traduzca en una creciente violencia?, una gran tarea para las generaciones presentes y muy probablemente para las futuras.

Senadora del PRI

correo: yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre