/ lunes 4 de septiembre de 2023

Idoneidad o popularidad.

En materia jurídica, la idoneidad es una condición donde se requiere una serie de elementos mínimos para desempeñar una función dentro de un proceso. Esto califica primordialmente para jueces, peritos, testigos o aquella persona que tiene capacidades para un cargo donde sean necesarias, una calificación donde no exista curva de aprendizaje, es decir, que está plenamente capacitado en virtud de su aptitud, suficiencia e incluso conveniencia.

Ser popular, desde el punto de vista social, es quien goza de fama, que tiene la atención temporal o permanente en virtud de distintos ámbitos, ya sea el artístico, el de moda, hablando incluso de una persona, de una marca o de un servicio. Esa notoriedad destaca, cuando se trata entre pares, por algunas características, donde no necesariamente se refiere a la capacidad para ejercer influencia para la toma de decisiones, ni la definición de tendencias, ni mucho menos para la conducción de un país.

La popularidad es el camino de ida, el de regreso es el rechazo, y en esa dinámica un exceso de exposición pública desgasta a las figuras creadas para ciertos fines, no así el desempeño político o profesional que tiende siempre a ser reconocido y respetado por propios y extraños.

En el ambiente político de México, las habilidades y el desempeño del servicio público, así como los resultados, son una vía para mantener satisfechas las opiniones colectivas.

Adán Augusto López Hernández encarnó el papel de Secretario de Gobernación, negociador y operador político del Presidente Andrés Manuel López Obrador, con plenas facultades legales y políticas, un funcionario con personalidad fuerte que pudiera desempeñar un rol de poder e influencia con un vínculo muy cercano a Palacio Nacional. Resucitó la muy desgastada relación política entre los miembros de la mayoría partidista en el Senado de la República, entre ellos y su líder, y con el titular del Ejecutivo Federal. Una atribución legal puesta en práctica para un mejor cumplimiento de la agenda nacional del país. Desde ahí se acató la agenda legislativa relacionada con el tema energético, de seguridad nacional y pública, así como con las obras de infraestructura, conflictos laborales y la relación con los liderazgos nacionales, sindicales, con todos los Gobernadores y una estrecha relación con todos los Congresos estatales.

Adán Augusto López Hernández, como figura pública nacional, también se muestra como un ejemplo claro del rompimiento con las viejas prácticas de la sucesión tradicional, pues se posiciona como el más idóneo de todos los aspirantes, más allá del resultado que han arrojado las encuestas mediáticas y anímicas, hoy es un poderoso contendiente que ha movido todo el tablero político, en este momento hay un empate técnico donde la percepción popular lo mantiene con una proyección política única; su entorno familiar y el matrimonio con la maestra Dea Isabel Estrada Rodríguez y sus tres hijos Adán Payambé, Augusto Andrés y Adrián Jesús, lo han acompañado a las 180 asambleas informativas a lo largo del país, esta identidad es una enorme y potente mensaje a las familias mexicanas.

En la sucesión, Tabasco es relevante e histórico, pues es la tierra del político más importante del país, el Presidente, y un sucesor del mismo origen estaría inmortalizando el legado político del sureste que tanto bien le ha hecho a México.


En materia jurídica, la idoneidad es una condición donde se requiere una serie de elementos mínimos para desempeñar una función dentro de un proceso. Esto califica primordialmente para jueces, peritos, testigos o aquella persona que tiene capacidades para un cargo donde sean necesarias, una calificación donde no exista curva de aprendizaje, es decir, que está plenamente capacitado en virtud de su aptitud, suficiencia e incluso conveniencia.

Ser popular, desde el punto de vista social, es quien goza de fama, que tiene la atención temporal o permanente en virtud de distintos ámbitos, ya sea el artístico, el de moda, hablando incluso de una persona, de una marca o de un servicio. Esa notoriedad destaca, cuando se trata entre pares, por algunas características, donde no necesariamente se refiere a la capacidad para ejercer influencia para la toma de decisiones, ni la definición de tendencias, ni mucho menos para la conducción de un país.

La popularidad es el camino de ida, el de regreso es el rechazo, y en esa dinámica un exceso de exposición pública desgasta a las figuras creadas para ciertos fines, no así el desempeño político o profesional que tiende siempre a ser reconocido y respetado por propios y extraños.

En el ambiente político de México, las habilidades y el desempeño del servicio público, así como los resultados, son una vía para mantener satisfechas las opiniones colectivas.

Adán Augusto López Hernández encarnó el papel de Secretario de Gobernación, negociador y operador político del Presidente Andrés Manuel López Obrador, con plenas facultades legales y políticas, un funcionario con personalidad fuerte que pudiera desempeñar un rol de poder e influencia con un vínculo muy cercano a Palacio Nacional. Resucitó la muy desgastada relación política entre los miembros de la mayoría partidista en el Senado de la República, entre ellos y su líder, y con el titular del Ejecutivo Federal. Una atribución legal puesta en práctica para un mejor cumplimiento de la agenda nacional del país. Desde ahí se acató la agenda legislativa relacionada con el tema energético, de seguridad nacional y pública, así como con las obras de infraestructura, conflictos laborales y la relación con los liderazgos nacionales, sindicales, con todos los Gobernadores y una estrecha relación con todos los Congresos estatales.

Adán Augusto López Hernández, como figura pública nacional, también se muestra como un ejemplo claro del rompimiento con las viejas prácticas de la sucesión tradicional, pues se posiciona como el más idóneo de todos los aspirantes, más allá del resultado que han arrojado las encuestas mediáticas y anímicas, hoy es un poderoso contendiente que ha movido todo el tablero político, en este momento hay un empate técnico donde la percepción popular lo mantiene con una proyección política única; su entorno familiar y el matrimonio con la maestra Dea Isabel Estrada Rodríguez y sus tres hijos Adán Payambé, Augusto Andrés y Adrián Jesús, lo han acompañado a las 180 asambleas informativas a lo largo del país, esta identidad es una enorme y potente mensaje a las familias mexicanas.

En la sucesión, Tabasco es relevante e histórico, pues es la tierra del político más importante del país, el Presidente, y un sucesor del mismo origen estaría inmortalizando el legado político del sureste que tanto bien le ha hecho a México.