/ sábado 27 de abril de 2024

Inflación, principal riesgo para la reelección de Joe Biden

En los últimos años el mundo entero comparte una preocupación común: la inflación.

Pero ¿Qué es la inflación? Este concepto indica que, en general, el precio que tienen las cosas aumenta según pasa el tiempo, dando como resultado que el mismo dinero ya no es suficiente para comprar un determinado producto o servicio.

Dicho en otras palabras, nuestro dinero pierde poco a poco su valor y, por ende, disminuye el poder adquisitivo.

Un ejemplo de esto es el importante aumento de precios que han tenido, en los últimos años, productos como los huevos, el aceite, las tortillas y la carne.

Para darnos una idea mejor, basta recordar que tan sólo en la primera quincena de abril de 2024, los productos y servicios que registraron aumento de precios y tuvieron mayor incidencia en la inflación quincenal fueron: jitomate; tomate verde; chile serrano y otros chiles frescos.

Así como los servicios de loncherías, fondas, torterías y taquerías; gas doméstico LP; naranja; aguacate; vivienda propia; y gasolina de bajo octanaje, mejor conocida como Magna.

Y es que, tras la pandemia, el mundo experimentó una afectación en la economía con subidas de precios que alcanzaron máximos históricos en Europa y Estados Unidos.

Recordemos que la inflación en Norteamérica registró, en diciembre del 2022, siete por ciento interanual en la inflación, récord que no se daba desde 1982.

Mientras que, en Europa, la inflación alcanzó el 5.1 por ciento en enero del 2023, un máximo desde que existen estadísticas armonizadas, en 1997.

Este hecho, que ha provocado el descontento entre la clase obrera de Estados Unidos —uno de los principales grupos a los que Demócratas suelen dirigir su campaña— refleja el desafío que tiene el presidente Joe Biden frente al electorado.

El pesimismo sobre la trayectoria de la economía estadounidense ya se ve reflejado en las encuestas, pues de acuerdo con el estudio de abril de Bloomberg News/Morning Consult, Biden está por delante, solo en Michigan, uno de los siete estados con mayor probabilidad de determinar el resultado de su enfrentamiento con Donald Trump en noviembre.

En América Latina, la inflación también se hizo presente y aunque los bancos centrales actuaron con rapidez y contundencia, aumentando los tipos de interés, la inflación no cesa.

De acuerdo con las proyecciones del Banco Mundial, el crecimiento económico latinoamericano este año podría ser de 2.3 por ciento.

Mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que la región registrará un aumento de la actividad económica de apenas 1.9 por ciento, con América del Sur a un paso más lento que Centroamérica, México y el Caribe.

En el caso de América Latina, el bajo crecimiento esperado para 2024 está relacionado con el poco espacio de acción que tiene la política fiscal de los gobiernos y la política monetaria de los bancos centrales, según señala la Cepal.

Si bien la inflación la provocan varios factores, la que hoy nos afecta es derivada de incrementos en los precios de la energía y cuellos de botella en la cadena de suministros globales.

Provocados, en gran medida, por los cierres de actividades durante los períodos de confinamiento en muchos países durante la pandemia, así como los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania y ahora entre Palestina e Israel.

En definitiva, esta situación no se solucionará en el corto plazo, por lo que, si bien actuar a tiempo contra la inflación evita males mayores, hacerlo demasiado pronto también es costoso, así que el gran reto de los titulares de los bancos centrales es detectar el momento adecuado para tomar medidas que permitan bajar los índices inflacionarios.

En los últimos años el mundo entero comparte una preocupación común: la inflación.

Pero ¿Qué es la inflación? Este concepto indica que, en general, el precio que tienen las cosas aumenta según pasa el tiempo, dando como resultado que el mismo dinero ya no es suficiente para comprar un determinado producto o servicio.

Dicho en otras palabras, nuestro dinero pierde poco a poco su valor y, por ende, disminuye el poder adquisitivo.

Un ejemplo de esto es el importante aumento de precios que han tenido, en los últimos años, productos como los huevos, el aceite, las tortillas y la carne.

Para darnos una idea mejor, basta recordar que tan sólo en la primera quincena de abril de 2024, los productos y servicios que registraron aumento de precios y tuvieron mayor incidencia en la inflación quincenal fueron: jitomate; tomate verde; chile serrano y otros chiles frescos.

Así como los servicios de loncherías, fondas, torterías y taquerías; gas doméstico LP; naranja; aguacate; vivienda propia; y gasolina de bajo octanaje, mejor conocida como Magna.

Y es que, tras la pandemia, el mundo experimentó una afectación en la economía con subidas de precios que alcanzaron máximos históricos en Europa y Estados Unidos.

Recordemos que la inflación en Norteamérica registró, en diciembre del 2022, siete por ciento interanual en la inflación, récord que no se daba desde 1982.

Mientras que, en Europa, la inflación alcanzó el 5.1 por ciento en enero del 2023, un máximo desde que existen estadísticas armonizadas, en 1997.

Este hecho, que ha provocado el descontento entre la clase obrera de Estados Unidos —uno de los principales grupos a los que Demócratas suelen dirigir su campaña— refleja el desafío que tiene el presidente Joe Biden frente al electorado.

El pesimismo sobre la trayectoria de la economía estadounidense ya se ve reflejado en las encuestas, pues de acuerdo con el estudio de abril de Bloomberg News/Morning Consult, Biden está por delante, solo en Michigan, uno de los siete estados con mayor probabilidad de determinar el resultado de su enfrentamiento con Donald Trump en noviembre.

En América Latina, la inflación también se hizo presente y aunque los bancos centrales actuaron con rapidez y contundencia, aumentando los tipos de interés, la inflación no cesa.

De acuerdo con las proyecciones del Banco Mundial, el crecimiento económico latinoamericano este año podría ser de 2.3 por ciento.

Mientras que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que la región registrará un aumento de la actividad económica de apenas 1.9 por ciento, con América del Sur a un paso más lento que Centroamérica, México y el Caribe.

En el caso de América Latina, el bajo crecimiento esperado para 2024 está relacionado con el poco espacio de acción que tiene la política fiscal de los gobiernos y la política monetaria de los bancos centrales, según señala la Cepal.

Si bien la inflación la provocan varios factores, la que hoy nos afecta es derivada de incrementos en los precios de la energía y cuellos de botella en la cadena de suministros globales.

Provocados, en gran medida, por los cierres de actividades durante los períodos de confinamiento en muchos países durante la pandemia, así como los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania y ahora entre Palestina e Israel.

En definitiva, esta situación no se solucionará en el corto plazo, por lo que, si bien actuar a tiempo contra la inflación evita males mayores, hacerlo demasiado pronto también es costoso, así que el gran reto de los titulares de los bancos centrales es detectar el momento adecuado para tomar medidas que permitan bajar los índices inflacionarios.