/ sábado 13 de abril de 2024

Claudia, Xóchitl o Máynez, obligados a promover integración regional con EU

A siete meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, cada vez hay más sentimientos encontrados en torno a los virtuales candidatos presidenciales Joe Biden y Donald Trump, pues ambos registran bajos números de popularidad.

A finales de febrero, el 54 por ciento de estadounidenses encuestados manifestaron opinión desfavorable hacia Trump, mientras que Biden registró un 59 por ciento.

Pero en los últimos días la atención se ha centrado en la comunidad hispana, ya que representan casi el 15 por ciento del padrón electoral, con 36.2 millones de posibles votantes.

De acuerdo con una nueva encuesta exclusiva realizada por Ipsos para Axios Latino, la aprobación de Biden ha caído y la del virtual candidato republicano mejoró.

En el primer año de Biden como presidente le llevaba 29 puntos porcentuales de aprobación a Trump; para marzo pasado ese margen se había reducido a 9 puntos porcentuales.

Es decir, el 31 por ciento de los posibles votantes dijo que planea hacerlo por Biden y el 28 por ciento prevé votar por Trump.

El aumento de apoyo hispano a Trump resulta difícil de entender, porque desde su campaña en 2016 no ha parado de criminalizarlos, acusándolos de ladrones y violadores y durante su gestión tuvo mano dura para combatir la migración.

En esta etapa su discurso no ha cambiado, al contrario, se ha endurecido y, aun así, su base de apoyo latino parece fortalecerse.

Los especialistas consideran que esto se debe al desencanto de este sector de la población a las políticas de Biden y a que las preocupaciones económicas, la promesa de empleo y la seguridad nacional pesan más que las acciones contra la migración.

Aunque cabe destacar que, en general, los latinos en Estados Unidos todavía apoyan más a los demócratas sobre los republicanos.

Cabe recordar que además de la presidencia, el próximo 5 de noviembre un total de 468 escaños del Congreso de Estados Unidos (33 del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes) estarán en juego. Habrá, además, elecciones especiales para un escaño en el Senado por el estado de California.

Actualmente, los republicanos tienen mayoría en la Cámara de Representantes (219 contra 213), mientras que los demócratas, en alianza con los independientes, tienen mayoría en el Senado (48 demócratas + 3 independientes, contra 49 republicanos).

Así que, si bien los aspirantes no deben confiarse en las encuestas, se prevé que podrían ajustar sus campañas y, en el caso de Biden, seguramente tomará decisiones muy cerca de que se realice la Convención Nacional Demócrata que se llevará a cabo del 19 al 22 de agosto en Chicago, Ilinois.

Para esa fecha, en México ya se habrá decidido quién será la próxima presidenta o presidente, y lo cierto es que, independientemente de que sea Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez o Jorge Álvarez Máynez, el comercio no se detendrá entre los dos países, por lo que cualquiera de ellas tendrá que fortalecer los lazos con los Estados Unidos.

La relación debe continuar y los nuevos mandatarios tendrán que resolver los temas que están en la agenda bilateral como el tráfico de armas y de fentanilo, así como la migración.

Lo cierto es que el resultado de los comicios en la nación norteamericana es relevante de este lado de la frontera, porque Estados Unidos es el principal socio comercial de México y de ahí proviene la mayor parte de la Inversión Extranjera Directa.

Para muestra basta señalar que el año pasado recibimos 63 mil 058 millones de dólares por este concepto, lo que representó un crecimiento del 27 por ciento en comparación con el 2022.

Además, en 2023, México superó a China y se convirtió en la principal fuente de inversiones de Estados Unidos por primera vez en 20 años.

Y en enero de 2024, las ventas internacionales de nuestro país a esa nación fueron de 32 mil 930 millones de dólares, mientras que las compras internacionales alcanzaron 17 mil 854 millones de dólares.

Con estos datos no queda duda que quien gane la presidencia en México en junio, y en noviembre en la Unión Americana, forzosamente tendrá que fomentar una mayor integración de la región. Ya veremos.



A siete meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, cada vez hay más sentimientos encontrados en torno a los virtuales candidatos presidenciales Joe Biden y Donald Trump, pues ambos registran bajos números de popularidad.

A finales de febrero, el 54 por ciento de estadounidenses encuestados manifestaron opinión desfavorable hacia Trump, mientras que Biden registró un 59 por ciento.

Pero en los últimos días la atención se ha centrado en la comunidad hispana, ya que representan casi el 15 por ciento del padrón electoral, con 36.2 millones de posibles votantes.

De acuerdo con una nueva encuesta exclusiva realizada por Ipsos para Axios Latino, la aprobación de Biden ha caído y la del virtual candidato republicano mejoró.

En el primer año de Biden como presidente le llevaba 29 puntos porcentuales de aprobación a Trump; para marzo pasado ese margen se había reducido a 9 puntos porcentuales.

Es decir, el 31 por ciento de los posibles votantes dijo que planea hacerlo por Biden y el 28 por ciento prevé votar por Trump.

El aumento de apoyo hispano a Trump resulta difícil de entender, porque desde su campaña en 2016 no ha parado de criminalizarlos, acusándolos de ladrones y violadores y durante su gestión tuvo mano dura para combatir la migración.

En esta etapa su discurso no ha cambiado, al contrario, se ha endurecido y, aun así, su base de apoyo latino parece fortalecerse.

Los especialistas consideran que esto se debe al desencanto de este sector de la población a las políticas de Biden y a que las preocupaciones económicas, la promesa de empleo y la seguridad nacional pesan más que las acciones contra la migración.

Aunque cabe destacar que, en general, los latinos en Estados Unidos todavía apoyan más a los demócratas sobre los republicanos.

Cabe recordar que además de la presidencia, el próximo 5 de noviembre un total de 468 escaños del Congreso de Estados Unidos (33 del Senado y los 435 de la Cámara de Representantes) estarán en juego. Habrá, además, elecciones especiales para un escaño en el Senado por el estado de California.

Actualmente, los republicanos tienen mayoría en la Cámara de Representantes (219 contra 213), mientras que los demócratas, en alianza con los independientes, tienen mayoría en el Senado (48 demócratas + 3 independientes, contra 49 republicanos).

Así que, si bien los aspirantes no deben confiarse en las encuestas, se prevé que podrían ajustar sus campañas y, en el caso de Biden, seguramente tomará decisiones muy cerca de que se realice la Convención Nacional Demócrata que se llevará a cabo del 19 al 22 de agosto en Chicago, Ilinois.

Para esa fecha, en México ya se habrá decidido quién será la próxima presidenta o presidente, y lo cierto es que, independientemente de que sea Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez o Jorge Álvarez Máynez, el comercio no se detendrá entre los dos países, por lo que cualquiera de ellas tendrá que fortalecer los lazos con los Estados Unidos.

La relación debe continuar y los nuevos mandatarios tendrán que resolver los temas que están en la agenda bilateral como el tráfico de armas y de fentanilo, así como la migración.

Lo cierto es que el resultado de los comicios en la nación norteamericana es relevante de este lado de la frontera, porque Estados Unidos es el principal socio comercial de México y de ahí proviene la mayor parte de la Inversión Extranjera Directa.

Para muestra basta señalar que el año pasado recibimos 63 mil 058 millones de dólares por este concepto, lo que representó un crecimiento del 27 por ciento en comparación con el 2022.

Además, en 2023, México superó a China y se convirtió en la principal fuente de inversiones de Estados Unidos por primera vez en 20 años.

Y en enero de 2024, las ventas internacionales de nuestro país a esa nación fueron de 32 mil 930 millones de dólares, mientras que las compras internacionales alcanzaron 17 mil 854 millones de dólares.

Con estos datos no queda duda que quien gane la presidencia en México en junio, y en noviembre en la Unión Americana, forzosamente tendrá que fomentar una mayor integración de la región. Ya veremos.