/ lunes 29 de abril de 2024

CDMX, entre improvisación y planeación

2018 fue un año de cambios en la capital: comenzó a aplicarse nuestra primera Constitución, y a la par, morena tomaba la administración del gobierno capitalino.

Aunque señalen que se ampliaron los plazos, la realidad es que, mientras el sexenio avanzaba, se consumió el tiempo de las y los capitalinos en vez de hacer realidad los derechos que nos reconoció la Constitución.

Muchos temas como la Planeación, no pudieron concretarse; algunos más como el metro y cablebús, siguen inconclusos; y otros como el Sistema Anticorrupción, definitivamente se quedaron al garete y en el olvido.

Si destacamos una virtud de esta administración, sería la constancia: una vez tras otra, se esforzaron para hacer de la improvisación, el principal elemento de la planeación en la CDMX.

Ya no hablemos de los intentos fallidos por enviar y aprobar el Plan General de Desarrollo y el Programa General de Ordenamiento Territorial, mucho menos del Programa de Gobierno provisional con el que siempre funcionó la 4T.

Dejemos de lado también, la falta de autonomía técnica y de gestión del Instituto de Planeación, a pesar de la evidente relación y dependencia con SEDUVI; así como obviamos la falta de integración de todas sus áreas y órganos de gobierno.

Con todo y el fracaso en la consulta del 2022, el IPDP tenía un Director General que a pesar de su proceso a modo, avaló la mayoría en el Congreso, y tenía obligación en su encomienda.

La renuncia de Pablo Benlliure en febrero del 2023, dio paso al atropellado procedimiento que actualmente sigue el Comité de Selección, el cual, actualmente ya no está debidamente integrado.

Por una causa o por otra, los intentos por designar a la persona que esté al frente de la Dirección General, -que de acuerdo con la Ley, debe ser mujer- han quedado en eso, intentos.

Todo eso dio pauta para que, al margen de la Ley, se designara un encargado de despacho: Patricio Carezzana, quien de manera intempestiva y después de 10 meses al frente, dejara acéfalo nuevamente el IPDP.

La suma de los acontecimientos, nos lleva a la noticia que causó revuelo hace apenas unos días:

Contexto: Un foro en la Cámara de Diputados;

El fondo: presentar a Federico Taboada como nuevo “encargado de despacho” del Instituto de Planeación de la CDMX;

El problema: sin fundamento, nuevamente se interpreta a modo un artículo del reglamento para nombrar otro “encargado de despacho”.

Con eso queda claro el nivel de prioridad que dio esta administración a la planeación de nuestra ciudad, pues en vez de encausarla, prefiere improvisar con nombramientos que la ciudadanía cuestiona.

La falta de visión, impidió a la llamada 4T impulsar un proyecto de Ciudad a largo plazo, que propiciara la transformación económica, el desarrollo sustentable y la satisfacción de necesidades individuales e intereses sociales.

2018 fue un año de cambios en la capital: comenzó a aplicarse nuestra primera Constitución, y a la par, morena tomaba la administración del gobierno capitalino.

Aunque señalen que se ampliaron los plazos, la realidad es que, mientras el sexenio avanzaba, se consumió el tiempo de las y los capitalinos en vez de hacer realidad los derechos que nos reconoció la Constitución.

Muchos temas como la Planeación, no pudieron concretarse; algunos más como el metro y cablebús, siguen inconclusos; y otros como el Sistema Anticorrupción, definitivamente se quedaron al garete y en el olvido.

Si destacamos una virtud de esta administración, sería la constancia: una vez tras otra, se esforzaron para hacer de la improvisación, el principal elemento de la planeación en la CDMX.

Ya no hablemos de los intentos fallidos por enviar y aprobar el Plan General de Desarrollo y el Programa General de Ordenamiento Territorial, mucho menos del Programa de Gobierno provisional con el que siempre funcionó la 4T.

Dejemos de lado también, la falta de autonomía técnica y de gestión del Instituto de Planeación, a pesar de la evidente relación y dependencia con SEDUVI; así como obviamos la falta de integración de todas sus áreas y órganos de gobierno.

Con todo y el fracaso en la consulta del 2022, el IPDP tenía un Director General que a pesar de su proceso a modo, avaló la mayoría en el Congreso, y tenía obligación en su encomienda.

La renuncia de Pablo Benlliure en febrero del 2023, dio paso al atropellado procedimiento que actualmente sigue el Comité de Selección, el cual, actualmente ya no está debidamente integrado.

Por una causa o por otra, los intentos por designar a la persona que esté al frente de la Dirección General, -que de acuerdo con la Ley, debe ser mujer- han quedado en eso, intentos.

Todo eso dio pauta para que, al margen de la Ley, se designara un encargado de despacho: Patricio Carezzana, quien de manera intempestiva y después de 10 meses al frente, dejara acéfalo nuevamente el IPDP.

La suma de los acontecimientos, nos lleva a la noticia que causó revuelo hace apenas unos días:

Contexto: Un foro en la Cámara de Diputados;

El fondo: presentar a Federico Taboada como nuevo “encargado de despacho” del Instituto de Planeación de la CDMX;

El problema: sin fundamento, nuevamente se interpreta a modo un artículo del reglamento para nombrar otro “encargado de despacho”.

Con eso queda claro el nivel de prioridad que dio esta administración a la planeación de nuestra ciudad, pues en vez de encausarla, prefiere improvisar con nombramientos que la ciudadanía cuestiona.

La falta de visión, impidió a la llamada 4T impulsar un proyecto de Ciudad a largo plazo, que propiciara la transformación económica, el desarrollo sustentable y la satisfacción de necesidades individuales e intereses sociales.