/ lunes 21 de diciembre de 2020

Joe Biden y la relación China-Estados Unidos

Mtra. Yoanna Shubich Green*. / Coordinadora académica de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

En los cuatro años de la presidencia de Donald Trump, las relaciones entre China y Estados Unidos (EE.UU.) fueron muy tensas debido a la rivalidad comercial, la imposición de aranceles, por el proyecto “Made in China 2025” que prioriza el desarrollo de la Inteligencia Artificial y la tecnología 5G, las disputas en el Mar del Sur de China y las descalificaciones por el origen del Covid-19.

China está decidida a lograr su autosuficiencia en varios sectores y lo ha logrado en los últimos años y más aún con las sanciones impuestas por Trump.

Con la llegada al poder de Joe Biden, el próximo 20 de enero, la competencia y rivalidad entre ambas potencias no desaparecerá. Habrá cambios de forma en la respuesta y se espera una relación más institucional y menos combativa, pero se seguirá presionando en los temas que son del interés para EE.UU., quien tratará de mantener la hegemonía económica y militar frente a Bejín.

Biden tendrá una postura más dura más con respecto a los temas medio ambientales, de protección de derechos humanos, sobre todo de las minorías como los uigures musulmanes, temas desairados por Trump.

Sin embargo, la prioridad para el nuevo presidente estadounidense será contener la pandemia al interior, así como la reactivación económica con la idea de “Buy American”, para proteger la industria nacional y generar empleos.

Analizará si debe volver a ingresar al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), hoy Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (TIPAT), y frente a la realidad del recién aprobado Tratado de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), donde EE.UU. no es parte de ninguno; China forma parte del último, dándole una ventaja de liderazgo y presencia regional.

Por su parte, buscará la cooperación con China para hacer frente a problemas mundiales donde Trump aisló a EE.UU. y se salió de las organizaciones multilaterales. Así, con Biden EE.UU. volverá a ser parte del Acuerdo de París, reingresará a la Organización Mundial de la Salud y pedirá el apoyo chino para una negociación del programa nuclear iraní, quien posee medios para presionar al país persa, ya que éste depende de Bejín para su desarrollo, lo que significa una ventaja para China.

Varios expertos han señalado que Joe Biden combinará las estrategias de Trump y Obama: “una desconfianza hacia China, combinada con una cautela en el manejo de asuntos estratégicos”. Biden anunció que mantendrá los aranceles a los productos chinos que puso el gobierno de Trump; tratará de debilitar a la empresa Huawei, considerada como una amenaza para la seguridad estadounidense.

Deberá asegurar que Beijing cumpla con los compromisos adquiridos durante el acuerdo de "fase uno" firmado a principios del 2020 por ambos países y comenzar una segunda fase de negociaciones para construir una estrategia a adoptar sobre el paquete de aranceles que el gobierno de Trump le impuso a los productos chinos. Escogió como representante comercial a Katherine Tai, una abogada de origen chino, quien deberá recomponer las relaciones con China.

Así, uno de los mayores retos para el demócrata será lidiar con el gigante asiático quien tiene sus propias interés y presencia mundial.

Mtra. Yoanna Shubich Green*. / Coordinadora académica de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

En los cuatro años de la presidencia de Donald Trump, las relaciones entre China y Estados Unidos (EE.UU.) fueron muy tensas debido a la rivalidad comercial, la imposición de aranceles, por el proyecto “Made in China 2025” que prioriza el desarrollo de la Inteligencia Artificial y la tecnología 5G, las disputas en el Mar del Sur de China y las descalificaciones por el origen del Covid-19.

China está decidida a lograr su autosuficiencia en varios sectores y lo ha logrado en los últimos años y más aún con las sanciones impuestas por Trump.

Con la llegada al poder de Joe Biden, el próximo 20 de enero, la competencia y rivalidad entre ambas potencias no desaparecerá. Habrá cambios de forma en la respuesta y se espera una relación más institucional y menos combativa, pero se seguirá presionando en los temas que son del interés para EE.UU., quien tratará de mantener la hegemonía económica y militar frente a Bejín.

Biden tendrá una postura más dura más con respecto a los temas medio ambientales, de protección de derechos humanos, sobre todo de las minorías como los uigures musulmanes, temas desairados por Trump.

Sin embargo, la prioridad para el nuevo presidente estadounidense será contener la pandemia al interior, así como la reactivación económica con la idea de “Buy American”, para proteger la industria nacional y generar empleos.

Analizará si debe volver a ingresar al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), hoy Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (TIPAT), y frente a la realidad del recién aprobado Tratado de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), donde EE.UU. no es parte de ninguno; China forma parte del último, dándole una ventaja de liderazgo y presencia regional.

Por su parte, buscará la cooperación con China para hacer frente a problemas mundiales donde Trump aisló a EE.UU. y se salió de las organizaciones multilaterales. Así, con Biden EE.UU. volverá a ser parte del Acuerdo de París, reingresará a la Organización Mundial de la Salud y pedirá el apoyo chino para una negociación del programa nuclear iraní, quien posee medios para presionar al país persa, ya que éste depende de Bejín para su desarrollo, lo que significa una ventaja para China.

Varios expertos han señalado que Joe Biden combinará las estrategias de Trump y Obama: “una desconfianza hacia China, combinada con una cautela en el manejo de asuntos estratégicos”. Biden anunció que mantendrá los aranceles a los productos chinos que puso el gobierno de Trump; tratará de debilitar a la empresa Huawei, considerada como una amenaza para la seguridad estadounidense.

Deberá asegurar que Beijing cumpla con los compromisos adquiridos durante el acuerdo de "fase uno" firmado a principios del 2020 por ambos países y comenzar una segunda fase de negociaciones para construir una estrategia a adoptar sobre el paquete de aranceles que el gobierno de Trump le impuso a los productos chinos. Escogió como representante comercial a Katherine Tai, una abogada de origen chino, quien deberá recomponer las relaciones con China.

Así, uno de los mayores retos para el demócrata será lidiar con el gigante asiático quien tiene sus propias interés y presencia mundial.