/ jueves 20 de septiembre de 2018

Juan José Arreola: Orfebre del lenguaje

Rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua


El lenguaje en sí mismo es oro que permite con su riqueza comunicarnos y maravillarnos del mundo. Sin embargo, en esta época parece que la capacidad de asombro parece diluirse, el lenguaje se ha visto devaluado y rebajado. Justo es una de las tareas de la literatura, renombrar las cosas fuera de su sentido habitual para dotar a las palabras de otro peso. El escritor es entonces un orfebre, que con gracia, paciencia y cultura debe moldear el oro del lenguaje para legarlo al lector.

Dentro de los orfebres de la literatura de habla hispana figura Juan José Arreola un extraño y polifacético personaje, que supo dejar huella lo mismo por su personalidad arrebatada y ocurrente que por el destello de genialidad en sus libros.

Conocida es la anécdota de que su “Bestiario” fue escrito bajo presión, sabedor de su habilidad verbal citó al maestro José Emilio Pachecho, al que mas o menos le dijo “ya tengo el libro hecho” para sorpresa del maestro Pacheco le tocó hacer el papel de amanuense. Ya que Arreola remató: “Escribe, te lo voy a dictar”. Muestra de la inteligencia y habilidad verbal de Juan José Arreola. Para muestra, les comparto este fragmento del Bestiario con motivo del centenario de Juan José Arreola:

“LOS MONOS"

Wolfgang Kohler perdió cinco años en Tetuán tratando de hacer pensar a un chimpancé. Le propuso, como buen alemán, toda una serie de trampas mentales. Lo obligo a encontrar la salida de complicados laberintos; lo hizo alcanzar difíciles golosinas, valiéndose de escaleras, puertas, perchas y bastones. Después de semejante entrenamiento, Mono llego a se el simio mas inteligente del mundo; pero fiel a su especie distrajo todos los ocios del psicólogo y obtuvo sus raciones sin transporte el umbral de la conciencia. Le ofrecían la libertad, pero prefirió quedarse en la jaula.

Ya muchos milenios antes (¿cuántos?), los monos decidieron acerca de su destino oponiéndose a la tentación de ser hombres. No cayeron en la empresa racional y siguen todavía en el paraíso: caricaturales, obscenos y libres a su manera. Los vemos ahora en el zoológico, como un espejo depresivo: nos miran con sarcasmo y con pena, porque seguimos observando su conducta animal.

Atados a una dependencia invisible, danzamos al son que nos tocan, como el mono de organillo. Buscamos sin hallar las salidas del laberinto en que caímos, y la razón fracasa en la captura de inalcanzables frutas metafísicas.

La dilatada entrevista de Mono y Wolfgang Kohler ha cancelado para siempre toda esperanza, y acabo en otra despedida melancólica que suena a fracaso.”


( El homo sapiens fue a la universidad alemana para redactar el celebre tratado sobre la inteligencia de los antropoides, que le dio fama y fortuna, mientras Mono se quedaba para siempre en Tetuán, gozando una pensión vitalicia de frutas al alcance de su mano ).




Rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua


El lenguaje en sí mismo es oro que permite con su riqueza comunicarnos y maravillarnos del mundo. Sin embargo, en esta época parece que la capacidad de asombro parece diluirse, el lenguaje se ha visto devaluado y rebajado. Justo es una de las tareas de la literatura, renombrar las cosas fuera de su sentido habitual para dotar a las palabras de otro peso. El escritor es entonces un orfebre, que con gracia, paciencia y cultura debe moldear el oro del lenguaje para legarlo al lector.

Dentro de los orfebres de la literatura de habla hispana figura Juan José Arreola un extraño y polifacético personaje, que supo dejar huella lo mismo por su personalidad arrebatada y ocurrente que por el destello de genialidad en sus libros.

Conocida es la anécdota de que su “Bestiario” fue escrito bajo presión, sabedor de su habilidad verbal citó al maestro José Emilio Pachecho, al que mas o menos le dijo “ya tengo el libro hecho” para sorpresa del maestro Pacheco le tocó hacer el papel de amanuense. Ya que Arreola remató: “Escribe, te lo voy a dictar”. Muestra de la inteligencia y habilidad verbal de Juan José Arreola. Para muestra, les comparto este fragmento del Bestiario con motivo del centenario de Juan José Arreola:

“LOS MONOS"

Wolfgang Kohler perdió cinco años en Tetuán tratando de hacer pensar a un chimpancé. Le propuso, como buen alemán, toda una serie de trampas mentales. Lo obligo a encontrar la salida de complicados laberintos; lo hizo alcanzar difíciles golosinas, valiéndose de escaleras, puertas, perchas y bastones. Después de semejante entrenamiento, Mono llego a se el simio mas inteligente del mundo; pero fiel a su especie distrajo todos los ocios del psicólogo y obtuvo sus raciones sin transporte el umbral de la conciencia. Le ofrecían la libertad, pero prefirió quedarse en la jaula.

Ya muchos milenios antes (¿cuántos?), los monos decidieron acerca de su destino oponiéndose a la tentación de ser hombres. No cayeron en la empresa racional y siguen todavía en el paraíso: caricaturales, obscenos y libres a su manera. Los vemos ahora en el zoológico, como un espejo depresivo: nos miran con sarcasmo y con pena, porque seguimos observando su conducta animal.

Atados a una dependencia invisible, danzamos al son que nos tocan, como el mono de organillo. Buscamos sin hallar las salidas del laberinto en que caímos, y la razón fracasa en la captura de inalcanzables frutas metafísicas.

La dilatada entrevista de Mono y Wolfgang Kohler ha cancelado para siempre toda esperanza, y acabo en otra despedida melancólica que suena a fracaso.”


( El homo sapiens fue a la universidad alemana para redactar el celebre tratado sobre la inteligencia de los antropoides, que le dio fama y fortuna, mientras Mono se quedaba para siempre en Tetuán, gozando una pensión vitalicia de frutas al alcance de su mano ).