Cuando empiece a gobernar formalmente, seguramente uno de los más amargos reproches que se le hará a la izquierda es que resulta una concentración de excentricidades. Los historiadores, los politólogos y los comentaristas los acusarán de no dejarse clasificar y, por ende, de quitarles el pan de la boca a quienes viven de armar definiciones y cuadros sinópticos.
Una posible solución para los especialistas afectados por las aparentes contradicciones, por los movimientos inesperados de cuadros y por las personalidades en conflicto, es recordar que el grupo protogobernante está formado en su mayoría por personas que ganaron justa fama en campos que poco o nada tienen que ver con la política, y que son ellos mismos víctimas de aquella famosa confusión, la de que, al comprobar que las rosas huelen mejor que las coles, se da por sentado que con las rosas se hace mejor caldo. Están en el inicio de una larga y costosa – sobre todo para el país – curva de aprendizaje. Un aprendizaje que en temas de gobierno, consiste principalmente en subir la bandera al asta, para ver quienes saludan.
Tome usted el tema de la descentralización, por ejemplo. Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación propuesto, ha declarado ya que el primero de diciembre estará despachando en Puebla, como demostración de que la descentralización de las secretarías va. Ninguno de sus compañeros de equipo le ha hecho segunda, pero evidentemente una política de desconcentración está en el ánimo del virtual presidente electo.
Pero por otra parte, aparecen por aquí y por allá barruntos de la más inflexible concentración. Todas las compras del Estado decididas y controladas – porque orden dada y no supervisada vale para un puro rancho presidencial en Chiapas- por el secretario de Hacienda y su subsecretario de Egresos. Ytoda la publicidad oficial – de todas las secretarías, paraestatales y empresas productivas del Estado -manejada por el vocero presidencial. Lo dicho, parecería que se están concentrando en ser excéntricos, o que su gran excentricidad es concentrar todo lo posible.
Las piernas de Claudia Ruiz
Las bien formadas piernas de su poseedora finalmente llevaron a Claudia Ruiz Massieu a la cumbre del Partido Revolucionario Institucional, PRI. No es el PRI al que llegó de rebote, luego de que la sacaron de Relaciones Exteriores para que Videgaray pudiera seguir su finalmente calamitosa campaña telecanamitosa, pero es el PRI, que ya tiene práctica en esos numeritos de ave Fénix.
Es interina, pero eso se soluciona fácilmente.
Buenos días. Buena suerte.
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