/ martes 12 de diciembre de 2023

¿La 3ª será la vencida?

La semana pasada recordábamos que un año atrás, la entonces Jefa de Gobierno empeñaba su palabra para suspender la consulta fallida, ofreciendo incluso reponer el proceso. Y eso nunca pasó.

Así, para sorpresa de muchos, el pasado 23 de mayo aún como Secretario de Gobierno, Martí Batres presentaba nuevos proyectos de Plan y Programa ante la ciudadanía.

Mientras Claudia Sheinbaum se preparaba para iniciar ruta en la carrera presidencial, dejaba las responsabilidades que más peso generaban; entre ellas, la planeación de la Ciudad.

Solo días antes de abandonar el Palacio del Ayuntamiento, quien prometió suspender la consulta y reponer el proceso, enviaba al Congreso el 8 de junio los instrumentos de Planeación que, por segunda ocasión, intentaba se aprobaran 6 meses después.

El primer intento, en manos de José Alfonso Suárez del Real, entonces Secretario de Gobierno con Claudia Sheinbaum, responsable de entregar sin previa consulta o seguimiento del proceso de Ley, los proyectos de tiempo después tuvieron que retirar.

En esta ocasión, el contexto no era más favorable a pesar de su proceso a destiempo, pues se daba sin mayor discusión en el Congreso, con omisiones, y una convocatoria para elegir a la persona titular del Instituto de Planeación declarada desierta.

Horas antes del plazo fatal, la Jefatura de Gobierno dio un golpe de timón y cambió de último minuto la ruta, al anunciar en conferencia que, ambos proyectos serían retirados ese mismo día.

El camino no terminaba ahí, pues el proceso no estaba en manos de la administración, sino del Congreso, quien debía resolver dentro de los 6 meses, por lo que debía existir un pronunciamiento público.

Así se cerró el segundo intento en la Planeación de la CDMX, y comienza una nueva oportunidad que debe aprovecharse al máximo, para enmendar los errores y evitar repetir las omisiones.

Materializar la planeación requiere de documentos a la altura de las necesidades de todas y todos los ciudadanos.

Sin importar el argumento, lo cierto es que seguimos a destiempo en la Planeación y estamos en víspera de un proceso electoral.

A la ciudad le ha costado a gastar 5 años, ocupar más 2 intentos y más de 1 titular del Instituto de Planeación, y aún no hay Plan o Programa vigente.

Hoy, entre las condiciones necesarias para comenzar el tercer intento, se requiere: reponer el proceso de consulta, específicamente a pueblos y barrios originarios, así como a personas con discapacidad; ajustar los plazos para la entrada en vigor; fijar verdadera autonomía del Instituto en la Ley del Sistema de Planeación y su Ley Orgánica; culminar el proceso para nombrar a su titular; emitir la esperada Ley de Ordenamiento Territorial, y lo más importante, el consenso ciudadano.


La semana pasada recordábamos que un año atrás, la entonces Jefa de Gobierno empeñaba su palabra para suspender la consulta fallida, ofreciendo incluso reponer el proceso. Y eso nunca pasó.

Así, para sorpresa de muchos, el pasado 23 de mayo aún como Secretario de Gobierno, Martí Batres presentaba nuevos proyectos de Plan y Programa ante la ciudadanía.

Mientras Claudia Sheinbaum se preparaba para iniciar ruta en la carrera presidencial, dejaba las responsabilidades que más peso generaban; entre ellas, la planeación de la Ciudad.

Solo días antes de abandonar el Palacio del Ayuntamiento, quien prometió suspender la consulta y reponer el proceso, enviaba al Congreso el 8 de junio los instrumentos de Planeación que, por segunda ocasión, intentaba se aprobaran 6 meses después.

El primer intento, en manos de José Alfonso Suárez del Real, entonces Secretario de Gobierno con Claudia Sheinbaum, responsable de entregar sin previa consulta o seguimiento del proceso de Ley, los proyectos de tiempo después tuvieron que retirar.

En esta ocasión, el contexto no era más favorable a pesar de su proceso a destiempo, pues se daba sin mayor discusión en el Congreso, con omisiones, y una convocatoria para elegir a la persona titular del Instituto de Planeación declarada desierta.

Horas antes del plazo fatal, la Jefatura de Gobierno dio un golpe de timón y cambió de último minuto la ruta, al anunciar en conferencia que, ambos proyectos serían retirados ese mismo día.

El camino no terminaba ahí, pues el proceso no estaba en manos de la administración, sino del Congreso, quien debía resolver dentro de los 6 meses, por lo que debía existir un pronunciamiento público.

Así se cerró el segundo intento en la Planeación de la CDMX, y comienza una nueva oportunidad que debe aprovecharse al máximo, para enmendar los errores y evitar repetir las omisiones.

Materializar la planeación requiere de documentos a la altura de las necesidades de todas y todos los ciudadanos.

Sin importar el argumento, lo cierto es que seguimos a destiempo en la Planeación y estamos en víspera de un proceso electoral.

A la ciudad le ha costado a gastar 5 años, ocupar más 2 intentos y más de 1 titular del Instituto de Planeación, y aún no hay Plan o Programa vigente.

Hoy, entre las condiciones necesarias para comenzar el tercer intento, se requiere: reponer el proceso de consulta, específicamente a pueblos y barrios originarios, así como a personas con discapacidad; ajustar los plazos para la entrada en vigor; fijar verdadera autonomía del Instituto en la Ley del Sistema de Planeación y su Ley Orgánica; culminar el proceso para nombrar a su titular; emitir la esperada Ley de Ordenamiento Territorial, y lo más importante, el consenso ciudadano.