/ lunes 1 de abril de 2019

La lucha contra la pobreza extrema

PROSPERA es uno de los programas de mayor antigüedad del Gobierno Federal. A pesar de que ha sido modificado con los años, el espíritu se ha mantenido casi intacto: apoyar a familias completas que se encuentran en pobreza alimentaria, a fin de que puedan desarrollarse de mejor manera y de forma sustentable.

Dicho programa, surgido desde 1997 con el nombre de PROGRESA, surgió como un apoyo directo a comunidades rurales y, posteriormente, indígenas, luego de estudios que comprobaban que los niveles de pobreza en ese sector eran verdaderamente lamentables, por lo que habría que acercar los recursos suficientes para que su línea de bienestar se colocara más arriba a través de apoyos directos en materia alimentaria, de salud y educativa.

Al día de hoy, la cobertura del programa se incrementó. Datos del CONEVAL arrojan que en 2017-2018, se atendían 2 mil 457 municipios de las 32 entidades federativas, llegando a más de 12 millones de hombres y casi 14 millones y medio de mujeres, lo cual implicaba la inversión de casi 441 mil millones de pesos.

El Programa operaba en diversas aristas. Entregaba apoyos alimentarios económicos, apoyos educativos dependiendo el grado escolar, apoyos en materia de salud dependiendo el número de integrantes de la familia y la vinculación de los beneficiarios con proyectos productivos, laborales y servicios financieros.

A la llegada del nuevo Gobierno Federal, se alzaron muchas voces que tendían a señalar que PROSPERA se eliminaría por completo, dado que no era un programa de la nueva administración, por lo que había temor de que miles de familias perdieran el beneficio del que habían disfrutado durante muchos años.

Ante esos señalamientos, el entonces Presidente Electo, afirmó que el programa no desaparecería, pero que sí habría modificaciones sustanciales, siendo la más importante, como en todos los programas que hoy opera, la entrega directa de los apoyos a los beneficiarios sin necesidad de la existencia de intermediarios.

Al día de hoy, los beneficios se han reducido y se han conglomerado prácticamente en otros programas. El aspecto de salud y alimentario desaparecieron del nuevo esquema, quedando sólo el educativo que, en realidad se trasladó a la beca Benito Juárez para la educación básica y a Jóvenes Construyendo el Futuro, tratándose de educación superior.

PROSPERA es uno de los programas de mayor antigüedad del Gobierno Federal. A pesar de que ha sido modificado con los años, el espíritu se ha mantenido casi intacto: apoyar a familias completas que se encuentran en pobreza alimentaria, a fin de que puedan desarrollarse de mejor manera y de forma sustentable.

Dicho programa, surgido desde 1997 con el nombre de PROGRESA, surgió como un apoyo directo a comunidades rurales y, posteriormente, indígenas, luego de estudios que comprobaban que los niveles de pobreza en ese sector eran verdaderamente lamentables, por lo que habría que acercar los recursos suficientes para que su línea de bienestar se colocara más arriba a través de apoyos directos en materia alimentaria, de salud y educativa.

Al día de hoy, la cobertura del programa se incrementó. Datos del CONEVAL arrojan que en 2017-2018, se atendían 2 mil 457 municipios de las 32 entidades federativas, llegando a más de 12 millones de hombres y casi 14 millones y medio de mujeres, lo cual implicaba la inversión de casi 441 mil millones de pesos.

El Programa operaba en diversas aristas. Entregaba apoyos alimentarios económicos, apoyos educativos dependiendo el grado escolar, apoyos en materia de salud dependiendo el número de integrantes de la familia y la vinculación de los beneficiarios con proyectos productivos, laborales y servicios financieros.

A la llegada del nuevo Gobierno Federal, se alzaron muchas voces que tendían a señalar que PROSPERA se eliminaría por completo, dado que no era un programa de la nueva administración, por lo que había temor de que miles de familias perdieran el beneficio del que habían disfrutado durante muchos años.

Ante esos señalamientos, el entonces Presidente Electo, afirmó que el programa no desaparecería, pero que sí habría modificaciones sustanciales, siendo la más importante, como en todos los programas que hoy opera, la entrega directa de los apoyos a los beneficiarios sin necesidad de la existencia de intermediarios.

Al día de hoy, los beneficios se han reducido y se han conglomerado prácticamente en otros programas. El aspecto de salud y alimentario desaparecieron del nuevo esquema, quedando sólo el educativo que, en realidad se trasladó a la beca Benito Juárez para la educación básica y a Jóvenes Construyendo el Futuro, tratándose de educación superior.