/ jueves 8 de febrero de 2024

La rematriación de nuestro patrimonio

El concepto rematriar da énfasis al retorno —especialmente— de objetos culturales y elementos relacionados con las culturas originarias, la conexión con la tierra y el regreso a la madre patria. Se trata de la aplicación de justicia cultural en cuanto a prácticas históricas injustas, de colonización o saqueo.

Esta justicia cultural también implica el respeto y la valoración de las diversas perspectivas y formas únicas que las distintas culturas tienen para expresar su identidad y tener autonomía sobre su propio patrimonio y desarrollo. En tal sentido, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador implementó una ardua estrategia de recuperación de piezas arqueológicas e históricas, que suman más de 9000 objetos al vasto patrimonio cultural de nuestro país.

La iniciativa de las secretarías de Cultura y de Relaciones Exteriores, junto con la labor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), bajo la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, se ha materializado a través de las representaciones diplomáticas de México en el exterior; en el retorno de piezas patrimoniales desde Estados Unidos, Alemania, Italia, Suecia, Países Bajos y España, y en tratar por los medios idóneos de detener que nuestro patrimonio forme parte de lotes en casas de subastas.

La estrategia recae principalmente en decomisos, en cancelación de pujas, así como entregas voluntarias de estas piezas patrimoniales. Este proceso de rematriación del patrimonio cultural requiere un alto grado de sensibilización por parte de los posibles poseedores de buena fe de estos objetos que, según las instancias expertas, en su mayoría fueron sustraídos del país antes de 1972.

Esta colaboración interinstitucional y con particulares no tiene como fin último la sola recuperación de las piezas, sino también su calificación y preservación para que puedan ser parte de un corpus por investigar y para su posterior conservación y exhibición como objetos patrimoniales pertenecientes a cierta sociedad, tiempo y espacio determinado. Es decir, cada una de estas piezas son representativas de comunidades específicas, con su propia carga simbólica e historicidad.

La labor de la Subdirección de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del inah da cuenta de ello: puntas de proyectil y raspadores elaborados en pedernal, artefactos de concha y hueso, cuchillos con su enmangue original, huesos humanos esgrafiados usados como objetos rituales, sellos prehispánicos, figuras de piedra, malacates, molcajetes y metates, figuras antropomorfas, vasijas, collares, restos de entierros, instrumentos musicales de viento, distintas herramientas de trabajo, objetos utilizados en la confección de prendas de vestir, puntas de flecha, fragmentos de cerámica, una vasija de barro de estilo mixteco, una urna maya de barro “completa y con colores originales”, fragmento de la Estela 2 del sitio maya La Mar, fragmento del Códice Tlaquiltenango, o la escultura olmeca llamada “Portal del inframundo” (monumento 9 de Chalcatzingo, Morelos), de al menos 2500 años de antigüedad y un peso aproximado de 900 kilos que.

De acuerdo con los estudios realizados por el inah, las piezas provienen del Altiplano Central mexicano, de las regiones occidental y norte, y la costa del Golfo de México. Datan de entre los años 200 a. C. y 1521 d. C. y fueron elaboradas por las culturas huasteca, olmeca, mexica, texcocana y teotihuacana, entre otras.

La excepcionalidad de cada una de ellas radica en que son representativas de la vida cotidiana de las comunidades, de su enorme destreza, y que cada una, sin excepción, tiene una carga de información particular que merece estudiarse y reconocerse.

Por ello, también se torna de suma importancia la formación, capacitación y profesionalización de personas en arqueología, restauración, historia, y de más ramas para su estudio, clasificación y preservación, así como contar con los espacios de resguardo y exhibición adecuados para un cuerpo de piezas patrimoniales cada vez mayor que contribuyen a la preservación de nuestra identidad cultural, la restauración de la integridad histórica, la cooperación internacional y a desincentivar el tráfico ilícito de bienes culturales.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X y Facebook: @RicardoMonrealA

El concepto rematriar da énfasis al retorno —especialmente— de objetos culturales y elementos relacionados con las culturas originarias, la conexión con la tierra y el regreso a la madre patria. Se trata de la aplicación de justicia cultural en cuanto a prácticas históricas injustas, de colonización o saqueo.

Esta justicia cultural también implica el respeto y la valoración de las diversas perspectivas y formas únicas que las distintas culturas tienen para expresar su identidad y tener autonomía sobre su propio patrimonio y desarrollo. En tal sentido, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador implementó una ardua estrategia de recuperación de piezas arqueológicas e históricas, que suman más de 9000 objetos al vasto patrimonio cultural de nuestro país.

La iniciativa de las secretarías de Cultura y de Relaciones Exteriores, junto con la labor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inah), bajo la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, se ha materializado a través de las representaciones diplomáticas de México en el exterior; en el retorno de piezas patrimoniales desde Estados Unidos, Alemania, Italia, Suecia, Países Bajos y España, y en tratar por los medios idóneos de detener que nuestro patrimonio forme parte de lotes en casas de subastas.

La estrategia recae principalmente en decomisos, en cancelación de pujas, así como entregas voluntarias de estas piezas patrimoniales. Este proceso de rematriación del patrimonio cultural requiere un alto grado de sensibilización por parte de los posibles poseedores de buena fe de estos objetos que, según las instancias expertas, en su mayoría fueron sustraídos del país antes de 1972.

Esta colaboración interinstitucional y con particulares no tiene como fin último la sola recuperación de las piezas, sino también su calificación y preservación para que puedan ser parte de un corpus por investigar y para su posterior conservación y exhibición como objetos patrimoniales pertenecientes a cierta sociedad, tiempo y espacio determinado. Es decir, cada una de estas piezas son representativas de comunidades específicas, con su propia carga simbólica e historicidad.

La labor de la Subdirección de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del inah da cuenta de ello: puntas de proyectil y raspadores elaborados en pedernal, artefactos de concha y hueso, cuchillos con su enmangue original, huesos humanos esgrafiados usados como objetos rituales, sellos prehispánicos, figuras de piedra, malacates, molcajetes y metates, figuras antropomorfas, vasijas, collares, restos de entierros, instrumentos musicales de viento, distintas herramientas de trabajo, objetos utilizados en la confección de prendas de vestir, puntas de flecha, fragmentos de cerámica, una vasija de barro de estilo mixteco, una urna maya de barro “completa y con colores originales”, fragmento de la Estela 2 del sitio maya La Mar, fragmento del Códice Tlaquiltenango, o la escultura olmeca llamada “Portal del inframundo” (monumento 9 de Chalcatzingo, Morelos), de al menos 2500 años de antigüedad y un peso aproximado de 900 kilos que.

De acuerdo con los estudios realizados por el inah, las piezas provienen del Altiplano Central mexicano, de las regiones occidental y norte, y la costa del Golfo de México. Datan de entre los años 200 a. C. y 1521 d. C. y fueron elaboradas por las culturas huasteca, olmeca, mexica, texcocana y teotihuacana, entre otras.

La excepcionalidad de cada una de ellas radica en que son representativas de la vida cotidiana de las comunidades, de su enorme destreza, y que cada una, sin excepción, tiene una carga de información particular que merece estudiarse y reconocerse.

Por ello, también se torna de suma importancia la formación, capacitación y profesionalización de personas en arqueología, restauración, historia, y de más ramas para su estudio, clasificación y preservación, así como contar con los espacios de resguardo y exhibición adecuados para un cuerpo de piezas patrimoniales cada vez mayor que contribuyen a la preservación de nuestra identidad cultural, la restauración de la integridad histórica, la cooperación internacional y a desincentivar el tráfico ilícito de bienes culturales.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X y Facebook: @RicardoMonrealA