/ sábado 25 de mayo de 2024

La risa, remedio infalible

Dicen los que saben que la risa es el remedio infalible para todos los males. El austríaco Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, opinaba que el ingenio humorístico -fuente de la risa sana- no es más que un mecanismo de defensa frente a determinadas situaciones que plantea la vida moderna. Otros especialistas consideran que existe una correlación entre la creciente complejidad de la vida del hombre en la sociedad industrial y el despliegue de un humor ácido, sarcástico, punzante.

El periodista William Davis, quien fuera director de 1967 a 1970 de la revista británica PUNCH, una de las publicaciones humorísticas más prestigiadas de nuestra época, opinaba que, en su raíz, el propósito del humorismo o de la comicidad es justificar el “YO” provocando y observando la degradación de los demás. Naturalmente -dice Davis- es más fácil reírse de los demás que de uno mismo. “Podría decirse que el humor es la sensación que hace que te rías de aquello que te irritaría si te sucediera a ti”.

En los chistes ridiculizantes, sátiras, “gags”, caricaturas, payasadas, albures y marometas se reconocen situaciones que causan conflictos internos como si fueran propias: pretensiones, carencias, confusiones, absurdos. Y es que, según Malcolm Muggeridge, periodista, escritor, soldado y espía inglés, el mundo está tan saturado de absurdos que al humorista le resulta difícil competir con la realidad.

La risa, como expresión natural del género humano, es tan vieja como la sociedad; quizás el nacimiento de la caricatura podría situarse cuando los hombres de las cavernas empezaron a dibujar aquellas toscas representaciones de gente y animales. Algunos arqueólogos creen haber encontrado caricaturas en las tumbas egipcias de Luxor y en los restos de casas romanas en Pompeya. Lo cierto es que el dibujo humorístico no es ningún invento moderno.

Dicen los que saben que la risa es el remedio infalible para todos los males. El austríaco Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, opinaba que el ingenio humorístico -fuente de la risa sana- no es más que un mecanismo de defensa frente a determinadas situaciones que plantea la vida moderna. Otros especialistas consideran que existe una correlación entre la creciente complejidad de la vida del hombre en la sociedad industrial y el despliegue de un humor ácido, sarcástico, punzante.

El periodista William Davis, quien fuera director de 1967 a 1970 de la revista británica PUNCH, una de las publicaciones humorísticas más prestigiadas de nuestra época, opinaba que, en su raíz, el propósito del humorismo o de la comicidad es justificar el “YO” provocando y observando la degradación de los demás. Naturalmente -dice Davis- es más fácil reírse de los demás que de uno mismo. “Podría decirse que el humor es la sensación que hace que te rías de aquello que te irritaría si te sucediera a ti”.

En los chistes ridiculizantes, sátiras, “gags”, caricaturas, payasadas, albures y marometas se reconocen situaciones que causan conflictos internos como si fueran propias: pretensiones, carencias, confusiones, absurdos. Y es que, según Malcolm Muggeridge, periodista, escritor, soldado y espía inglés, el mundo está tan saturado de absurdos que al humorista le resulta difícil competir con la realidad.

La risa, como expresión natural del género humano, es tan vieja como la sociedad; quizás el nacimiento de la caricatura podría situarse cuando los hombres de las cavernas empezaron a dibujar aquellas toscas representaciones de gente y animales. Algunos arqueólogos creen haber encontrado caricaturas en las tumbas egipcias de Luxor y en los restos de casas romanas en Pompeya. Lo cierto es que el dibujo humorístico no es ningún invento moderno.