/ jueves 15 de febrero de 2024

Las mujeres que abren caminos

Por Nadine Gasman y Patricia Uribe


El pasado 29 de enero tomó protesta como directora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para el periodo 2024-2028, la doctora Ana Carolina Sepúlveda Vildósola.

Celebramos, junto con muchos su designación, no sólo porque la Dra. Sepúlveda tiene una impecable trayectoria como profesional de la salud, académica, investigadora y directiva, sino también porque se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de directora de la Facultad de Medicina.

Son especialmente celebradas las mujeres que se convierten en las primeras en romper el techo de cristal -o el pacto patriarcal- que las mantenía lejanas a los espacios considerados masculinos o de la toma de decisiones. Esperamos que pronto no sea necesario señalarlas porque ya esté normalizada su presencia en cualquier ámbito público y comunitario, así como que los hombres no sean celebrados por participar en las labores domésticas y de cuidados.

Históricamente, las mujeres han desempeñado las funciones de asistencia sanitaria y cuidados en las familias y comunidades, incluso con anterioridad a la aparición de los sistemas modernos de atención de salud. Los saberes ancestrales de mujeres desde la época medieval han sido “satanizados” catalogándolas como “brujas”, o han sido devaluados por la medicina moderna dándoles un rol secundario a curanderas, hierberas, sanadoras o parteras.

La presencia de mujeres en la carrera de medicina y puestos directivos en escuelas de posgrado e investigación han avanzado lentamente a causa de las desigualdades de género.

El inicio de las cátedras de medicina en la Real y Pontífica Universidad de México fue en 1579 y requirió tres siglos para que ingresara la primera mujer a la carrera de medicina. Matilde Montoya Lafragua fue la primera mujer mexicana en titularse en 1887 de la Escuela Nacional de Medicina; y la segunda fue Columna Rivera Osorio que se tituló en 1900.

A partir de 1910 se dio un aumento gradual en el ingreso de las mujeres en los estudios profesionales en todos los ámbitos. Para el 2021-2022 las mujeres representaron 68.5 % del total de personas estudiantes en la rama de la salud y el 46% de las personas ocupadas en la profesión de Medicina

Reconocemos los grandes avances en las últimas décadas respecto a los espacios en los que habían sido históricamente excluidas las mujeres, sin embargo, aún persisten importantes desigualdades, y como ejemplo destacamos que sólo 6% ocupan puestos directivos en el Sector Salud.

Desde que se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia en México en 1943, solo ha habido una mujer al frente, la Dra. Mercedes Juan López (2012-2016). Desde 1943 el IMSS no ha tenido ninguna mujer como titular y el ISSSTE, creado en 1959, tampoco.

En el área de la investigación, continúan las brechas entre mujeres y hombres. El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) reconoce la labor de las personas dedicadas a producir conocimientos científicos y tecnológicos. En 2023 el 40% de quienes pertenecen al Sistema, son mujeres, sin embargo, conforme el nivel del SNI aumenta, también lo hace la brecha: en el nivel III 26% son mujeres y 74% son hombres, sin cambios con respecto a la brecha identificada desde el 2015.

Desde el INMUJERES trabajamos para impulsar cambios institucionales estructurales que permitan una mayor conciliación y corresponsabilidad entre mujeres y hombres, así como que ellas ejerzan sus profesiones sin limitaciones en espacios libres de violencias; nuestro objetivo es que no sea necesario esperar décadas o siglos para cerrar esas brechas y alcanzar la igualdad sustantiva.

No es fortuito que nuestros caminos tengan obstáculos que retrasan nuestra incorporación en espacios a los que siempre pertenecimos. Estamos convencidas que nosotras no debemos amoldarnos a esos espacios diseñados por hombres y únicamente para ellos. Es tiempo de moldear los espacios para que sean incluyentes, acepten y reconozcan los aportes que hace la diversidad.

Las instituciones tienen que evolucionar y contar con una cultura institucional flexible y liderazgos empáticos y conciliadores, y reconocer esquemas laborales compatibles con un balance de vida familiar. Solo así dejaremos de sorprendernos cuando una mujer por primera ocasión ocupe un cargo, porque lo sorprendente es que por primera vez hayan sido tomadas en cuenta.

Desde el Instituto Nacional de las Mujeres nos unimos a las felicitaciones para la Dra. Sepúlveda y le deseamos el mayor de los éxitos en su encomienda.


*Dra Nadine Gasman Zylbermann, Presidenta del Inmujeres

*Patricia Uribe Zuñiga Secretaria Ejecutiva del Inmujeres


Por Nadine Gasman y Patricia Uribe


El pasado 29 de enero tomó protesta como directora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para el periodo 2024-2028, la doctora Ana Carolina Sepúlveda Vildósola.

Celebramos, junto con muchos su designación, no sólo porque la Dra. Sepúlveda tiene una impecable trayectoria como profesional de la salud, académica, investigadora y directiva, sino también porque se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de directora de la Facultad de Medicina.

Son especialmente celebradas las mujeres que se convierten en las primeras en romper el techo de cristal -o el pacto patriarcal- que las mantenía lejanas a los espacios considerados masculinos o de la toma de decisiones. Esperamos que pronto no sea necesario señalarlas porque ya esté normalizada su presencia en cualquier ámbito público y comunitario, así como que los hombres no sean celebrados por participar en las labores domésticas y de cuidados.

Históricamente, las mujeres han desempeñado las funciones de asistencia sanitaria y cuidados en las familias y comunidades, incluso con anterioridad a la aparición de los sistemas modernos de atención de salud. Los saberes ancestrales de mujeres desde la época medieval han sido “satanizados” catalogándolas como “brujas”, o han sido devaluados por la medicina moderna dándoles un rol secundario a curanderas, hierberas, sanadoras o parteras.

La presencia de mujeres en la carrera de medicina y puestos directivos en escuelas de posgrado e investigación han avanzado lentamente a causa de las desigualdades de género.

El inicio de las cátedras de medicina en la Real y Pontífica Universidad de México fue en 1579 y requirió tres siglos para que ingresara la primera mujer a la carrera de medicina. Matilde Montoya Lafragua fue la primera mujer mexicana en titularse en 1887 de la Escuela Nacional de Medicina; y la segunda fue Columna Rivera Osorio que se tituló en 1900.

A partir de 1910 se dio un aumento gradual en el ingreso de las mujeres en los estudios profesionales en todos los ámbitos. Para el 2021-2022 las mujeres representaron 68.5 % del total de personas estudiantes en la rama de la salud y el 46% de las personas ocupadas en la profesión de Medicina

Reconocemos los grandes avances en las últimas décadas respecto a los espacios en los que habían sido históricamente excluidas las mujeres, sin embargo, aún persisten importantes desigualdades, y como ejemplo destacamos que sólo 6% ocupan puestos directivos en el Sector Salud.

Desde que se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia en México en 1943, solo ha habido una mujer al frente, la Dra. Mercedes Juan López (2012-2016). Desde 1943 el IMSS no ha tenido ninguna mujer como titular y el ISSSTE, creado en 1959, tampoco.

En el área de la investigación, continúan las brechas entre mujeres y hombres. El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) reconoce la labor de las personas dedicadas a producir conocimientos científicos y tecnológicos. En 2023 el 40% de quienes pertenecen al Sistema, son mujeres, sin embargo, conforme el nivel del SNI aumenta, también lo hace la brecha: en el nivel III 26% son mujeres y 74% son hombres, sin cambios con respecto a la brecha identificada desde el 2015.

Desde el INMUJERES trabajamos para impulsar cambios institucionales estructurales que permitan una mayor conciliación y corresponsabilidad entre mujeres y hombres, así como que ellas ejerzan sus profesiones sin limitaciones en espacios libres de violencias; nuestro objetivo es que no sea necesario esperar décadas o siglos para cerrar esas brechas y alcanzar la igualdad sustantiva.

No es fortuito que nuestros caminos tengan obstáculos que retrasan nuestra incorporación en espacios a los que siempre pertenecimos. Estamos convencidas que nosotras no debemos amoldarnos a esos espacios diseñados por hombres y únicamente para ellos. Es tiempo de moldear los espacios para que sean incluyentes, acepten y reconozcan los aportes que hace la diversidad.

Las instituciones tienen que evolucionar y contar con una cultura institucional flexible y liderazgos empáticos y conciliadores, y reconocer esquemas laborales compatibles con un balance de vida familiar. Solo así dejaremos de sorprendernos cuando una mujer por primera ocasión ocupe un cargo, porque lo sorprendente es que por primera vez hayan sido tomadas en cuenta.

Desde el Instituto Nacional de las Mujeres nos unimos a las felicitaciones para la Dra. Sepúlveda y le deseamos el mayor de los éxitos en su encomienda.


*Dra Nadine Gasman Zylbermann, Presidenta del Inmujeres

*Patricia Uribe Zuñiga Secretaria Ejecutiva del Inmujeres