/ jueves 27 de diciembre de 2018

Llegamos a 2019 con la batuta en nuestras manos

¿Se han preguntado alguna vez si es el año nuevo el que llega o somos nosotros los que llegamos a éste?, finalmente más allá de la experiencia colectiva, es algo que vivimos en lo individual y que en no pocos casos toma bastante de nuestro tiempo para entender y vivirlo.

Los años transcurren y lo seguirán haciendo por los siglos de los siglos, somos nosotros, quienes, bendecidos por el hecho de vivir, llegamos a cada uno de ellos (ojalá sigamos haciéndolo por mucho tiempo más) para atestiguar cuanto en ellos acontezca y ser partícipes e impulsores de lo que se viva. Recordemos que los más grandes sucesos tienen inicio en ideas estrictamente caseras, que luego trascienden a lo laboral, llegan a lo local y finalmente terminan plasmándose en el panorama global.

Hasta el momento, que yo recuerde, nunca al inicio de un nuevo año ha habido analistas que digan que pinta como un año próspero, amistoso y pacífico, casi siempre se habla de posibles nubarrones en la economía global o regional, conflictos por estallar o los que están por agravarse y alguna que otra vez hay algún atisbo de optimismo. Para el 2019, las cosas no pintan diferentes. En el panorama económico, se insiste una y otra vez en que Estados Unidos desacelerará su economía durante los dos años siguientes, ante lo que se espera, entre otras cosas que la Reserva Federal subas las tasas de interés, lo que hará más caros los créditos a nivel mundial, algo que afecta desde la deuda de las naciones, hasta la de las empresas y ni qué decir aquellas que tenemos en lo personal, ya sea en tarjetas de crédito, compra de viviendas u otras formas de débito.

Por otra parte, se tiene agendado para fines de marzo, el “divorcio” entre la Gran Bretaña y la Unión Europea, algo que ni remotamente es cosa menor, pues implica la salida del bloque de una de las economías más poderosas del mundo, al tiempo que, para esa pujante economía, su salida de la Europa unificada, representa dejar de tener el respaldo de economías sólidas como la alemana y la francesa, algo que será otro factor de desaceleración para el PIB global. En cuanto a meros términos de convivencia, el panorama sigue sin ser el mejor, en tiempos en que EU está gobernado por el presidente más aislacionista de su historia.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

¿Se han preguntado alguna vez si es el año nuevo el que llega o somos nosotros los que llegamos a éste?, finalmente más allá de la experiencia colectiva, es algo que vivimos en lo individual y que en no pocos casos toma bastante de nuestro tiempo para entender y vivirlo.

Los años transcurren y lo seguirán haciendo por los siglos de los siglos, somos nosotros, quienes, bendecidos por el hecho de vivir, llegamos a cada uno de ellos (ojalá sigamos haciéndolo por mucho tiempo más) para atestiguar cuanto en ellos acontezca y ser partícipes e impulsores de lo que se viva. Recordemos que los más grandes sucesos tienen inicio en ideas estrictamente caseras, que luego trascienden a lo laboral, llegan a lo local y finalmente terminan plasmándose en el panorama global.

Hasta el momento, que yo recuerde, nunca al inicio de un nuevo año ha habido analistas que digan que pinta como un año próspero, amistoso y pacífico, casi siempre se habla de posibles nubarrones en la economía global o regional, conflictos por estallar o los que están por agravarse y alguna que otra vez hay algún atisbo de optimismo. Para el 2019, las cosas no pintan diferentes. En el panorama económico, se insiste una y otra vez en que Estados Unidos desacelerará su economía durante los dos años siguientes, ante lo que se espera, entre otras cosas que la Reserva Federal subas las tasas de interés, lo que hará más caros los créditos a nivel mundial, algo que afecta desde la deuda de las naciones, hasta la de las empresas y ni qué decir aquellas que tenemos en lo personal, ya sea en tarjetas de crédito, compra de viviendas u otras formas de débito.

Por otra parte, se tiene agendado para fines de marzo, el “divorcio” entre la Gran Bretaña y la Unión Europea, algo que ni remotamente es cosa menor, pues implica la salida del bloque de una de las economías más poderosas del mundo, al tiempo que, para esa pujante economía, su salida de la Europa unificada, representa dejar de tener el respaldo de economías sólidas como la alemana y la francesa, algo que será otro factor de desaceleración para el PIB global. En cuanto a meros términos de convivencia, el panorama sigue sin ser el mejor, en tiempos en que EU está gobernado por el presidente más aislacionista de su historia.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre