Los nuevos métodos de pago digitales están frente a un escenario de amplias oportunidades para lograr una mayor adopción, así como mejores estándares de seguridad para protección de empresas y usuarios. Sin embargo, a pesar de que cobraron gran relevancia en los últimos años en los sistemas financieros de México y la región, la prevención de ciberataques todavía es un tema pendiente para evitar fraudes, estafas u otro tipo de delitos relacionados con las transacciones bancarias digitales que se mantienen en auge.
Como recordaremos, durante la pandemia de COVID-19, diversas instituciones y empresas migraron a la virtualidad sus actividades para seguir brindando sus servicios. En este contexto, los sistemas de pagos fueron una de las áreas donde se produjo una gran transformación digital, por lo que la banca en línea ya es una de las herramientas habituales de diversas organizaciones y usuarios, aunque aún hay algunos que son reacios a adoptarla.
De acuerdo con un nuevo informe de Kaspersky y CORPA, solo 34% de los mexicanos que comenzó a usar los servicios de banca por internet en la pandemia los sigue utilizando en la actualidad, principalmente para realizar pagos o transferencias de dinero en línea (64%). Durante el confinamiento, la facilidad que este tipo de transacciones brindaba por el distanciamiento social era uno los principales motivos para su uso (35%), además de que se consideraban más seguras y convenientes (57%). Si bien esta última sigue siendo la razón más común para usar la banca por internet, todavía persiste una preocupación por compartir datos financieros vía online.
Desafortunadamente, el aumento de las transacciones en línea ha impulsado el auge de ciberataques, por lo que los fraudes financieros abundan en América Latina. México es uno de los países con más incidentes por el uso de la banca online (47%), así como más pérdidas por las ciberamenazas (20%). Las estafas por llamadas o mensajes de texto, junto con la suplantación de identidad, son los ataques financieros más comunes, aunado a que existen riesgos más avanzados, como los troyanos bancarios que se han expandido en la región.
Estas amenazas también representan un reto para los negocios que desean seguir ofreciendo diferentes métodos de pago a sus clientes. Nuestro informe muestra que existe la necesidad de que las PyMEs, por ejemplo, comiencen a adoptar servicios de pagos online, pues al menos un 31% de los usuarios en Latinoamérica solo compra a empresas que ofrecen esta opción. Sin embargo, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, por deficiencias en su infraestructura de pagos, los pequeños negocios se enfrentan con más frecuencia a riesgos de fraude, llevándolos a invertir cerca de 10% de los ingresos por ventas en línea para mitigarlos.
La adopción de nuevas tecnologías requiere de nuevas prácticas, medidas y habilidades digitales de seguridad en línea. Para las empresas, tener sistemas antifraude adaptados a sus necesidades, así como soluciones antimalware, les ayudará a cuidar sus transacciones digitales. Los responsables de las instituciones bancarias y financieras deben familiarizarse con las tácticas de los ciberestafadores para aprender a protegerse, eso hace indispensable que cuenten con servicios de Inteligencia de Amenazas que les ofrezcan visibilidad de los riesgos que puede enfrentar su organización. Sin importar quién sea el usuario de un banco, empresa o persona, todos somos susceptibles de ser atacados y, por lo tanto, debemos protegernos.