/ domingo 30 de julio de 2023

México: Lejos de la autosuficiencia alimentaria 

Hablar de autosuficiencia alimentaria se refiere a la capacidad de un país o región para producir la cantidad necesaria de alimentos para satisfacer las necesidades de su población, sin depender significativamente de las importaciones.

La autosuficiencia alimentaria es un objetivo importante para muchos países, ya que garantiza la seguridad alimentaria, el abasto de alimentos, reduce la vulnerabilidad a fluctuaciones en los precios internacionales de los alimentos y fomenta la independencia económica en el sector agrícola.

Uno de los objetivos señalados por el Ejecutivo Federal era que en esta administración se lograría la autosuficiencia alimentaria en algunos productos básicos, caso maíz, trigo, frijol, arroz, entre otros productos, pero la realidad dista mucho de lograrlo y, por el contrario, a medida que pasan los años nuestro país es cada vez más dependiente del exterior y de las importaciones de estos productos.

En 1995, al segundo año del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), México contaba con un índice de autosuficiencia en los 4 principales granos básicos (maíz, trigo, frijol y arroz) del 86.35%, lo que significa que dependíamos del exterior en menos del 15% para atender nuestras necesidades; hoy con la cifra preliminar de cierre para el 2022 este índice es de solamente el 56.74%.

México ocupa el 1er. lugar mundial en la importación de maíz, superando ya a China, y comprando en el exterior el 39% de nuestro consumo, principalmente de maíz amarillo, que es utilizado para el consumo pecuario y para la industria del almidón; en el caso de trigo importamos el 67%, y para el arroz el 81% de nuestras necesidades.

Los programas de apoyo del Gobierno Federal a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural ( SADER) están enfocados actualmente a los pequeños, con un enfoque más social y asistencial, que productivo; desaparecieron el programa de apoyos a la comercialización, que incluía el ingreso objetivo y el apoyo a coberturas de precios; asimismo, el apoyo a la prima del seguro agropecuario, programas y componentes que venían a dar certidumbre a la producción de productos básicos y el desplazamiento de las cosechas. De igual manera, desaparecieron los programas para modernizar al campo, como son: de tecnificación del riego; de activos productivos y de fomento a la producción agropecuaria y pesquera de nuestro país; es indispensable que se apoye a los pequeños productores; la realidad es que debe de apoyarse al sector productivo, sin importar el tamaño: tan importantes son los pequeños, medianos, como grandes productores; al final la competencia no está entre ellos; esta con los productores de otros países, como los de Estados Unidos, los cuales reciben grandes apoyos y subsidios para garantizar una producción suficiente, como un tema de seguridad nacional.

La realidad es que para lograr la autosuficiencia alimentaria se requiere de una política pública que incentive y promueva la producción de los productos básicos claves; algunas de las estrategias que los países han implementado incluyen conceptos para fortalecer el sector agrícola mediante inversiones en infraestructura, tecnología, investigación y desarrollo, y apoyo a los agricultores locales, no importando su tamaño. Apoyos para promover la diversificación de cultivos y la producción de alimentos variados; para aprovechar las ventajas climáticas y garantizar una mayor estabilidad en la producción; asimismo, implementan políticas que favorecen la producción local y brindan incentivos a los agricultores para aumentar la producción y mejorar la productividad. También orientan apoyos para fomentar prácticas agrícolas sostenibles que protejan los suelos, el agua y la biodiversidad, garantizando así la producción a largo plazo y promoviendo la producción, distribución y comercialización local de alimentos, para reducir la dependencia de las importaciones.

Hablar de autosuficiencia alimentaria no significa que un país deba cerrarse por completo al comercio internacional de alimentos; el comercio agrícola sigue siendo esencial para garantizar una mayor variedad de alimentos y para complementar la producción local en momentos de escasez o desastres naturales.

Si bien es cierto que México no será una potencia mundial en la producción de granos y oleaginosas, debemos de implementar políticas públicas y programas de apoyo para incentivar la producción nacional y así poder reducir la dependencia alimentaria, evitando que se siga acrecentando; existe el potencial para lograrlo.

Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General

Consejo Nacional Agropecuario


Hablar de autosuficiencia alimentaria se refiere a la capacidad de un país o región para producir la cantidad necesaria de alimentos para satisfacer las necesidades de su población, sin depender significativamente de las importaciones.

La autosuficiencia alimentaria es un objetivo importante para muchos países, ya que garantiza la seguridad alimentaria, el abasto de alimentos, reduce la vulnerabilidad a fluctuaciones en los precios internacionales de los alimentos y fomenta la independencia económica en el sector agrícola.

Uno de los objetivos señalados por el Ejecutivo Federal era que en esta administración se lograría la autosuficiencia alimentaria en algunos productos básicos, caso maíz, trigo, frijol, arroz, entre otros productos, pero la realidad dista mucho de lograrlo y, por el contrario, a medida que pasan los años nuestro país es cada vez más dependiente del exterior y de las importaciones de estos productos.

En 1995, al segundo año del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), México contaba con un índice de autosuficiencia en los 4 principales granos básicos (maíz, trigo, frijol y arroz) del 86.35%, lo que significa que dependíamos del exterior en menos del 15% para atender nuestras necesidades; hoy con la cifra preliminar de cierre para el 2022 este índice es de solamente el 56.74%.

México ocupa el 1er. lugar mundial en la importación de maíz, superando ya a China, y comprando en el exterior el 39% de nuestro consumo, principalmente de maíz amarillo, que es utilizado para el consumo pecuario y para la industria del almidón; en el caso de trigo importamos el 67%, y para el arroz el 81% de nuestras necesidades.

Los programas de apoyo del Gobierno Federal a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural ( SADER) están enfocados actualmente a los pequeños, con un enfoque más social y asistencial, que productivo; desaparecieron el programa de apoyos a la comercialización, que incluía el ingreso objetivo y el apoyo a coberturas de precios; asimismo, el apoyo a la prima del seguro agropecuario, programas y componentes que venían a dar certidumbre a la producción de productos básicos y el desplazamiento de las cosechas. De igual manera, desaparecieron los programas para modernizar al campo, como son: de tecnificación del riego; de activos productivos y de fomento a la producción agropecuaria y pesquera de nuestro país; es indispensable que se apoye a los pequeños productores; la realidad es que debe de apoyarse al sector productivo, sin importar el tamaño: tan importantes son los pequeños, medianos, como grandes productores; al final la competencia no está entre ellos; esta con los productores de otros países, como los de Estados Unidos, los cuales reciben grandes apoyos y subsidios para garantizar una producción suficiente, como un tema de seguridad nacional.

La realidad es que para lograr la autosuficiencia alimentaria se requiere de una política pública que incentive y promueva la producción de los productos básicos claves; algunas de las estrategias que los países han implementado incluyen conceptos para fortalecer el sector agrícola mediante inversiones en infraestructura, tecnología, investigación y desarrollo, y apoyo a los agricultores locales, no importando su tamaño. Apoyos para promover la diversificación de cultivos y la producción de alimentos variados; para aprovechar las ventajas climáticas y garantizar una mayor estabilidad en la producción; asimismo, implementan políticas que favorecen la producción local y brindan incentivos a los agricultores para aumentar la producción y mejorar la productividad. También orientan apoyos para fomentar prácticas agrícolas sostenibles que protejan los suelos, el agua y la biodiversidad, garantizando así la producción a largo plazo y promoviendo la producción, distribución y comercialización local de alimentos, para reducir la dependencia de las importaciones.

Hablar de autosuficiencia alimentaria no significa que un país deba cerrarse por completo al comercio internacional de alimentos; el comercio agrícola sigue siendo esencial para garantizar una mayor variedad de alimentos y para complementar la producción local en momentos de escasez o desastres naturales.

Si bien es cierto que México no será una potencia mundial en la producción de granos y oleaginosas, debemos de implementar políticas públicas y programas de apoyo para incentivar la producción nacional y así poder reducir la dependencia alimentaria, evitando que se siga acrecentando; existe el potencial para lograrlo.

Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General

Consejo Nacional Agropecuario