/ martes 27 de diciembre de 2022

Cierre 2022 para el Agro y su perspectiva 2023  

Diciembre es una buena época para reflexionar y recapitular de lo que aconteció en el año y lo que esperamos para el siguiente. De lo que fue el 2022, un año complicado, ya que cuando pensábamos que la pandemia del COVID-19 concluía, inició el conflicto entre Rusia y Ucrania, que exacerbó un fenómeno inflacionario mundial, con alzas en los precios de energéticos, fertilizantes, y de los commodities agrícolas. Se estima que la inflación general en México cierre en un 8%; para los productos agropecuarios, un punto porcentual mayor y para los alimentos, bebidas y tabaco del 14%.

Para el control de la inflación el Presidente de la República ha implementado un programa y medidas contra la Inflación y la Carestía; aplaudimos las acciones principalmente en mantener el precio de las gasolinas y combustibles para paliar los impactos de la inflación y también por no imponer mecanismos de regulación de precios, que no son favorables para nadie.

En el tema del cambio climático, aunque en algunas zonas de noreste, norte y occidente se presentaron lluvias extraordinarias que permitieron de manera importante la recuperación de los niveles de algunas presas, en términos generales la sequía ha continuado en la mayoría del territorio nacional, afectando el desarrollo de algunos cultivos y a la ganadería.

A pesar de las problemáticas registradas el 2022, el sector ha seguido creciendo: se estima que el PIB de las actividades primarias cierre este año en un 2.0%, con un crecimiento importante en las actividades pecuarias, en la producción de frutas y hortalizas y en la agroindustria.

La expectativa para la producción agropecuaria para el año agrícola 2022, de acuerdo con el SIAP (SADER) es de 295.1 millones de toneladas, casi el 1% más que en el 2021.

Se estima que al cierre de este año las exportaciones agroalimentarias alcancen los 50,000 mdd y un superávit de alrededor de los 6 mil millones de dólares.

En resumen, este 2022 ha sido un año complejo, más sin embargo el sector ha seguido creciendo y, a pesar de la inflación; del alza en los costos de producción, y de la contracción de la demanda de algunos productos, el sector ha continuado con su dinamismo y, lo más importante, no se ha tenido un desabasto de alimentos.

Respecto al 2023, luce como un año retador; hay que seguir garantizando el abasto de alimentos, ante la creciente demanda y a una población mundial que ya llegó a 8 mil millones de habitantes. No se vislumbra un término al conflicto entre Rusia y Ucrania y seguirá generando presiones inflacionarias y económicas al mundo.

Por su parte, continuarán las presiones de grupo ambientalistas y radicales por tratar de imponer sus ideologías y modelos agroecológicos de producción y, respecto al tema climático y de la sequía para México, se espera que las condiciones del fenómeno de “La Niña” persistan hasta inicios del 2023.

Se seguirá ejerciendo un presupuesto inercial enfocado a los programas de apoyo a pequeños productores, como producción para el bienestar, precios de garantía, fertilizantes, y todo lo que tiene que ver con Liconsa y Diconsa; un presupuesto de 75 mil millones de pesos, con enfoque más social y asistencial, que de fomento productivo.

La demanda creciente de alimentos seguirá representando una gran oportunidad para desarrollar proyectos productivos y, en la producción de granos y oleaginosas es importante incentivar su producción y disminuir la creciente dependencia de las importaciones.

En la producción de frutas y hortalizas, aprovechar las ventajas comparativas para atender la demanda interna y consolidar la industria exportadora hacia Estados Unidos, y reforzar la diversificación de mercados que nos ofrece la plataforma comercial con la que cuenta México. En el caso de la producción pecuaria, se estima que siga teniendo crecimientos importantes en cárnicos de res, ave y cerdo, así como otros productos como leche y huevo.

La agroindustria, seguirá consolidándose en el mercado nacional y de exportación con productos procesados, con oportunidades importantes de inversión y crecimiento en el valor agregado de la producción primaria nacional. En la pesca y acuacultura, aprovechar la tecnología y la gran cantidad de litorales y mares para continuar con su crecimiento y desarrollo sustentable de esta actividad.

Será importante cuidar la relación con nuestro principal socio comercial, Estados Unidos ya que, en el caso de un panel de controversias, cuyo fallo pueda ser desfavorable, uno de los sectores más afectados podría ser el agroalimentario. Asimismo, mantener una oferta adecuada de alimentos para mitigar los impactos de la inflación.



Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General, Consejo Nacional Agropecuario


Diciembre es una buena época para reflexionar y recapitular de lo que aconteció en el año y lo que esperamos para el siguiente. De lo que fue el 2022, un año complicado, ya que cuando pensábamos que la pandemia del COVID-19 concluía, inició el conflicto entre Rusia y Ucrania, que exacerbó un fenómeno inflacionario mundial, con alzas en los precios de energéticos, fertilizantes, y de los commodities agrícolas. Se estima que la inflación general en México cierre en un 8%; para los productos agropecuarios, un punto porcentual mayor y para los alimentos, bebidas y tabaco del 14%.

Para el control de la inflación el Presidente de la República ha implementado un programa y medidas contra la Inflación y la Carestía; aplaudimos las acciones principalmente en mantener el precio de las gasolinas y combustibles para paliar los impactos de la inflación y también por no imponer mecanismos de regulación de precios, que no son favorables para nadie.

En el tema del cambio climático, aunque en algunas zonas de noreste, norte y occidente se presentaron lluvias extraordinarias que permitieron de manera importante la recuperación de los niveles de algunas presas, en términos generales la sequía ha continuado en la mayoría del territorio nacional, afectando el desarrollo de algunos cultivos y a la ganadería.

A pesar de las problemáticas registradas el 2022, el sector ha seguido creciendo: se estima que el PIB de las actividades primarias cierre este año en un 2.0%, con un crecimiento importante en las actividades pecuarias, en la producción de frutas y hortalizas y en la agroindustria.

La expectativa para la producción agropecuaria para el año agrícola 2022, de acuerdo con el SIAP (SADER) es de 295.1 millones de toneladas, casi el 1% más que en el 2021.

Se estima que al cierre de este año las exportaciones agroalimentarias alcancen los 50,000 mdd y un superávit de alrededor de los 6 mil millones de dólares.

En resumen, este 2022 ha sido un año complejo, más sin embargo el sector ha seguido creciendo y, a pesar de la inflación; del alza en los costos de producción, y de la contracción de la demanda de algunos productos, el sector ha continuado con su dinamismo y, lo más importante, no se ha tenido un desabasto de alimentos.

Respecto al 2023, luce como un año retador; hay que seguir garantizando el abasto de alimentos, ante la creciente demanda y a una población mundial que ya llegó a 8 mil millones de habitantes. No se vislumbra un término al conflicto entre Rusia y Ucrania y seguirá generando presiones inflacionarias y económicas al mundo.

Por su parte, continuarán las presiones de grupo ambientalistas y radicales por tratar de imponer sus ideologías y modelos agroecológicos de producción y, respecto al tema climático y de la sequía para México, se espera que las condiciones del fenómeno de “La Niña” persistan hasta inicios del 2023.

Se seguirá ejerciendo un presupuesto inercial enfocado a los programas de apoyo a pequeños productores, como producción para el bienestar, precios de garantía, fertilizantes, y todo lo que tiene que ver con Liconsa y Diconsa; un presupuesto de 75 mil millones de pesos, con enfoque más social y asistencial, que de fomento productivo.

La demanda creciente de alimentos seguirá representando una gran oportunidad para desarrollar proyectos productivos y, en la producción de granos y oleaginosas es importante incentivar su producción y disminuir la creciente dependencia de las importaciones.

En la producción de frutas y hortalizas, aprovechar las ventajas comparativas para atender la demanda interna y consolidar la industria exportadora hacia Estados Unidos, y reforzar la diversificación de mercados que nos ofrece la plataforma comercial con la que cuenta México. En el caso de la producción pecuaria, se estima que siga teniendo crecimientos importantes en cárnicos de res, ave y cerdo, así como otros productos como leche y huevo.

La agroindustria, seguirá consolidándose en el mercado nacional y de exportación con productos procesados, con oportunidades importantes de inversión y crecimiento en el valor agregado de la producción primaria nacional. En la pesca y acuacultura, aprovechar la tecnología y la gran cantidad de litorales y mares para continuar con su crecimiento y desarrollo sustentable de esta actividad.

Será importante cuidar la relación con nuestro principal socio comercial, Estados Unidos ya que, en el caso de un panel de controversias, cuyo fallo pueda ser desfavorable, uno de los sectores más afectados podría ser el agroalimentario. Asimismo, mantener una oferta adecuada de alimentos para mitigar los impactos de la inflación.



Ing. Luis Fernando Haro Encinas

Director General, Consejo Nacional Agropecuario