/ lunes 12 de noviembre de 2018

Nosotxs | El fantasma de la polarización

Por: Alexander Dey Bueno

Tal parece que otro fantasma recorre a las democracias occidentales: el fantasma de la polarización. Hoy, no importa dónde te encuentres, -Brasil, México, Francia, Inglaterra o Estados Unidos- probablemente has leído y escuchado a periodistas y ciudadanos hablar sobre la creciente polarización política. Incluso la habrás experimentado en tus redes sociales. Ya sea que señales ávidamente a los que piensan diferente, o destaques con enjundia -y algo de sorpresa- la aberrante “estupidez” de los “otros”.

Esta polarización se encierra en ruidosas dualidades: izquierda contra derecha, republicanos contra demócratas o chairos contra fifís; como si la confrontación fuese entre bandos homogéneos. Si bien, estos grupos proyectan al exterior unidad para atacar al “otro”; al interior, buscan el dialogo, critican algunos de sus errores y reconocen la pluralidad.

Quizás sólo sea una ilusión de mi juventud, pero parece que se ha puesto de moda estar polarizado. Si no han aumentado las diferencias, por lo menos se han vuelto más visibles. Antes las discusiones públicas eran entre un reducido grupo con el privilegio de acceder a espacios editoriales. Gracias a las redes sociales, un mayor número de discusiones están disponibles al escrutinio público. En consecuencia, la polarización, cuando menos, se observa de cerca.

Al respecto, no hace mucho, Science (https://bit.ly/2RK57np) publicó un artículo donde se discutían los efectos que ha tenido Facebook sobre el fortalecimiento de cámaras de eco (espacios de aislamiento intelectual donde las mismas ideas se escuchan repetidas como eco entre los participantes). El estudio encontró que el algoritmo de Facebook suprime ocasionalmente contenidos de tu muro. Aquellos que predice no serán de tu agrado, haciendo espacio para que te aparezca contenido con el que estarás de acuerdo. Los investigadores de Science también encontraron que los usuarios son menos propicios a interactuar (likear, comentar, compartir) con contenido que los confronte ideológicamente. Los usuarios que se auto-identifican liberales interactúan 6% menos con este tipo de contenido, mientras que los conservadores lo hacen 17% menos.

Esto debería ser alarmante para todos nosotros. Alejarnos de debatir con ideas retadoras nos lleva a varios errores: ensimismarnos en nuestra soberbia, creyendo que todos están de acuerdo con nuestras ideas (que éstas son únicas y los que no las comparten es porque “no saben”); hacer política desde salas privadas, reservadas para expertos; pensar que conocemos las soluciones y podemos exportarlas a otros mundos, sin conocerlos, sin conversar, sin convencer.

Mientras nos aislemos, seguiremos sin entendernos y sin organizarnos. Es por eso que en Nosotrxs creemos que hay otra forma de hacer política. Una que construye con el consenso sin sacrificar la diversidad; una que articula y exige de forma colectiva las causas. Una que fomenta la participación y el diálogo, no como simulación sino como heurística, para llegar por lo menos a las soluciones que en las que estamos de acuerdo. El presente nos exigirá bastante. Fenómenos globales como el cambio climático y la desigualdad no tienen fronteras. De nuestra capacidad para dialogar, construir y dejar atrás al fantasma de la polarización dependerá nuestro futuro.

@NosotrxsMx

Por: Alexander Dey Bueno

Tal parece que otro fantasma recorre a las democracias occidentales: el fantasma de la polarización. Hoy, no importa dónde te encuentres, -Brasil, México, Francia, Inglaterra o Estados Unidos- probablemente has leído y escuchado a periodistas y ciudadanos hablar sobre la creciente polarización política. Incluso la habrás experimentado en tus redes sociales. Ya sea que señales ávidamente a los que piensan diferente, o destaques con enjundia -y algo de sorpresa- la aberrante “estupidez” de los “otros”.

Esta polarización se encierra en ruidosas dualidades: izquierda contra derecha, republicanos contra demócratas o chairos contra fifís; como si la confrontación fuese entre bandos homogéneos. Si bien, estos grupos proyectan al exterior unidad para atacar al “otro”; al interior, buscan el dialogo, critican algunos de sus errores y reconocen la pluralidad.

Quizás sólo sea una ilusión de mi juventud, pero parece que se ha puesto de moda estar polarizado. Si no han aumentado las diferencias, por lo menos se han vuelto más visibles. Antes las discusiones públicas eran entre un reducido grupo con el privilegio de acceder a espacios editoriales. Gracias a las redes sociales, un mayor número de discusiones están disponibles al escrutinio público. En consecuencia, la polarización, cuando menos, se observa de cerca.

Al respecto, no hace mucho, Science (https://bit.ly/2RK57np) publicó un artículo donde se discutían los efectos que ha tenido Facebook sobre el fortalecimiento de cámaras de eco (espacios de aislamiento intelectual donde las mismas ideas se escuchan repetidas como eco entre los participantes). El estudio encontró que el algoritmo de Facebook suprime ocasionalmente contenidos de tu muro. Aquellos que predice no serán de tu agrado, haciendo espacio para que te aparezca contenido con el que estarás de acuerdo. Los investigadores de Science también encontraron que los usuarios son menos propicios a interactuar (likear, comentar, compartir) con contenido que los confronte ideológicamente. Los usuarios que se auto-identifican liberales interactúan 6% menos con este tipo de contenido, mientras que los conservadores lo hacen 17% menos.

Esto debería ser alarmante para todos nosotros. Alejarnos de debatir con ideas retadoras nos lleva a varios errores: ensimismarnos en nuestra soberbia, creyendo que todos están de acuerdo con nuestras ideas (que éstas son únicas y los que no las comparten es porque “no saben”); hacer política desde salas privadas, reservadas para expertos; pensar que conocemos las soluciones y podemos exportarlas a otros mundos, sin conocerlos, sin conversar, sin convencer.

Mientras nos aislemos, seguiremos sin entendernos y sin organizarnos. Es por eso que en Nosotrxs creemos que hay otra forma de hacer política. Una que construye con el consenso sin sacrificar la diversidad; una que articula y exige de forma colectiva las causas. Una que fomenta la participación y el diálogo, no como simulación sino como heurística, para llegar por lo menos a las soluciones que en las que estamos de acuerdo. El presente nos exigirá bastante. Fenómenos globales como el cambio climático y la desigualdad no tienen fronteras. De nuestra capacidad para dialogar, construir y dejar atrás al fantasma de la polarización dependerá nuestro futuro.

@NosotrxsMx