/ viernes 7 de julio de 2023

Reflexiones comunicacionales de Black Mirror 

La tecnología es como la pasta de dientes, ya se apretó el plástico, y llegó para quedarse. Es erróneo pensar que su uso afecta las relaciones humanas; como los que perciben la interacción en las redes sociodigitales desde un enfoque apocalíptico. La última temporada de Black Mirror en Netflix, nos muestra lo anterior. Esta producción relata historias de nanotecnología y tecno paranoia. A continuación, algunos apuntes comunicacionales:

Juana es horrible. Inspirado en la obra de George Orwell de 1984. Se muestra cómo la vida privada de una persona sin fama —como una ejecutiva de tecnología—, es adaptada a una serie de tv y cómo se convierte en víctima del escarnio público. El voyeurismo y la doble moral son temas que exponen a la protagonista, con sus vecinos, compañeros de trabajo, “amistades” y pareja. Nos hace reflexionar qué tan lejos estamos de que la vida de cualquier persona pueda ser usada en un reality show y ser rentable.

Lago Henry. El capítulo muestra cómo las cintas de una cámara de vídeo pueden ser las pruebas de episodios de sadismo y tortura por parte de una tercia de asesinos. Además, ejemplifica cómo un documental exitoso se puede crear a través de imágenes, que en su momento capturaron el sufrimiento de seres humanos. La historia narra la vida de una pareja de jóvenes cineastas en la búsqueda de su ópera prima; pero descubren el origen de crímenes en un pueblo escoces que vivía del turismo y de un día a otro cambió. En otras palabras, los vídeos son pruebas judiciales.

Más allá del mar. En la década de los 60´ en los Estados Unidos dos androides disfrazados de seres humanos conviven con sus familias en sus comunidades. Sin embargo, en realidad son dos astronautas que luchan por continuar una misión espacial. El destino de uno de ellos genera que se quede solo en su nave espacial y extrañe su vida como “humano”. El capítulo retrata la envidia y voracidad; que pueden trasladarse a muchas historias humanas, sin la necesidad de viajar al espacio. El deseo sexual por una mujer casada y la vida en familia, son solo el inicio de una serie de patologías que no son tan ajenas a las historias de muchos protagonistas que no son astronautas.

Día del laberinto. Uno de mis favoritos, ya que sin generalizar muestra cómo es la prensa no solo de espectáculos, sino de otras fuentes, se caracteriza por el amarillismo, pero también por la inteligencia de algunos fotógrafos para descifrar en dónde están las actrices y actores más importantes, con tan solo analizar entre líneas las mismas entrevistas de sus protagonistas. Cuenta la historia de una paparazzi que busca material para venderlo a revistas; sin medir el riesgo de lo que puede ocasionar la difusión de esas imágenes; que puede llegar a suicidios. Al momento de intentar retirarse de esas actividades, los problemas económicos la orillan a continuar con ese círculo vicioso, cuyos desenlaces no siempre tienen finales felices.

Demonio ’79. Mi favorito, ya que retrata el lado oscuro que cada uno tenemos, y que ocultamos con muchísimas máscaras. Los demonios o ángeles con los que interactuamos en el refugio de la introspección. Una de muchas conclusiones es que la tecnología muestra un lado sobrenatural; e incluso actualmente el boom de la Inteligencia Artificial nos hace pensar que sus productos son editados por otros demonios o seres sobrenaturales; que nos pueden llevar —sin exagerar— al exterminio, sino dimensionamos sus efectos.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político@gersonmecalco

La tecnología es como la pasta de dientes, ya se apretó el plástico, y llegó para quedarse. Es erróneo pensar que su uso afecta las relaciones humanas; como los que perciben la interacción en las redes sociodigitales desde un enfoque apocalíptico. La última temporada de Black Mirror en Netflix, nos muestra lo anterior. Esta producción relata historias de nanotecnología y tecno paranoia. A continuación, algunos apuntes comunicacionales:

Juana es horrible. Inspirado en la obra de George Orwell de 1984. Se muestra cómo la vida privada de una persona sin fama —como una ejecutiva de tecnología—, es adaptada a una serie de tv y cómo se convierte en víctima del escarnio público. El voyeurismo y la doble moral son temas que exponen a la protagonista, con sus vecinos, compañeros de trabajo, “amistades” y pareja. Nos hace reflexionar qué tan lejos estamos de que la vida de cualquier persona pueda ser usada en un reality show y ser rentable.

Lago Henry. El capítulo muestra cómo las cintas de una cámara de vídeo pueden ser las pruebas de episodios de sadismo y tortura por parte de una tercia de asesinos. Además, ejemplifica cómo un documental exitoso se puede crear a través de imágenes, que en su momento capturaron el sufrimiento de seres humanos. La historia narra la vida de una pareja de jóvenes cineastas en la búsqueda de su ópera prima; pero descubren el origen de crímenes en un pueblo escoces que vivía del turismo y de un día a otro cambió. En otras palabras, los vídeos son pruebas judiciales.

Más allá del mar. En la década de los 60´ en los Estados Unidos dos androides disfrazados de seres humanos conviven con sus familias en sus comunidades. Sin embargo, en realidad son dos astronautas que luchan por continuar una misión espacial. El destino de uno de ellos genera que se quede solo en su nave espacial y extrañe su vida como “humano”. El capítulo retrata la envidia y voracidad; que pueden trasladarse a muchas historias humanas, sin la necesidad de viajar al espacio. El deseo sexual por una mujer casada y la vida en familia, son solo el inicio de una serie de patologías que no son tan ajenas a las historias de muchos protagonistas que no son astronautas.

Día del laberinto. Uno de mis favoritos, ya que sin generalizar muestra cómo es la prensa no solo de espectáculos, sino de otras fuentes, se caracteriza por el amarillismo, pero también por la inteligencia de algunos fotógrafos para descifrar en dónde están las actrices y actores más importantes, con tan solo analizar entre líneas las mismas entrevistas de sus protagonistas. Cuenta la historia de una paparazzi que busca material para venderlo a revistas; sin medir el riesgo de lo que puede ocasionar la difusión de esas imágenes; que puede llegar a suicidios. Al momento de intentar retirarse de esas actividades, los problemas económicos la orillan a continuar con ese círculo vicioso, cuyos desenlaces no siempre tienen finales felices.

Demonio ’79. Mi favorito, ya que retrata el lado oscuro que cada uno tenemos, y que ocultamos con muchísimas máscaras. Los demonios o ángeles con los que interactuamos en el refugio de la introspección. Una de muchas conclusiones es que la tecnología muestra un lado sobrenatural; e incluso actualmente el boom de la Inteligencia Artificial nos hace pensar que sus productos son editados por otros demonios o seres sobrenaturales; que nos pueden llevar —sin exagerar— al exterminio, sino dimensionamos sus efectos.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político@gersonmecalco