/ lunes 15 de octubre de 2018

Tendencias globales y transición de gobierno

Estas semanas han dado cierto protagonismo a la agenda global por varias razones. Primero, por la consecuente negociación del acuerdo comercial de América del Norte, que actualiza al TLCAN para dar paso a un instrumento comercial sin tarifas, aranceles, cuotas y otros aspectos cuantitativos de comercio, pero también entrando a las materias de mayor impacto como la propiedad intelectual, la economía digital, los servicios de telecomunicaciones y el big data, el comercio electrónico y la bioseguridad.

Este acuerdo comercial también marca la pauta de una estrategia comercial diferente, más dominada por el neoproteccionismo, el neonacionalismo y el neopopulismo. Otro aspecto que prevalece en la conversación global se refiere a la volatilidad financiera y monetaria que pone como protagonista a la FED y su tendencia a aumentar las tasas de interés en un contexto de crecimiento económico, inversión y cambio tecnológico. Se reaviva la discusión de la laxitud monetaria para acelerar y mejorar la calidad del crecimiento económico. El debate de inflación versus crecimiento se aviva cuando se dimensionan los costos financieros de las deudas soberanas de los estados, la volatilidad financiera y mayor incertidumbre.

Los mercados de valores y las bolsas del planeta se vieron también comprometidas por las expectativas y el retiro de utilidades, lo mismo cayó la bolsa en Estados Unidos que en México y Canadá, pero también en Europa y Asia. Parte de esta desconfianza es la expresión de las políticas proteccionistas y la guerra comercial que Estados Unidos activó con China.

Las expectativas de crecimiento económico han bajado y se perfila un serio cuestionamiento al Fondo Monetario Internacional por su poca incidencia en la problemática que genera incertidumbre global y volatilidad en los tipos de cambio de la mayoría de las monedas del planeta con influencia económica y financiera.

Otro fenómeno que afecta la matriz energética y las finanzas públicas en el caso de México, es el aumento del precio del petróleo que afecta en cadena los precios del sector, en especial el de los combustibles que se importan con impacto inflacionario real.

Los nubarrones en la economía global persisten y en la próxima reunión del G20 se dimensionará con más detalle los estragos que hace a las expectativas, los mercados y la confianza de los inversionistas la guerra comercial emprendida por Estados Unidos.

En estos días, también se dio lugar una reflexión sobre las políticas para la micro, pequeña y mediana empresa, organizada por la CEPAL en Argentina, en la cual se reconoce el poco interés en el diseño y evaluación de estos instrumentos de política pública para combatir la desigualdad, provocar el cambio tecnológico y redistribuir mejor los factores de la producción en el territorio mediante enfoques regionales. Por supuesto, en este escenario ya se habla -sin ningún pudor- sobre Política Industrial y es más, se sostiene que por falta de ella América Latina está estancada con pobres niveles de crecimiento, ahorro e inversión.

Lo que realmente marcan estas tendencias es la poca credibilidad y la elevada incertidumbre política que ensombrece las perspectivas del comercio mundial, la cooperación para el desarrollo, la atención coordinada del fenómeno migratorio y el cambio climático, del cual se informó también en estos días que el calentamiento global ya rebasa el 1%. El estudio detalla los efectos que tendría un incremento de temperaturas del 1.5 y los compara con los de una subida de dos grados. Anteriormente se pensaba que al mantener el calentamiento por debajo de dos grados este siglo se podrían manejar sus efectos en el planeta, ir más allá de los 1.5 grados es poner en riesgo la viabilidad del planeta.

El largo periodo de liquidez y bajo costo financiero ha estimulado el endeudamiento mundial y los desequilibrios financieros que ya se cobran en las bolsas de valores de todo el mundo. Las crecientes tensiones geopolíticas fomentan políticas aislacionistas de tipo unilateral que, sumado a los elevados endeudamientos de las naciones, podría retrasar el repunte de la inversión y la productividad a escala mundial.

A nivel internacional, la transición de gobierno en México se visualiza como un paso de madurez y confianza en el país, pero también cierto escepticismo hacia los probables virajes de política pública en materia de inversiones como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y los contratos derivados de la reforma energética. Ante la magnitud de los nubarrones y el poco conocimiento de sus efectos, la transición de gobierno tendrá que abundar en los detalles para estar en posición de establecer las medidas necesarias para contener sus efectos en la economía y no pagar los platos rotos de la “herencia maldita” de la “bancarrota del gobierno” y un contexto global desfavorable.

Estas semanas han dado cierto protagonismo a la agenda global por varias razones. Primero, por la consecuente negociación del acuerdo comercial de América del Norte, que actualiza al TLCAN para dar paso a un instrumento comercial sin tarifas, aranceles, cuotas y otros aspectos cuantitativos de comercio, pero también entrando a las materias de mayor impacto como la propiedad intelectual, la economía digital, los servicios de telecomunicaciones y el big data, el comercio electrónico y la bioseguridad.

Este acuerdo comercial también marca la pauta de una estrategia comercial diferente, más dominada por el neoproteccionismo, el neonacionalismo y el neopopulismo. Otro aspecto que prevalece en la conversación global se refiere a la volatilidad financiera y monetaria que pone como protagonista a la FED y su tendencia a aumentar las tasas de interés en un contexto de crecimiento económico, inversión y cambio tecnológico. Se reaviva la discusión de la laxitud monetaria para acelerar y mejorar la calidad del crecimiento económico. El debate de inflación versus crecimiento se aviva cuando se dimensionan los costos financieros de las deudas soberanas de los estados, la volatilidad financiera y mayor incertidumbre.

Los mercados de valores y las bolsas del planeta se vieron también comprometidas por las expectativas y el retiro de utilidades, lo mismo cayó la bolsa en Estados Unidos que en México y Canadá, pero también en Europa y Asia. Parte de esta desconfianza es la expresión de las políticas proteccionistas y la guerra comercial que Estados Unidos activó con China.

Las expectativas de crecimiento económico han bajado y se perfila un serio cuestionamiento al Fondo Monetario Internacional por su poca incidencia en la problemática que genera incertidumbre global y volatilidad en los tipos de cambio de la mayoría de las monedas del planeta con influencia económica y financiera.

Otro fenómeno que afecta la matriz energética y las finanzas públicas en el caso de México, es el aumento del precio del petróleo que afecta en cadena los precios del sector, en especial el de los combustibles que se importan con impacto inflacionario real.

Los nubarrones en la economía global persisten y en la próxima reunión del G20 se dimensionará con más detalle los estragos que hace a las expectativas, los mercados y la confianza de los inversionistas la guerra comercial emprendida por Estados Unidos.

En estos días, también se dio lugar una reflexión sobre las políticas para la micro, pequeña y mediana empresa, organizada por la CEPAL en Argentina, en la cual se reconoce el poco interés en el diseño y evaluación de estos instrumentos de política pública para combatir la desigualdad, provocar el cambio tecnológico y redistribuir mejor los factores de la producción en el territorio mediante enfoques regionales. Por supuesto, en este escenario ya se habla -sin ningún pudor- sobre Política Industrial y es más, se sostiene que por falta de ella América Latina está estancada con pobres niveles de crecimiento, ahorro e inversión.

Lo que realmente marcan estas tendencias es la poca credibilidad y la elevada incertidumbre política que ensombrece las perspectivas del comercio mundial, la cooperación para el desarrollo, la atención coordinada del fenómeno migratorio y el cambio climático, del cual se informó también en estos días que el calentamiento global ya rebasa el 1%. El estudio detalla los efectos que tendría un incremento de temperaturas del 1.5 y los compara con los de una subida de dos grados. Anteriormente se pensaba que al mantener el calentamiento por debajo de dos grados este siglo se podrían manejar sus efectos en el planeta, ir más allá de los 1.5 grados es poner en riesgo la viabilidad del planeta.

El largo periodo de liquidez y bajo costo financiero ha estimulado el endeudamiento mundial y los desequilibrios financieros que ya se cobran en las bolsas de valores de todo el mundo. Las crecientes tensiones geopolíticas fomentan políticas aislacionistas de tipo unilateral que, sumado a los elevados endeudamientos de las naciones, podría retrasar el repunte de la inversión y la productividad a escala mundial.

A nivel internacional, la transición de gobierno en México se visualiza como un paso de madurez y confianza en el país, pero también cierto escepticismo hacia los probables virajes de política pública en materia de inversiones como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y los contratos derivados de la reforma energética. Ante la magnitud de los nubarrones y el poco conocimiento de sus efectos, la transición de gobierno tendrá que abundar en los detalles para estar en posición de establecer las medidas necesarias para contener sus efectos en la economía y no pagar los platos rotos de la “herencia maldita” de la “bancarrota del gobierno” y un contexto global desfavorable.