/ lunes 2 de julio de 2018

Un día después de la elección y lo que viene

Un día después del proceso electoral más complejo y competido de la historia de México, vemos un país fortalecido por la participación ciudadana, el amplio debate de las ideas y de la oferta política a disposición de los electores, no sin acentuar sus notas oscuras con las campañas de descalificación y del miedo.

Las redes sociales que han tomado un papel central en la comunicación y reconfiguración de perfiles mediante experimentos sociales usando noticias falsas y replicadores automáticos con millones de perfiles falsos.

No se trata de la verdad a medias, sino de información falsa, con enfoque hacia la desinformación de amplios segmentos de la población, cuya percepción de la realidad es inmediata, marcada por la comunicación digital y su absorbente papel en la vida cotidiana.

Fábricas de contenidos con sistemas de replicación automáticos, miles de periódicos en la Web que generan y replican noticias falsas, trending topics simulados, construidos desde los laboratorios digitales para configurar opiniones con sesgos determinados, afianzar valores o generar odios promotores de la violencia.

La elección al final nos demostró la capacidad con la que la ciudadanía puede responder a un compromiso, tanto en la emergencia social frente a los sismos de septiembre pasado, como en esta jornada ejemplar con millones de participantes y coadyuvantes.

El periodo de reflexión nos permitió tomar una pausa de los mensajes de campaña para valorar el voto, su importancia social y cívica. La campaña “voto libre” del INE logró aglutinar una serie de mensajes orientadores del voto con suficiente motivación e información para que la gente de todas las edades, origen étnico y estrato socioeconómico saliera a votar con confianza.

Las agencias de información, los centros de análisis económico e instituciones que inciden en la gobernanza económica del país, ratificaron la estabilidad económica del país, las fortalezas de sus fundamentales económicos, incluso ante la volatilidad de los mercados. Coincidieron en señalar que no hay temor al cambio en los mercados, que México seguiría creciendo independientemente del resultado de la elección.

México y su democracia se enfrentan a retos más complejos que los procesos electorales, los cuales se dominan en demasía. El reto del día después implica la continuidad del proceso hasta la declaratoria de presidente electo el 5 de septiembre. Sin duda, otro espacio más para el debate, la controversia, las sanciones y la judicialización, ciertamente los escenarios son múltiples.

Los protocolos de la transición de gobierno se aplicarán al grado de que cuentan con su propia partida presupuestal en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2018. El análisis del cierre de la administración actual y su proceso de entrega recepción se sincroniza con la elaboración de los libros blancos y el sexto informe de gobierno que se suman a las carpetas de asuntos estratégicos transexenales de alto perfil para la transición imediata.

Las instituciones del país están preparadas para la transición y el relevo de gobiernos, debido a más de 20 años de alternancia y la experiencia de gobierno de los vencedores.

Para la sociedad civil comienza un periodo de interlocución más allá del proceso electoral y las plataformas partidarias. Se trata de posicionar agendas ciudadanas en el radar de prioridades del equipo de transición para asegurar su despliegue en el plan de trabajo de la nueva administración.

La comunicación política deberá retornar a las “buenas maneras”, con un enfoque asertivo para lograr la inclusión y el desarrollo sostenible, con competitividad industrial. La globalización polarizaste que se erige en el concierto internacional nos obliga a la unidad y al compromiso.

La solidez de las instituciones y nuestra capacidad dialogante, abrirá nuevos entendimientos y formas de articular el desarrollo con mayor compromiso regional, nuevos esquemas de financiamiento, una mejora regulatoria integral y mayor esfuerzo PYME.

Sin duda, el día después nos deja con un nuevo horizonte y una agenda intensiva, sin un minuto que perder, para alinear los diagnósticos y posicionar los grandes temas sociales para consumar una transición de gobierno efectiva, sólida, transparente y constructiva que nos permita enfrentar con éxito los grandes retos nacionales y cerrar las enormes brechas sociales en nuestro país.


Un día después del proceso electoral más complejo y competido de la historia de México, vemos un país fortalecido por la participación ciudadana, el amplio debate de las ideas y de la oferta política a disposición de los electores, no sin acentuar sus notas oscuras con las campañas de descalificación y del miedo.

Las redes sociales que han tomado un papel central en la comunicación y reconfiguración de perfiles mediante experimentos sociales usando noticias falsas y replicadores automáticos con millones de perfiles falsos.

No se trata de la verdad a medias, sino de información falsa, con enfoque hacia la desinformación de amplios segmentos de la población, cuya percepción de la realidad es inmediata, marcada por la comunicación digital y su absorbente papel en la vida cotidiana.

Fábricas de contenidos con sistemas de replicación automáticos, miles de periódicos en la Web que generan y replican noticias falsas, trending topics simulados, construidos desde los laboratorios digitales para configurar opiniones con sesgos determinados, afianzar valores o generar odios promotores de la violencia.

La elección al final nos demostró la capacidad con la que la ciudadanía puede responder a un compromiso, tanto en la emergencia social frente a los sismos de septiembre pasado, como en esta jornada ejemplar con millones de participantes y coadyuvantes.

El periodo de reflexión nos permitió tomar una pausa de los mensajes de campaña para valorar el voto, su importancia social y cívica. La campaña “voto libre” del INE logró aglutinar una serie de mensajes orientadores del voto con suficiente motivación e información para que la gente de todas las edades, origen étnico y estrato socioeconómico saliera a votar con confianza.

Las agencias de información, los centros de análisis económico e instituciones que inciden en la gobernanza económica del país, ratificaron la estabilidad económica del país, las fortalezas de sus fundamentales económicos, incluso ante la volatilidad de los mercados. Coincidieron en señalar que no hay temor al cambio en los mercados, que México seguiría creciendo independientemente del resultado de la elección.

México y su democracia se enfrentan a retos más complejos que los procesos electorales, los cuales se dominan en demasía. El reto del día después implica la continuidad del proceso hasta la declaratoria de presidente electo el 5 de septiembre. Sin duda, otro espacio más para el debate, la controversia, las sanciones y la judicialización, ciertamente los escenarios son múltiples.

Los protocolos de la transición de gobierno se aplicarán al grado de que cuentan con su propia partida presupuestal en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2018. El análisis del cierre de la administración actual y su proceso de entrega recepción se sincroniza con la elaboración de los libros blancos y el sexto informe de gobierno que se suman a las carpetas de asuntos estratégicos transexenales de alto perfil para la transición imediata.

Las instituciones del país están preparadas para la transición y el relevo de gobiernos, debido a más de 20 años de alternancia y la experiencia de gobierno de los vencedores.

Para la sociedad civil comienza un periodo de interlocución más allá del proceso electoral y las plataformas partidarias. Se trata de posicionar agendas ciudadanas en el radar de prioridades del equipo de transición para asegurar su despliegue en el plan de trabajo de la nueva administración.

La comunicación política deberá retornar a las “buenas maneras”, con un enfoque asertivo para lograr la inclusión y el desarrollo sostenible, con competitividad industrial. La globalización polarizaste que se erige en el concierto internacional nos obliga a la unidad y al compromiso.

La solidez de las instituciones y nuestra capacidad dialogante, abrirá nuevos entendimientos y formas de articular el desarrollo con mayor compromiso regional, nuevos esquemas de financiamiento, una mejora regulatoria integral y mayor esfuerzo PYME.

Sin duda, el día después nos deja con un nuevo horizonte y una agenda intensiva, sin un minuto que perder, para alinear los diagnósticos y posicionar los grandes temas sociales para consumar una transición de gobierno efectiva, sólida, transparente y constructiva que nos permita enfrentar con éxito los grandes retos nacionales y cerrar las enormes brechas sociales en nuestro país.