/ lunes 15 de julio de 2019

Vulnerabilidad externa de la economía mexicana en la 4T

La economía mexicana se encuentra estresada por diversas razones, entre las que destacan, el ambiente financiero internacional que muestra incertidumbre y fragilidad por la sobreexposición de bancos importantes con deudas soberanas de gobiernos altamente endeudados como Francia, Italia, Grecia y Turquía, por poner algunos ejemplos que dan vértigo ante sus posibles efectos.

Otra de las razones que estresan la economía mexicana, que tienen que ver con factores externos, es el bajo crecimiento de las economías nacionales y un contexto global de crecimiento superior al 3 por ciento anual y que mina las expectativas de inversión y refuerza el apetito especulativo de los mercados.

La guerra comercial emprendida por EEUU también es un fuerte factor de incertidumbre que se enfrenta un rechazo generalizado de la comunidad internacional y efectos económicos devastadores en ciertas ramas industriales, altamente expuestas a la globalización y que fomenta el retorno de capitales e inversiones a ese país. Este fenómeno afectó a los sectores del acero, el aluminio y algunos productos agropecuarios en México.

El efecto del cambio climático es otro factor que afecta el entono global, dado los reiterados desastres sobre infraestructuras, viviendas y mercados con pérdidas multimillonarias y escasas probabilidades de enfrentar sus efectos, con una adaptación estratégica al cambio climático que permita la descarbonización de la economía, el fomento a la economía circular y a reorientar los patrones de producción y consumo para disminuir los efectos de la contaminación y la degradación ambiental de nuestro estilo de desarrollo.

La disminución de la tasa de interés de la FED que anunció para su próxima revisión, ya movió las monedas y mercados financieros de todo el planeta. Como factor externo, esta situación limita el margen de maniobra del Banco de México para seguir la estrategia de la reserva federal y aún se ve lejos, que las altas tasas de interés en México bajen para reactivar la inversión productiva y la generación de empleos.

A nivel regional, América del Norte como región, ha establecido un nuevo marco comercial, con innovaciones significativas en materia de propiedad industrial, comercio electrónico, fomento PYME, prevención y combate a la corrupción entre otras actualizaciones que ponen en perspectiva un nuevo impacto exterior en la economía mexicana, en particular, porque su proceso de ratificación es incierto y esto afecta las calificaciones de la deuda mexicana que siguen a la baja.

El precio del petróleo y la disponibilidad de energía abundante, barata y limpia es otro factor que afecta a la economía mexicana desde el exterior, dado que afecta los procesos de exploración y producción de Pemex, los ingresos petroleros y consecuentemente, al presupuesto de la nación que aún se encuentra petrolizado por un lado, y por otro lado, la extraordinaria dependencia de petróleo y gas natural que México tiene frente a EEUU.

La relocalización industrial y el cambio en el modelo de producción, han afectado en positivo a México, dado que su industria ha logrado desarrollar clusters y sistemas regionales donde se alberga la industria manufacturera de exportación. En este proceso globalizador de la división internacional del trabajo, México se fortalece y ha logrado ser el principal socio comercial de EEUU y desarrollar plataformas de exportación de bienes de consumo durable en las ramas automotriz, aeroespacial, electrodomésticos y electrónica.

Esta situación también resulta en una vulnerabilidad externa, dada la evolución de la manufactura, el despliegue de la industria 4.0 y el riesgo de un desfase de este proceso por falta de capital humano, destrezas tecnológicas y consolidación de las inversiones frente a la guerra comercial de EEUU, que amenaza con aranceles y nuevas reglas de origen del T-MEC que pueden afectar el modelo de negocio y los planes globales de la industria manufacturera de exportación, retrasando inversiones y revalorando proyectos de inversión, a pesar de que siguen aumentando las exportaciones a nuestro principal socio comercial, que sigue empecinado en reducir su déficit comercial con nuestro país y que pone en jaque nuestro modelo de industrialización dependiente de ese país.

Por último, este factor de dependencia con un sólo mercado es una de las principales vulnerabilidades de la economía mexicana, la cual presenta estancamiento económico un crecimiento diferenciado por sectores, ramas y regiones, una contracción severa del sector industrial y diferentes expectativas respecto al nuevo régimen y sus políticas públicas que mantienen la inversión fija bruta a la baja, como resultado de bajas expectativas, pérdida de confianza, así como especulación respecto a la ratificación del T-MEC y sus efectos.

La economía mexicana se encuentra estresada por diversas razones, entre las que destacan, el ambiente financiero internacional que muestra incertidumbre y fragilidad por la sobreexposición de bancos importantes con deudas soberanas de gobiernos altamente endeudados como Francia, Italia, Grecia y Turquía, por poner algunos ejemplos que dan vértigo ante sus posibles efectos.

Otra de las razones que estresan la economía mexicana, que tienen que ver con factores externos, es el bajo crecimiento de las economías nacionales y un contexto global de crecimiento superior al 3 por ciento anual y que mina las expectativas de inversión y refuerza el apetito especulativo de los mercados.

La guerra comercial emprendida por EEUU también es un fuerte factor de incertidumbre que se enfrenta un rechazo generalizado de la comunidad internacional y efectos económicos devastadores en ciertas ramas industriales, altamente expuestas a la globalización y que fomenta el retorno de capitales e inversiones a ese país. Este fenómeno afectó a los sectores del acero, el aluminio y algunos productos agropecuarios en México.

El efecto del cambio climático es otro factor que afecta el entono global, dado los reiterados desastres sobre infraestructuras, viviendas y mercados con pérdidas multimillonarias y escasas probabilidades de enfrentar sus efectos, con una adaptación estratégica al cambio climático que permita la descarbonización de la economía, el fomento a la economía circular y a reorientar los patrones de producción y consumo para disminuir los efectos de la contaminación y la degradación ambiental de nuestro estilo de desarrollo.

La disminución de la tasa de interés de la FED que anunció para su próxima revisión, ya movió las monedas y mercados financieros de todo el planeta. Como factor externo, esta situación limita el margen de maniobra del Banco de México para seguir la estrategia de la reserva federal y aún se ve lejos, que las altas tasas de interés en México bajen para reactivar la inversión productiva y la generación de empleos.

A nivel regional, América del Norte como región, ha establecido un nuevo marco comercial, con innovaciones significativas en materia de propiedad industrial, comercio electrónico, fomento PYME, prevención y combate a la corrupción entre otras actualizaciones que ponen en perspectiva un nuevo impacto exterior en la economía mexicana, en particular, porque su proceso de ratificación es incierto y esto afecta las calificaciones de la deuda mexicana que siguen a la baja.

El precio del petróleo y la disponibilidad de energía abundante, barata y limpia es otro factor que afecta a la economía mexicana desde el exterior, dado que afecta los procesos de exploración y producción de Pemex, los ingresos petroleros y consecuentemente, al presupuesto de la nación que aún se encuentra petrolizado por un lado, y por otro lado, la extraordinaria dependencia de petróleo y gas natural que México tiene frente a EEUU.

La relocalización industrial y el cambio en el modelo de producción, han afectado en positivo a México, dado que su industria ha logrado desarrollar clusters y sistemas regionales donde se alberga la industria manufacturera de exportación. En este proceso globalizador de la división internacional del trabajo, México se fortalece y ha logrado ser el principal socio comercial de EEUU y desarrollar plataformas de exportación de bienes de consumo durable en las ramas automotriz, aeroespacial, electrodomésticos y electrónica.

Esta situación también resulta en una vulnerabilidad externa, dada la evolución de la manufactura, el despliegue de la industria 4.0 y el riesgo de un desfase de este proceso por falta de capital humano, destrezas tecnológicas y consolidación de las inversiones frente a la guerra comercial de EEUU, que amenaza con aranceles y nuevas reglas de origen del T-MEC que pueden afectar el modelo de negocio y los planes globales de la industria manufacturera de exportación, retrasando inversiones y revalorando proyectos de inversión, a pesar de que siguen aumentando las exportaciones a nuestro principal socio comercial, que sigue empecinado en reducir su déficit comercial con nuestro país y que pone en jaque nuestro modelo de industrialización dependiente de ese país.

Por último, este factor de dependencia con un sólo mercado es una de las principales vulnerabilidades de la economía mexicana, la cual presenta estancamiento económico un crecimiento diferenciado por sectores, ramas y regiones, una contracción severa del sector industrial y diferentes expectativas respecto al nuevo régimen y sus políticas públicas que mantienen la inversión fija bruta a la baja, como resultado de bajas expectativas, pérdida de confianza, así como especulación respecto a la ratificación del T-MEC y sus efectos.