/ miércoles 25 de enero de 2023

Lo que el cambio climático se llevaría

Algunos alimentos, creaciones de alto valor histórico y hasta países pequeños podrían desaparecer dentro de varias décadas a consecuencia de este fenómeno

El cambio climático es el mayor problema medioambiental al que nos enfrentamos los seres humanos desde la década de los noventa del siglo pasado, de acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional de Comahue.

En tan solo un siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de gases efecto invernadero (GEI) en la atmósfera han incrementado de manera nunca antes vista en los últimos tres millones de años de la Tierra, según apunta la Organización de las Naciones Unidas.


Uno de los impactos de los que más se habla en la actualidad es el derretimiento de masas de hielo en los polos, lo que además resulta en la pérdida de ecosistemas de algunas especies.

Otro de los ecosistemas más afectados son los bosques, según señala el informe publicado por la UNESCO “Bosques del Patrimonio Mundial” publicado en octubre de 2021, y que señala que más del 60 por ciento de los bosques del patrimonio mundial están amenazados.

La pérdida acelerada de dichos ecosistemas es más grave de lo que parece, ya que estos funcionan como sumideros de carbono, lo que los vuelve unos aliados en contra de las emisiones de gases efecto invernadero, por lo que al desaparecer, la cantidad de GEI en la atmósfera aumentaría de manera acelerada.

“Hoy en día estamos apostando por el estudio y análisis de las emisiones de gases efecto invernadero para así tener una mayor noción de cuántas toneladas genera cada ciudadano y de esta manera poder actuar con datos concretos en la mano”, explica a El Sol de México Marcela Abdalá, Jefa del Gabinete de San Carlos Bariloche.

El cambio climático también propicia fenómenos meteorológicos más intensos como sequías e incendios, así como un desbalance ambiental. Y a su vez provoca el aumento del nivel del mar, lo que produce inundaciones y amenazas a las zonas costeras.

“Esta problemática tiene diversas afectaciones, por ejemplo, comienza a haber un desbalance en las temperaturas habituales, puede haber presencia de tormentas intensas en temporadas en las que ni siquiera debería llover e incluso se llegan a tener deslaves, lo que causa desbalances en la región”, explica Abdalá.

Sin embargo, este problema no sólo responde a consecuencias ambientales, también afecta de manera directa las rutinas sociales y las economías de diferentes países.

De acuerdo con un informe publicado por la consultora británica Aon, el costo del cambio climático en términos económicos es de 329 mil millones de dólares, aunado a más de 14 mil millones más por pérdidas directas.

¿Qué podemos perder?

Durante la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), realizada en Egipto en noviembre de 2022, el ex ministro de antigüedades del país, Zahi Hawass, advirtió que si la emergencia climática se sigue ignorando las pirámides de Giza podrían desaparecer en menos de 100 años.

Esta fue la primera vez que una figura especializada en arqueología realizó declaraciones relativas al cambio climático y su relación con estructuras históricas.

Según el mismo Hawass, el riesgo que corren las pirámides radica en la exposición a un clima cambiante y cada vez más extremo.

Pero ese no es el único monumento que podría desaparecer. También zonas con alto valor cultural e histórico por las pinturas de más de cinco mil años que contienen, como el Valle de Los Reyes y la Necrópolis de Giza, que podrían desaparecer por las mismas causas.

Otro de los riesgos del que no se habla mucho es la posible desaparición o modificación geográfica de algunos países.

Entre la lista de países vulnerables se encuentran naciones como Tuvalu, Samoa, Nauru, Islas Maldivas, Kiribati, Islas Marshall, por mencionar algunos.

Pexels

Estos forman parte de los llamados Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, SIDS (por sus siglas en inglés), que por sus características geográficas serán los primeros en sufrir las consecuencias más graves del cambio climático, las cuales podrían conllevar su desaparición.

Los 52 territorios enlistados por el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de las Naciones Unidas, comparten en su mayoría economías frágiles, lo que desemboca en falta de infraestructuras nuevas y acciones de prevención y adaptación eficientes en contra del cambio climático.

De hecho algunos de ellos ya están viviendo desbalances catastróficos en su territorio, como en el caso de Tonga, un país de Oceanía que en enero de 2022 sufrió una erupción volcánica y un tsunami de manera simultánea.

“Es de vital importancia que cada región lleve a cabo acciones de adaptación. Porque si bien esto no va a hacer que las ciudades no resientan los efectos del cambio climático, los impactos que tengan se van a aminorar”, añadió Marcela Abdalá.

Otro de los aspectos que podrían parecer ajenos al cambio climático es la seguridad alimentaria, que podría verse afectada hasta el punto en que algunos de ellos podrían desaparecer.


Y desaparecerían algunos alimentos

Este tema fue abordado en el informe “Climate Change: 2021: The Physical Science Basis”, en el que los científicos detallan que el desbalance ecológico que se vive en el planeta podría provocar la desaparición de alimentos como el café, chocolate, arroz, plátanos, aguacates, entre otros.

En el caso del café, su producción depende enteramente de la polinización de las abejas, especie que ha perdido el 25 por ciento de su población desde la década de los 90, según señala un estudio publicado por la Universidad Nacional de Comahue.

Esta especie es considerada la polinizadora del mundo, por lo que su paulatina desaparición a causa de los cambios bruscos en la temperatura del planeta podría desembocar en la desaparición de este y otros alimentos.

¿Qué hacemos?

Hoy en día se están sumando esfuerzos de algunos gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil que buscan mitigar los efectos de este fenómeno.

“Nosotros formamos parte del Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía, en el que participan más de 800 ciudades y en el que se suman esfuerzos globales para combatir el cambio climático y otros problemas medioambientales”, cuenta Marcela Abdalá.

El Pacto cuenta con más de 10 mil alcaldes y autoridades locales comprometidas en 135 países.

Por otro lado, durante la COP 27 se presentó la Agenda de Avances, un plan de 12 meses en el que participan países como India, Australia, Kenia y algunos miembros de la Unión Europea para impulsar tecnologías que ayudarían a mitigar el problema.

El plan abarca 25 áreas en las que los participantes pretenden acelerar la transición a energías limpias.

Otras de las áreas a trabajar en la Agenda son el transporte, la agricultura y la producción de materiales como el acero.

Sin embargo, el mayor interés por combatir el cambio climático es de los jóvenes, quienes han puesto manos a la obra con diferentes proyectos y protestas.

Un ejemplo de ello es Greta Thunberg, la joven sueca de 20 años que incentivó a otros jóvenes a pedir justicia climática por primera vez en 2018 (cuando tenía 16), después de que la nación fuera azotada por una ola de calor e incendios forestales.

Greta inició sus protestas de manera individual al sentarse frente al Parlamento de Suecia con carteles que pedían atención a la problemática todos los días en el horario escolar.

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Después, más jóvenes de su escuela se sumaron a la causa y hoy en día es una de las activistas jóvenes líderes del mundo.

“Los jóvenes y niños tienen una mirada muy distinta del medio ambiente a la de otras generaciones. Ellos y ellas son quienes más nos han enseñado a cuidar el patrimonio natural que tenemos y debemos de guiarnos de ellos”, destacó Marcela Abdalá.




TE RECOMENDAMOS EL PODCAST ⬇️

Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

El cambio climático es el mayor problema medioambiental al que nos enfrentamos los seres humanos desde la década de los noventa del siglo pasado, de acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional de Comahue.

En tan solo un siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de gases efecto invernadero (GEI) en la atmósfera han incrementado de manera nunca antes vista en los últimos tres millones de años de la Tierra, según apunta la Organización de las Naciones Unidas.


Uno de los impactos de los que más se habla en la actualidad es el derretimiento de masas de hielo en los polos, lo que además resulta en la pérdida de ecosistemas de algunas especies.

Otro de los ecosistemas más afectados son los bosques, según señala el informe publicado por la UNESCO “Bosques del Patrimonio Mundial” publicado en octubre de 2021, y que señala que más del 60 por ciento de los bosques del patrimonio mundial están amenazados.

La pérdida acelerada de dichos ecosistemas es más grave de lo que parece, ya que estos funcionan como sumideros de carbono, lo que los vuelve unos aliados en contra de las emisiones de gases efecto invernadero, por lo que al desaparecer, la cantidad de GEI en la atmósfera aumentaría de manera acelerada.

“Hoy en día estamos apostando por el estudio y análisis de las emisiones de gases efecto invernadero para así tener una mayor noción de cuántas toneladas genera cada ciudadano y de esta manera poder actuar con datos concretos en la mano”, explica a El Sol de México Marcela Abdalá, Jefa del Gabinete de San Carlos Bariloche.

El cambio climático también propicia fenómenos meteorológicos más intensos como sequías e incendios, así como un desbalance ambiental. Y a su vez provoca el aumento del nivel del mar, lo que produce inundaciones y amenazas a las zonas costeras.

“Esta problemática tiene diversas afectaciones, por ejemplo, comienza a haber un desbalance en las temperaturas habituales, puede haber presencia de tormentas intensas en temporadas en las que ni siquiera debería llover e incluso se llegan a tener deslaves, lo que causa desbalances en la región”, explica Abdalá.

Sin embargo, este problema no sólo responde a consecuencias ambientales, también afecta de manera directa las rutinas sociales y las economías de diferentes países.

De acuerdo con un informe publicado por la consultora británica Aon, el costo del cambio climático en términos económicos es de 329 mil millones de dólares, aunado a más de 14 mil millones más por pérdidas directas.

¿Qué podemos perder?

Durante la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), realizada en Egipto en noviembre de 2022, el ex ministro de antigüedades del país, Zahi Hawass, advirtió que si la emergencia climática se sigue ignorando las pirámides de Giza podrían desaparecer en menos de 100 años.

Esta fue la primera vez que una figura especializada en arqueología realizó declaraciones relativas al cambio climático y su relación con estructuras históricas.

Según el mismo Hawass, el riesgo que corren las pirámides radica en la exposición a un clima cambiante y cada vez más extremo.

Pero ese no es el único monumento que podría desaparecer. También zonas con alto valor cultural e histórico por las pinturas de más de cinco mil años que contienen, como el Valle de Los Reyes y la Necrópolis de Giza, que podrían desaparecer por las mismas causas.

Otro de los riesgos del que no se habla mucho es la posible desaparición o modificación geográfica de algunos países.

Entre la lista de países vulnerables se encuentran naciones como Tuvalu, Samoa, Nauru, Islas Maldivas, Kiribati, Islas Marshall, por mencionar algunos.

Pexels

Estos forman parte de los llamados Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, SIDS (por sus siglas en inglés), que por sus características geográficas serán los primeros en sufrir las consecuencias más graves del cambio climático, las cuales podrían conllevar su desaparición.

Los 52 territorios enlistados por el Departamento de Economía y Asuntos Sociales de las Naciones Unidas, comparten en su mayoría economías frágiles, lo que desemboca en falta de infraestructuras nuevas y acciones de prevención y adaptación eficientes en contra del cambio climático.

De hecho algunos de ellos ya están viviendo desbalances catastróficos en su territorio, como en el caso de Tonga, un país de Oceanía que en enero de 2022 sufrió una erupción volcánica y un tsunami de manera simultánea.

“Es de vital importancia que cada región lleve a cabo acciones de adaptación. Porque si bien esto no va a hacer que las ciudades no resientan los efectos del cambio climático, los impactos que tengan se van a aminorar”, añadió Marcela Abdalá.

Otro de los aspectos que podrían parecer ajenos al cambio climático es la seguridad alimentaria, que podría verse afectada hasta el punto en que algunos de ellos podrían desaparecer.


Y desaparecerían algunos alimentos

Este tema fue abordado en el informe “Climate Change: 2021: The Physical Science Basis”, en el que los científicos detallan que el desbalance ecológico que se vive en el planeta podría provocar la desaparición de alimentos como el café, chocolate, arroz, plátanos, aguacates, entre otros.

En el caso del café, su producción depende enteramente de la polinización de las abejas, especie que ha perdido el 25 por ciento de su población desde la década de los 90, según señala un estudio publicado por la Universidad Nacional de Comahue.

Esta especie es considerada la polinizadora del mundo, por lo que su paulatina desaparición a causa de los cambios bruscos en la temperatura del planeta podría desembocar en la desaparición de este y otros alimentos.

¿Qué hacemos?

Hoy en día se están sumando esfuerzos de algunos gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil que buscan mitigar los efectos de este fenómeno.

“Nosotros formamos parte del Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía, en el que participan más de 800 ciudades y en el que se suman esfuerzos globales para combatir el cambio climático y otros problemas medioambientales”, cuenta Marcela Abdalá.

El Pacto cuenta con más de 10 mil alcaldes y autoridades locales comprometidas en 135 países.

Por otro lado, durante la COP 27 se presentó la Agenda de Avances, un plan de 12 meses en el que participan países como India, Australia, Kenia y algunos miembros de la Unión Europea para impulsar tecnologías que ayudarían a mitigar el problema.

El plan abarca 25 áreas en las que los participantes pretenden acelerar la transición a energías limpias.

Otras de las áreas a trabajar en la Agenda son el transporte, la agricultura y la producción de materiales como el acero.

Sin embargo, el mayor interés por combatir el cambio climático es de los jóvenes, quienes han puesto manos a la obra con diferentes proyectos y protestas.

Un ejemplo de ello es Greta Thunberg, la joven sueca de 20 años que incentivó a otros jóvenes a pedir justicia climática por primera vez en 2018 (cuando tenía 16), después de que la nación fuera azotada por una ola de calor e incendios forestales.

Greta inició sus protestas de manera individual al sentarse frente al Parlamento de Suecia con carteles que pedían atención a la problemática todos los días en el horario escolar.

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Después, más jóvenes de su escuela se sumaron a la causa y hoy en día es una de las activistas jóvenes líderes del mundo.

“Los jóvenes y niños tienen una mirada muy distinta del medio ambiente a la de otras generaciones. Ellos y ellas son quienes más nos han enseñado a cuidar el patrimonio natural que tenemos y debemos de guiarnos de ellos”, destacó Marcela Abdalá.




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