Las micotoxinas son un peligro invisible para la salud, pueden ocasionar retraso en el crecimiento de los niños, disminución o supresión de las defensas del organismo e incluso cáncer de hígado. Lo más peligroso es que son difíciles de detectar porque no tienen olores o sabores.
Los brotes de esta contaminación empeoran con el calentamiento global y los eventos climáticos extremos, comentó Sylvanus Odjo, especialista en post cosecha del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
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Ante esto, el experto habla de la importancia de la inocuidad alimentaria y las micotoxinas, a fin de contribuir a disminuir los riesgos de contaminación por estas sustancias que representan un serio peligro para la salud pública.
Durante el crecimiento de la planta de maíz y durante la post cosecha, las plantas y los granos pueden ser colonizados por una serie de hongos, algunos de ellos producen micotoxinas.
Existen diferentes tipos. El maíz y los granos básicos en general son susceptibles a la infección por hongos de géneros como Aspergillus, Fusarium y Penicillium, los cuales pueden producir aflatoxinas, fumonisinas, deoxinivalenol, tricotecenos y zearalenona.
Explicó que las aflatoxinas en particular son un potente tipo de micotoxina y la exposición directa a estas sustancias a través del consumo de alimentos contaminados, puede resultar nociva para la salud de los humanos y animales.
Puede ocasionar retraso de crecimiento en los niños. Inmunopresión, esto es, disminución o supresión de las defensas del organismo e incluso enfermedades como el cáncer e hígado.
En México y Centroamérica se tienen registros de poblaciones con exposición crónica a estas sustancias. Y también de brotes de contaminación de aflatoxinas en todo el mundo. Y se proyecta que esta contaminación empeorará con el calentamiento global y los eventos climáticos extremos.
De acuerdo al especialista del CIMMYT, para mitigar la proliferación de hongos y la contaminación por micotoxinas se requiere un acercamiento integral al problema que incluya la combinación de varias prácticas en los cultivos.
Se debe empezar por la selección de variedades resistentes, con buenas prácticas de cultivo, con el control biológico de los hongos productores de aflatoxinas y las buenas prácticas post cosecha y procesamiento.
“La diversificación de cultivos es una de las prácticas que permite minimizar los riesgos de desarrollo de los hongos. Las rotaciones o los cultivos intercalados también ayudan a mejorar la salud del suelo, lo que beneficia igualmente a las plantas en el siguiente ciclo y minimiza las condiciones de estrés que pueden conducir al desarrollo de hongos”, señaló el investigador.
Además, prácticas como la diversificación de cultivos también contribuyen a enriquecer la dieta de las familias productoras y a una mejora en la inocuidad de los alimentos y la nutrición en general.
En ese sentido, Sylvanus Odjo concluye que es importante que la población se sensibilice sobre la importancia de la inocuidad alimentaria y el efecto de las micotoxinas.
