La sexualidad humana desde siempre ha representado un reto enorme, tanto para la humanidad como seres deseantes, como para quienes buscan estudiarla; esto último porque en ella se involucran procesos cognitivos y sociales, más allá de la interacción puramente física. De esta amalgama entre el desarrollo psicosocial y la sexualidad surge el Madonna-whore complex.
¿Qué es el Madonna-whore complex?
Sigmund Freud fue el primero en describir este complejo, junto con el de Edipo y Electra, al tratar de explicar el comportamiento sexual de la sociedad. En este caso, se refiere a la percepción masculina sobre las conductas sexuales de las mujeres: por un lado, la mujer virginal (Madonna), y por el otro, la promiscua o sexualmente activa (whore).
A partir del planteamiento freudiano, se ha postulado que la percepción de la sexualidad femenina por los hombres está definida en gran parte por esta contraposición, establecida en su mayoría por los roles y las construcciones de género que siguen rigiendo nuestras sociedades.
En el mismo sentido, la asimilación de estos patrones sociales se da gracias a la repetición constante de estos patrones, tanto en los medios de comunicación masiva, como en campañas publicitarias de grandes compañías.
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Debido a esta visión machista de la sexualidad femenina, los hombres que presentan este complejo no pueden reconciliar su deseo sexual por ciertas mujeres con el comportamiento que tradicionalmente se les ha dicho deben tener ellas.
Si bien muchos de los análisis de Freud no han sobrevivido al escrutinio tras los años transcurridos, el Madonna-whore complex es hasta la fecha reconocido como un problema real para la sexualidad y las relaciones que mantienen los hombres con las mujeres.
El complejo puede tener consecuencias graves
No corregir estos patrones de pensamiento puede terminar en conductas indeseables por parte de los hombres. En los casos de menor gravedad, el hombre buscará la manera de obtener ambas partes de la sexualidad femenina aunque sea en mujeres distintas.
Es decir, suponiendo que mantenga una relación con una mujer que cumple con la construcción social (Madonna), buscará a otra que cumpla con el deseo reprimido de una sexualidad abiertamente activa (whore).
De acuerdo con estudios psicológicos, este complejo tiene una presencia constante en las relaciones de pareja y se hace más intenso cuando hay hijos de por medio.
Por otro lado, cuando la presión psicológica debido a la incapacidad de reconciliar su propio deseo con las normas sociales establecidas alcanza cierto nivel, los hombres que desarrollan el complejo pueden caer en comportamientos agresivos, derivando incluso en acoso y abuso sexual.
Eliminar el Madonna-whore complex es una tarea titánica, pues sus pilares se encuentran en la base de casi todas las sociedades –algunas más, algunas menos–, sin importar en qué parte del mundo se ponga el foco.
El primer paso sin duda es cuestionar las estructuras con las que hemos crecido y analizar si realmente empatan con la realidad o sólo son el resultado de procesos culturales que deberíamos dejar en el pasado.
En este sentido, desmontar los estereotipos sobre la sexualidad, tanto masculina como femenina, es una condicionante si se busca establecer relaciones más sanas.