En competencia en nueve categorías, como Mejor Película, Dirección, Guion Original, Edición y Música Original, Los espíritus de la isla, de Martin McDonagh, narra cómo Pádraic (Colin Farrell), hace hasta lo imposible por recuperar la amistad de Colm (Brendan Gleeson), quien tras años de amistad, de pronto decide ignorarlo.
“Martin (el director) me había enviado una versión de esta historia seis o siete años. Ciertamente en ese momento era muy diferente. Esta versión surgió más o menos un año antes de comenzar a rodar y estaba muy cambiada, pero ambos eran guiones extraordinarios”, afirmó Farrell.
“Los espíritus de la isla presenta un mundo extraordinariamente diferente a todo lo que viví e incluyo aquí los otros dos mundos que exploré con Martin en Siete psicópatas (2012) y Escondidos en Brujas (2008). Capta lo oscuro que puede ser el mundo a veces, y que, dentro de esa oscuridad y ese dolor, con un poquito de objetividad puedes hallar un sentido del humor. Algunos de los personajes, por supuesto, pueden ser increíblemente malvados y crueles. Algunos hechos pueden ser inaceptables. Pero nunca hay una malicia por parte del escritor en la voz de la obra”, agregó acerca de la historia, que se desarrolla entre los años 1922 y 1923.
Hace quince años, Farrell, Gleeson y McDonagh trabajaron juntos para el proyecto Escondidos en Brujas; aseguran que colaborar con este dramaturgo angloirlandés es sinónimo de calidad.
“(McDonagh) Es pícaro y tiene un corazón maravilloso. Es descarado, pero tiene un apasionamiento. Puede entusiasmarse tanto con ciertas cosas, pero al mismo tiempo es sumamente serio, persigue con tal fervor lo que quiere y sabe lo que hace falta para conseguirlo. Tiene un ojo increíblemente cinematográfico, el cual, si puedo ser enfático sin ser imperativo, creo que ahora lo siento más que en las otras dos películas que hicimos juntos. Tiene una mayor seguridad, pero no ha perdido nada de la sensibilidad que siempre tuvo”, aseguró Farrell.
Gleeson aseguró que, el hecho de que en la ficción su personaje no se lleve bien con el de Farrell no significa que, en la vida real ambos actores se tengan que ignorar. Esa es la parte de la experiencia que ambos resaltan, en la que ninguno de los dos cruza la línea entre lo personal y profesional.
“Ese proceso de cada uno es interesante y hay personas que necesitan adentrarse en ese costado oscuro y otras a las que les parece una tontería. Yo prefiero trabajar con gente que se esfuerza por entrar en la misma sintonía, desde cualquiera de sus propias perspectivas. Recuerdo decirle a Colin cuando entró: ‘¿necesitas que pongamos esa distancia?’ Durante el día es diferente, porque siempre surgen momentos”, aseguró Gleeson.
“Sí, había días en los que yo estaba apartado en un rincón, o tú (Gleeson) te apartabas. Pero todo eso estuvo bien”, agregó Farrell.
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La historia retrata las conductas de los seres humanos, profundiza en temas de lealtad y amistad, así como también en separación, soledad, muerte, dolor y violencia, todo en medio de una locura y anarquía en la que viven los personajes que habitan la comunidad de Inisherin.
“La película está ambientada en esta isla, pero ya sea que transcurriera en una isla o en una ciudad, es típico de todos los trabajos de Martin McDonagh, establecer este grupo de personajes en donde todos tienen su propia narrativa y su propia evolución. Todos encarnan ciertos arquetipos, y son reunidos para crear un poco de caos, pero no se trata del caos por el caos mismo. No se trata de momentos o temas oscuros porque sí”, dijo Farrell.