Las banquetas del Centro Histórico parecieron encogerse para los peatones, pero se ampliaron en su uso. Ahora, son al mismo tiempo andador peatonal que restaurante, tortería y puesto de tacos que tienda de ropa o calzado, librería que local de bisutería.
Desde este martes los comercios no esenciales del primer cuadro de la ciudad tienen permitido abrir, pero únicamente con venta a pie de calle, es decir, sin que los clientes entren a los establecimientos.
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Sin embargo, el Centro Histórico tiene muchos centros a la vez y cada uno con diferentes condiciones. Si la tienda de ropa de Madero tiene posibilidad de colocar mobiliario al exterior del local para exhibir su producto, esa ventaja no la tienen, por ejemplo, en la calle de las novias, en República de Chile, donde lo reducido de las banquetas les impide mostrar los vestidos sobre la acera. “Nos afecta no poder sacar el producto, porque la gente no se da cuenta de lo que tenemos”, cuenta una dependienta.
El programa Reabrir sin arriesgar busca que los establecimientos mercantiles reanuden sus actividades económicas al aire libre, para evitar que las personas acudan a lugares cerrados y concurridos, donde incrementa la posibilidad de contagiarse de Covid-19.
Una de las condiciones para hacerlo es que la venta no obstaculice el paso de peatones, algo que en Madero, 16 de septiembre, Corregidora o Regina, lo llevan de gane, pues tienen amplias zonas peatonales.
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Sin embargo, en otras calles como Tacuba, Venustiano Carranza, Correo Mayor o República de Chile no es fácil cumplir con este requerimiento, ahí no tienen la posibilidad de colocar producto en calle y con ello disminuye su posibilidad de venta. “Aquí no podemos colocar muebles, los clientes no pueden entrar y eso nos afecta mucho en las ventas, sí sería bueno poder sacar el producto”, dice otra dependienta de República de Chile. La banqueta como una poderosa aliada para la reapertura de negocios.
Las marcas de Inditex, el emporio textil del empresario español Amancio Ortega, prefirieron no abrir. Zara, Bershka, Pull and Bear, todas en el corredor de Madero, lucieron con sus cortinas abajo.
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“No nos han dicho nada sobre si vamos a atender en la calle, quizá es cosa de prestigio”, refiere entre broma y enserio un dependiente que labora en la sucursal de Zara ubicada en la esquina de Madero e Isabel la Católica. Levi’s, Old Navy y American Eagle tampoco abrieron.
La reapertura a pie de calle exhibió también la otra cara de la moneda: los establecimientos que cerraron definitivamente. En las calles de 5 de Mayo, Madero y 16 de septiembre se observaron locales con las cortinas echadas abajo, con mantas de “se renta” o “se traspasa local”. Incluso las tiendas de calzado TAF lucieron tapiadas con tablones de madera, lo mismo que un restaurante que atendía en la esquina de 5 de mayo y Monte de Piedad.
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Un dependiente de la librería Gandhi de Madero se muestra optimista ante la reapertura, pero no se guarda algunas dudas. “Esto sirve para que podamos regresar a trabajar, pero no es lo mismo. En nuestro caso, los clientes son de entrar a ver los libros, sí hay quien viene por títulos en específico, pero eran más los que entraban a ver y salían con algún libro. Así como estamos eso no ocurre”, dice y mientras hace visera con la mano para cubrirse del sol se pregunta: “¿y qué va a pasar cuando regresen las lluvias?”.
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