Por David Piñón Balderrama/Enviado
CIUDAD JUÁREZ.- “Ni delincuentes ni ilegales, somostrabajadores internacionales. Fuck Trump y su pinche muro”, dicela leyenda escrita con letras blancas sobre el fierro oxidado de lanueva valla hecha con postes de metal, con la que ha comenzado asustituirse la malla metálica que separa la frontera de Méxicocon Estados Unidos.
Al pie de la sierra de Juárez, a la altura de Anapra del ladomexicano y de Sunland Park del lado texano, decenas detrabajadores, principalmente latinos que tararean canciones de JoanSebastian mientras laboran, instalan el nuevo muro mientrasderriban la malla instalada en la década de los 80, hecha añicostanto por la obra que se ejecuta como por los intentos deinmigrantes ilegales que la violaban al menor descuido de losagentes fronterizos.
Aunque el muro prometido por el presidente de Estados Unidos,Donald Trump, apenas está en la etapa de pre licitación, en estelugar en las afueras de Juárez se trabaja en la instalación deuna valla de más de 6 metros de alto, más una cimentación deconcreto de más de dos metros, para hacer más impenetrable lafrontera.
Los trabajadores, empleados por un contratista norteamericano,laboran del lado estadounidense y tienen prohibido hablar conquienes, del lado mexicano, les hacen preguntas sobre lo querealizan, por lo que callan, se voltean y dejar de hacer pormomentos sus tareas cuando se les interrumpe con preguntas.Mientras trabajan silban, cantan y tararean tonadas de músicaranchera mexicana, pues son, en su mayoría, de origen mexicano, loque se suma a las contradicciones que observan quienes se detienena ver la obra y las pintas realizadas en días recientes poractivistas pro migrantes.
“Alto a la venta del país. Gobierno, recuerda, el pueblo estu patrón”, dice otra de las leyendas marcadas en los pesadospostes de fierro clavados en el concreto y coronados con unasplacas metálicas igual de oxidadas, que hacen el muro más alto eimposible de escalar para casi cualquier persona.